El último "presidente de facto" de la República Argentina, durante la última Dictadura Militar (1976-1983), Reynaldo Bignone, ha sido condenado a 25 años de reclusión en una cárcel común -estaba "disfrutando" de un arresto domiciliario- por cometer crímenes de lesa humanidad, colaborar en la desaparición de cerca de 30.000 personas, y el secuestro de más de 500 bebés de mujeres torturadas y asesinadas durante su estado de gestación.

El Tribunal Federal nº1 de San Martín condenó también a 25 años de reclusión a los generales Santiago Omar Riveros y Fernando Verplaetsen; los oficiales Carlos Tepedino, Jorge García y Eugenio Guañabens también han sido enviados a prisión con penas de entre 17 y 20 años.

Bignone, de 82 años, que pocos meses antes del acceso al poder de Raúl Alfonsín firmó una ley de autoamnistía, y permitió la destruccción de documentos clave para localizar a las decenas de miles de desaparecidos/as, reconoció que la cifra de los/as mismos/as podría alcanzar los 8.000, y que en el caso de robos de bebés, la cifra no llega a la cincuentena (en los últimos meses, las Abuelas de Plaza de Mayo han encontrado a dos nietos/as de desaparecidos/as, con lo que la cifra de "encontrados" supera, con mucho, el centenar en los últimos 32 años.

Un delicuente tratado como tal, a la cárcel, que es donde debe estar. No pasa nada por mirar al pasado con el ánimo de hacer justicia. Hé ahí un ejemplo.

Fuente: Clarín.