Recibió el 80% de su rostro
El primer trasplante de cara y mandíbula superior, un éxito un año después
La cirugía le dio una nueva oportunidad y un nuevo rostro a Connie Culp, una mujer de 46 años que, tras recibir un disparo de bala por parte de su marido y pasar por otras 23 intervenciones quirúrgicas, sufría severas deformaciones. Ya hace un año del primer trasplante de cara realizado en Estados Unidos
Connie Culp empezó una nueva vida hace un año, desde que recibió un trasplante de casi toda la cara y la mandíbula superior. Esta mujer fue la primera paciente en Estados Unidos, y la cuarta en todo el mundo, en someterse a una operación que le ha devuelto la sonrisa al rostro, tras recibir un disparo de bala por parte de su marido en 2004 que le provocó severas deformaciones.
Pasado este tiempo, el tejido donado parece haberse integrado con éxito, según un artículo de investigadores de la Clínica Cleveland, en la ciudad homónima del estado de Ohio, que han publicado en la revista 'Archives of Facial Plastic Surgery'. Los expertos aseguran que Culp no ha experimentado rechazo y ha recuperado algunas habilidades que incluyen los sentidos del gusto y el olfato.
En la Clínica Cleveland se realizaron tres trasplantes faciales previos a este procedimiento. La diferencia es que en el caso de esta mujer ya había pasado por otros 23 procedimientos de reconstrucción. Debido al gran daño derivado de las cicatrices tras las operaciones y la desaparición de los vasos sanguíneos, la cirugía se hacía si cabe más compleja. Por todo ello, necesitó las intervenciones quirúrgicas más complicadas que se hayan realizado nunca.
Por ello, la paciente de 46 años pasó por un completo estudio vascular antes de recibir un 80% de su rostro, además de varias estructuras óseas. Así, los especialistas le practicaron una angiograma tomográfico del cuello de la paciente para determinar qué arterias estaban intactas y cuáles dañadas y no podrían utilizarse para administrar sangre al tejido donado. Estas características vasculares y otras anatómicas de Culp, como que carecía de estructura nasal y mandíbula superior, guiaron a los médicos a la hora de eliminar el tejido facial del donante.
Inicialmente, no estaba claro si todo el tejido donado, incluyendo la mandíbula superior, podría recibir aporte sanguíneo sólo a través de las arterias faciales, ya que este método no se había realizado antes. Sin embargo, las intersecciones microscópicas de vasos sanguíneos en la mandíbula dificultaron a los cirujanos su disección y conexión.
Los autores informan que debido a la hemorragia del tejido donado durante la cirugía, confiaban en que el suministro sanguíneo procedente del sistema arterial facial fuera más que suficiente. Los cirujanos realizaron un procedimiento adicional para eliminar el exceso de tejido glandular avanzado en el año 2009, después de que la paciente recuperara el funcionamiento de los nervios faciales.
Según señalan los autores del artículo, el éxito del caso plantea la posibilidad de futuros trasplantes con áreas de tejido de gran tamaño como en este caso, incluso aplicándose a todo el sistema de los vasos sanguíneos faciales en solitario.
Los especialistas añaden que a diferencia de otros trasplantes realizados hasta la fecha, esta paciente había pasado por múltiples reconstrucciones anteriores fallidas y su sistema vascular se encontraba gravemente dañado o ausente. Esto, continúan los autores, plantea la importancia del papel potencial de los trasplantes faciales como un procedimiento de restauración en casos en los que otras operaciones no son viables o darían peor resultado.
Esta mujer fue la primera paciente en Estados Unidos, y la cuarta en todo el mundo, en someterse a una operación que le ha devuelto la sonrisa al rostro, tras recibir un disparo de bala por parte de su marido en 2004 que le provocó severas deformaciones.
Los cirujanos realizaron un procedimiento adicional para eliminar el exceso de tejido glandular avanzado en el año 2009, después de que la paciente recuperara el funcionamiento de los nervios faciales.
El éxito del procedimiento plantea la posibilidad de futuros trasplantes con áreas de tejido de gran tamaño como en este caso, incluso aplicándose a todo el sistema de los vasos sanguíneos faciales en solitario
El primer trasplante de cara y mandíbula superior, un éxito un año después
La cirugía le dio una nueva oportunidad y un nuevo rostro a Connie Culp, una mujer de 46 años que, tras recibir un disparo de bala por parte de su marido y pasar por otras 23 intervenciones quirúrgicas, sufría severas deformaciones. Ya hace un año del primer trasplante de cara realizado en Estados Unidos
Connie Culp empezó una nueva vida hace un año, desde que recibió un trasplante de casi toda la cara y la mandíbula superior. Esta mujer fue la primera paciente en Estados Unidos, y la cuarta en todo el mundo, en someterse a una operación que le ha devuelto la sonrisa al rostro, tras recibir un disparo de bala por parte de su marido en 2004 que le provocó severas deformaciones.
Pasado este tiempo, el tejido donado parece haberse integrado con éxito, según un artículo de investigadores de la Clínica Cleveland, en la ciudad homónima del estado de Ohio, que han publicado en la revista 'Archives of Facial Plastic Surgery'. Los expertos aseguran que Culp no ha experimentado rechazo y ha recuperado algunas habilidades que incluyen los sentidos del gusto y el olfato.
En la Clínica Cleveland se realizaron tres trasplantes faciales previos a este procedimiento. La diferencia es que en el caso de esta mujer ya había pasado por otros 23 procedimientos de reconstrucción. Debido al gran daño derivado de las cicatrices tras las operaciones y la desaparición de los vasos sanguíneos, la cirugía se hacía si cabe más compleja. Por todo ello, necesitó las intervenciones quirúrgicas más complicadas que se hayan realizado nunca.
Por ello, la paciente de 46 años pasó por un completo estudio vascular antes de recibir un 80% de su rostro, además de varias estructuras óseas. Así, los especialistas le practicaron una angiograma tomográfico del cuello de la paciente para determinar qué arterias estaban intactas y cuáles dañadas y no podrían utilizarse para administrar sangre al tejido donado. Estas características vasculares y otras anatómicas de Culp, como que carecía de estructura nasal y mandíbula superior, guiaron a los médicos a la hora de eliminar el tejido facial del donante.
Inicialmente, no estaba claro si todo el tejido donado, incluyendo la mandíbula superior, podría recibir aporte sanguíneo sólo a través de las arterias faciales, ya que este método no se había realizado antes. Sin embargo, las intersecciones microscópicas de vasos sanguíneos en la mandíbula dificultaron a los cirujanos su disección y conexión.
Los autores informan que debido a la hemorragia del tejido donado durante la cirugía, confiaban en que el suministro sanguíneo procedente del sistema arterial facial fuera más que suficiente. Los cirujanos realizaron un procedimiento adicional para eliminar el exceso de tejido glandular avanzado en el año 2009, después de que la paciente recuperara el funcionamiento de los nervios faciales.
Según señalan los autores del artículo, el éxito del caso plantea la posibilidad de futuros trasplantes con áreas de tejido de gran tamaño como en este caso, incluso aplicándose a todo el sistema de los vasos sanguíneos faciales en solitario.
Los especialistas añaden que a diferencia de otros trasplantes realizados hasta la fecha, esta paciente había pasado por múltiples reconstrucciones anteriores fallidas y su sistema vascular se encontraba gravemente dañado o ausente. Esto, continúan los autores, plantea la importancia del papel potencial de los trasplantes faciales como un procedimiento de restauración en casos en los que otras operaciones no son viables o darían peor resultado.
Esta mujer fue la primera paciente en Estados Unidos, y la cuarta en todo el mundo, en someterse a una operación que le ha devuelto la sonrisa al rostro, tras recibir un disparo de bala por parte de su marido en 2004 que le provocó severas deformaciones.
Los cirujanos realizaron un procedimiento adicional para eliminar el exceso de tejido glandular avanzado en el año 2009, después de que la paciente recuperara el funcionamiento de los nervios faciales.
El éxito del procedimiento plantea la posibilidad de futuros trasplantes con áreas de tejido de gran tamaño como en este caso, incluso aplicándose a todo el sistema de los vasos sanguíneos faciales en solitario
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