Que la vida imita al arte es un topicazo. Que la Universidad imita a la televisión es, sobre todo, una novedad. Después de su última ponencia en «La Noria», Julián Muñoz repite actuación en el lugar donde se imparte (se supone) la educación superior. Existe la poesía confesional, el periodismo confesional y, por lo anunciado, también el choricismo confesional.
Es verdad que la Universidad de verano es a la Universidad de las demás estaciones lo que la SGAE a la Fundación Vicente Ferrer, pero aun así es noticia que Julián Muñoz, ex alcalde de Marbella y ex novio de la cantante Isabel Pantoja, vaya a ser ponente en unos cursos de la Universidad Rey Juan Carlos I (URJC). Al menos según consta en el programa de los X Cursos de Verano de la URJC, que se presentaron ayer y que tendrán lugar del 6 al 10 de julio en Aranjuez (Madrid).
También es cierto que, siendo el título del curso «Periodismo y corrupción política», no parece haber muchos individuos más cualificados que el profesor Muñoz, que no es sólo alguien procesado por el «caso Malaya» (por malversación de caudales públicos y por un delito continuado de cohecho, a lo que habría que añadir su imputación por un delito de blanqueo de capitales en la pieza separada que se sigue contra él, su ex mujer Maite Zaldívar e Isabel Pantoja, entre otros). No está sólo procesado por el «caso Malaya», digo. Lo importante en su cualificación cum laude es que ese procesamiento ha sido servido en directo para toda España por el periodismo del título y sus extraños compañeros de cama.
En el curso coincidirá Julián Muñoz con el juez instructor del «caso Gil», Santiago Torres. También están previstas las intervenciones del ex presidente de Cantabria, Juan Hormaechea (condenado por corrupción), y del empresario José María Ruiz-Mateos. Un profesorado de lo más completo. Ni el MIT.
Según la propia URJC, este año, «bajo la premisa de que la actualidad tiene que ser el hilo conductor de una parte importante de esta oferta formativa», se ha decidido prestar especial atención a la actual situación de crisis global que estamos viviendo. La crisis global parece incluir la crisis intelectual y de ideas.
Ni que decir tiene que la participación de Julián Muñoz en esos cursos tan ceñidos a la actualidad parece marginal, pero a la vez ha resultado ser la golosina de una presentación en la que también han sonado los nombres (como participantes) de Esperanza Aguirre, José Bono, María Dolores Cospedal o Cándido Conde-Pumpido. Nombres mucho más aburridos. El rector, Pedro González-Trevijano, ha dicho que los cursos de verano están ya asentados, son variados, «rigurosos, serios y amenos».
Lo de Julián Muñoz, ameno sí que se aventura. Desde luego, más que Bono. Y casi tanto como una película de Mariano Ozores. Como «La llamaban la madrina», con Lina Morgan de profesora en aquella peculiar escuela de mangantes. Julián Muñoz va en julio a una institución docente superior, quizá a recitar que «Los ladrones somos gente honrada», por citar a Jardiel Poncela y seguir con la guasa.
A Isabel Pantoja, el hijo, Paquirrín, se le ha metido a aprendiz de monologuista (o a lo que le echen) en «Sé lo que hicisteis», el programa de La Sexta. Y el ex novio, Cachuli, a ponente en la universidad porque saben lo que (presuntamente) hizo.
manda guebos
Es verdad que la Universidad de verano es a la Universidad de las demás estaciones lo que la SGAE a la Fundación Vicente Ferrer, pero aun así es noticia que Julián Muñoz, ex alcalde de Marbella y ex novio de la cantante Isabel Pantoja, vaya a ser ponente en unos cursos de la Universidad Rey Juan Carlos I (URJC). Al menos según consta en el programa de los X Cursos de Verano de la URJC, que se presentaron ayer y que tendrán lugar del 6 al 10 de julio en Aranjuez (Madrid).
También es cierto que, siendo el título del curso «Periodismo y corrupción política», no parece haber muchos individuos más cualificados que el profesor Muñoz, que no es sólo alguien procesado por el «caso Malaya» (por malversación de caudales públicos y por un delito continuado de cohecho, a lo que habría que añadir su imputación por un delito de blanqueo de capitales en la pieza separada que se sigue contra él, su ex mujer Maite Zaldívar e Isabel Pantoja, entre otros). No está sólo procesado por el «caso Malaya», digo. Lo importante en su cualificación cum laude es que ese procesamiento ha sido servido en directo para toda España por el periodismo del título y sus extraños compañeros de cama.
En el curso coincidirá Julián Muñoz con el juez instructor del «caso Gil», Santiago Torres. También están previstas las intervenciones del ex presidente de Cantabria, Juan Hormaechea (condenado por corrupción), y del empresario José María Ruiz-Mateos. Un profesorado de lo más completo. Ni el MIT.
Según la propia URJC, este año, «bajo la premisa de que la actualidad tiene que ser el hilo conductor de una parte importante de esta oferta formativa», se ha decidido prestar especial atención a la actual situación de crisis global que estamos viviendo. La crisis global parece incluir la crisis intelectual y de ideas.
Ni que decir tiene que la participación de Julián Muñoz en esos cursos tan ceñidos a la actualidad parece marginal, pero a la vez ha resultado ser la golosina de una presentación en la que también han sonado los nombres (como participantes) de Esperanza Aguirre, José Bono, María Dolores Cospedal o Cándido Conde-Pumpido. Nombres mucho más aburridos. El rector, Pedro González-Trevijano, ha dicho que los cursos de verano están ya asentados, son variados, «rigurosos, serios y amenos».
Lo de Julián Muñoz, ameno sí que se aventura. Desde luego, más que Bono. Y casi tanto como una película de Mariano Ozores. Como «La llamaban la madrina», con Lina Morgan de profesora en aquella peculiar escuela de mangantes. Julián Muñoz va en julio a una institución docente superior, quizá a recitar que «Los ladrones somos gente honrada», por citar a Jardiel Poncela y seguir con la guasa.
A Isabel Pantoja, el hijo, Paquirrín, se le ha metido a aprendiz de monologuista (o a lo que le echen) en «Sé lo que hicisteis», el programa de La Sexta. Y el ex novio, Cachuli, a ponente en la universidad porque saben lo que (presuntamente) hizo.
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