El impacto de un asteroide deja en Júpiter una cicatriz del diámetro de la Tierra
Observen la mancha negra que aparece en la región polar de Júpiter. Es completamente distinta a las demás, y no ha sido causada por ningún fenómeno atmosférico en el planeta gigante de nuestro sistema. Se trata, muy al contrario, de la marca dejada por un asteroide o cometa. Una cicatriz que, dado el tamaño inmenso de Júpiter, parece pequeña, pero que en realidad tiene el diámetro de la Tierra. Según los astrónomos, el impacto se ha producido hace apenas unos días.
Es la primera vez, desde 1994, que se observan directamente las consecuencias de un impacto de estas características en un mundo de nuestro sistema solar. Entonces fue un cometa, el Shoemaker-Levy, y también se estrelló contra Júpiter, después de romperse en varios fragmentos debido a la enorme gravedad joviana y proporcionar un espectáculo que jamás hasta entonces había sido contemplado por el hombre. Ahora, y gracias a las observaciones de un astrónomo amateur afincado en Australia, la historia se repite, aunque esta vez, a diferencia de la anterior, no ha podido verse el momento de la colisión.
«Al principio pensé que se trataba de una mancha producida por una tormenta polar», asegura Anthony Wesley, que tomó las fotografías el pasado 19 de julio con el telescopio de 14,5 pulgadas que tiene instalado en el patio de su casa en Murrumbateman, al norte de Canberra. «Sin embargo, a medida que el planeta iba girando y y mejoraban las condiciones de visión, me di cuenta de que no era una mancha oscura, sino negra del todo y en todos los canales».
El Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA ha confirmado el descubrimiento del aficionado australiano usando el gran telescopio de Mauna Kea, en Hawai. A tenor de la huella, el impactor debió tener un tamaño considerable, y el choque con Júpiter debió de producirse hace apenas unos días. A pesar de ello, ningún observatorio ni satélite fue capaz de localizar el objeto antes de que llegara a su destino.
Imágenes del impacto en infrarrojos / Las primeras imágenes del impacto en infrarrojos muestran el brillo del material lanzado a la atmósfera por el objeto, muy cerca del polo sur de Júpiter. «Hemos sido muy afortunados por estar observando Júpiter exactamente en el momento preciso y en la cara adecuada para observar el evento», explica Glenn Orton, del JPL. Ahora, Orton y sus colegas han alertado a otros telescopios para que realicen sus propias observaciones. El paso siguiente será analizar los datos y averiguar la mayor cantidad posible de detalles. «Podría tratarse de un cometa -afirma el científico de la NASA- pero aún no estamos seguros».
Impactos como éste son muy frecuentes en los diversos planetas y lunas del sistema solar. Esperemos que las observaciones no fallen cuando uno de estos objetos se dirija directamente contra la Tierra.
Observen la mancha negra que aparece en la región polar de Júpiter. Es completamente distinta a las demás, y no ha sido causada por ningún fenómeno atmosférico en el planeta gigante de nuestro sistema. Se trata, muy al contrario, de la marca dejada por un asteroide o cometa. Una cicatriz que, dado el tamaño inmenso de Júpiter, parece pequeña, pero que en realidad tiene el diámetro de la Tierra. Según los astrónomos, el impacto se ha producido hace apenas unos días.
Es la primera vez, desde 1994, que se observan directamente las consecuencias de un impacto de estas características en un mundo de nuestro sistema solar. Entonces fue un cometa, el Shoemaker-Levy, y también se estrelló contra Júpiter, después de romperse en varios fragmentos debido a la enorme gravedad joviana y proporcionar un espectáculo que jamás hasta entonces había sido contemplado por el hombre. Ahora, y gracias a las observaciones de un astrónomo amateur afincado en Australia, la historia se repite, aunque esta vez, a diferencia de la anterior, no ha podido verse el momento de la colisión.
«Al principio pensé que se trataba de una mancha producida por una tormenta polar», asegura Anthony Wesley, que tomó las fotografías el pasado 19 de julio con el telescopio de 14,5 pulgadas que tiene instalado en el patio de su casa en Murrumbateman, al norte de Canberra. «Sin embargo, a medida que el planeta iba girando y y mejoraban las condiciones de visión, me di cuenta de que no era una mancha oscura, sino negra del todo y en todos los canales».
El Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA ha confirmado el descubrimiento del aficionado australiano usando el gran telescopio de Mauna Kea, en Hawai. A tenor de la huella, el impactor debió tener un tamaño considerable, y el choque con Júpiter debió de producirse hace apenas unos días. A pesar de ello, ningún observatorio ni satélite fue capaz de localizar el objeto antes de que llegara a su destino.
Imágenes del impacto en infrarrojos / Las primeras imágenes del impacto en infrarrojos muestran el brillo del material lanzado a la atmósfera por el objeto, muy cerca del polo sur de Júpiter. «Hemos sido muy afortunados por estar observando Júpiter exactamente en el momento preciso y en la cara adecuada para observar el evento», explica Glenn Orton, del JPL. Ahora, Orton y sus colegas han alertado a otros telescopios para que realicen sus propias observaciones. El paso siguiente será analizar los datos y averiguar la mayor cantidad posible de detalles. «Podría tratarse de un cometa -afirma el científico de la NASA- pero aún no estamos seguros».
Impactos como éste son muy frecuentes en los diversos planetas y lunas del sistema solar. Esperemos que las observaciones no fallen cuando uno de estos objetos se dirija directamente contra la Tierra.
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