El tranvía de Sevilla, grandilocuentemente bautizado por su impulsor, el alcalde Sánchez Monteseirín, como Metrocentro, cumple el miércoles 28 de octubre dos años en servicio desde su inauguración. Pero lo hace sin prisa, como casi todo en esta infraestructura de transporte presentada en su día como la panacea del acceso al centro histórico y que se ha revelado mucho menos decisiva de lo que se esperaba en este tiempo.
Hace dos años, se dijo que el tranvía, cuyos trazado desde el Prado de San Sebastián hasta la Plaza Nueva tiene 1.317 metros de trazado, iba a sustituir a los trayectos que hacían más de media docena de líneas de autobuses urbanos. Esa era la defensa del Ayuntamiento para la inversión de más de 80 millones de euros que supuso esa infraestructura.
También se anunciaban prolongaciones para llevar el tranvía hacia San Bernardo o Santa Justa una vez que se había visto la imposibilidad de atravesar el centro comercial e histórico hasta la Barqueta como en un principio se argumentó.
Hace dos años de aquello, y hoy el tranvía sigue cubriendo el mismo trayecto de 1.317 metros entre el Prado de San Sebastián y la Plaza Nueva. O viceversa. Al cabo de dos años, atestado, lo que se dice atestado, no va ni en las horas punta. Lo que no significa que no lo utilice nadie. Sin embargo, su eficacia para absorber los movimientos en el centro está en entredicho.
Desde luego, quien tiene prisa no lo utiliza. Entre las alternativas de transporte que quedaron tras el cierre al tráfico rodado de la calle San Fernando y la avenida de la Constitución, las más rápida y económica es la bicicleta. Pero incluso andando (ojo, andando no corriendo) los tiempos de desplazamiento no difieren sustancialmente.
De la Plaza Nueva al Prado
ELMUNDO.es lo ha medido. Con el tranvía en la parada de la Plaza Nueva esperando el momento de inicar su recorrido, dos redactores han hecho el mismo trayecto a pie y en bicicleta. Ésta llegó la primera a su destino.
Después, hasta el Prado, llegó el tranvía. Pero éste no alcanzó al redactor que hacía el trayecto a pie hasta la Puerta de Jerez, donde por cierto existe una estación de metro por fin operativa. Y aun así, el peatón vuelve a darle alcance al tranvía mientras los pasajeros de la parada de la calle San Fernando abordan los vagones.
A la altura de la antigua Fábrica de Tabacos, menos de la cuarta parte del recorrido, el tranvía deja atrás al periodista que cubre el trayecto a pie. Y éste llega a su destino en el Prado de San Sebastián antes de que el mismo tren inice su camino de vuelta.
O sea, que el trayecto entre la Puerta de Jerez y la Plaza Nueva, es decir, el tramo que no discurre en paralelo con el metro, se realiza en el mismo tiempo en el tranvía que a pie. Y andando, además de sano, el ciudadano se ahorra 1,20 euros. Para el café.
Quizá ello explique por qué el Metrocentro cumple años sin ninguna prisa.
Hace dos años, se dijo que el tranvía, cuyos trazado desde el Prado de San Sebastián hasta la Plaza Nueva tiene 1.317 metros de trazado, iba a sustituir a los trayectos que hacían más de media docena de líneas de autobuses urbanos. Esa era la defensa del Ayuntamiento para la inversión de más de 80 millones de euros que supuso esa infraestructura.
También se anunciaban prolongaciones para llevar el tranvía hacia San Bernardo o Santa Justa una vez que se había visto la imposibilidad de atravesar el centro comercial e histórico hasta la Barqueta como en un principio se argumentó.
Hace dos años de aquello, y hoy el tranvía sigue cubriendo el mismo trayecto de 1.317 metros entre el Prado de San Sebastián y la Plaza Nueva. O viceversa. Al cabo de dos años, atestado, lo que se dice atestado, no va ni en las horas punta. Lo que no significa que no lo utilice nadie. Sin embargo, su eficacia para absorber los movimientos en el centro está en entredicho.
Desde luego, quien tiene prisa no lo utiliza. Entre las alternativas de transporte que quedaron tras el cierre al tráfico rodado de la calle San Fernando y la avenida de la Constitución, las más rápida y económica es la bicicleta. Pero incluso andando (ojo, andando no corriendo) los tiempos de desplazamiento no difieren sustancialmente.
De la Plaza Nueva al Prado
ELMUNDO.es lo ha medido. Con el tranvía en la parada de la Plaza Nueva esperando el momento de inicar su recorrido, dos redactores han hecho el mismo trayecto a pie y en bicicleta. Ésta llegó la primera a su destino.
Después, hasta el Prado, llegó el tranvía. Pero éste no alcanzó al redactor que hacía el trayecto a pie hasta la Puerta de Jerez, donde por cierto existe una estación de metro por fin operativa. Y aun así, el peatón vuelve a darle alcance al tranvía mientras los pasajeros de la parada de la calle San Fernando abordan los vagones.
A la altura de la antigua Fábrica de Tabacos, menos de la cuarta parte del recorrido, el tranvía deja atrás al periodista que cubre el trayecto a pie. Y éste llega a su destino en el Prado de San Sebastián antes de que el mismo tren inice su camino de vuelta.
O sea, que el trayecto entre la Puerta de Jerez y la Plaza Nueva, es decir, el tramo que no discurre en paralelo con el metro, se realiza en el mismo tiempo en el tranvía que a pie. Y andando, además de sano, el ciudadano se ahorra 1,20 euros. Para el café.
Quizá ello explique por qué el Metrocentro cumple años sin ninguna prisa.
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