Respuesta: Ataque de un oso a una persona en un zoo

Yo no es por ofender a nadie, ¿pero por qué me poneis esos videos en un foro?

Yo no lo he llegado a verlo porque soy muy sensible para esas cosas, pero ya por lo que describis panico dais y no veo bien hacer esos videos públicos como si nada

Respuesta: Ataque de un oso a una persona en un zoo


yo tampoco lo he visto. y ni ganas. no creo que se deba poner este tipo de videos en un foro

Respuesta: Ataque de un oso a una persona en un zoo

va chaval lo estoy leyendo y me estan dando escalofrios dios.

Respuesta: Ataque de un oso a una persona en un zoo

Yo lo ví ayer después de cenar y casi lo echo todo.

Lo que más me sorprende del vídeo es que el tipo siga vivo,ya que movía el pecho al respirar.

Y el médico es de categoría porque yo no me atrevería a tocarle la cara a ese pobre chaval ni por todo el oro del mundo.

Respuesta: Ataque de un oso a una persona en un zoo

Cada uno que lo que quiera...

Respuesta: Ataque de un oso a una persona en un zoo

El gran cazador Celacantus Pef, fué contratado por los vecinos de un pueblecito de Alaska para que acabara con un terrible oso que estaba asolando la comarca.
Después de dos días de busqueda por los montes, Celacantus dió con el oso. Y con la rapidez que le caracterizaba le disparó los dos tiros de su escopeta.
Pero el oso haciendo gala de una agilidad y destreza sorprendentes esquivó los dos tiros, se fué directo a por Celacantus y lo sodomizó.
Humillado y ultrajado, Celacantus bajó al pueblo. Entró en la armeria y compró un rifle de repetición. Y presto volvió a la montaña, buscando venganza.
Pronto dió con el oso y pronto volvió a disparar. Cinco tiros esta vez. Pero en un fantástico escorzo, digno del mejor de los saltimbanquis, el oso esquivó los cinco tiros. Y relamiéndose, se dirigió de nuevo hacia el atónito Celacantus.
Y si, lo volvió a sodomizar.
Celacantus juraba en arameo proclamando venganza. Y sangre osuna.
Esta vez el avezado cazador encargó una ametralladora capaz de disparar 600 balas por minuto. ¡¡ Esta vez no se le escaparía !!.
Aún no recuperado de sus heridas fisicas y mentales. Con los ojos desorbitados y la espuma saliéndosele por la boca, se dirigió de nuevo al monte.
No tardó en encontrar al terrible oso. Y sin darle tiempo a respirar, le soltó un cargador entero al sorprendido animal.
Pero de nada sirvió. El oso saltaba, se encogía, ahora a la derecha, ahora a la izquierda, ahora tras un árbol, ahora tras una roca. De nada sirvió, ante la mirada atónita de Celacantus, el oso había esquivado las 600 balas.
Relamiéndose de nuevo, el oso agarró al sorprendido Celacantus, lo puso en la postura adecuada y le susurro al odio al tiempo que empezaba con el, ya conocido por Celacantus, vaivén de sus caderas:
"me parece a mi que tú no vienes a cazarme. ¡¡¡ golosón !!!".