Son muchos los temas que se tienen que cerrar por posts de personas que hablan de política sin respeto, control y sin educación. Como ahora ya hay unas sanciones establecidas que cada palo aguante su vela. Ayer leí el mejor artículo periodístico que he leido este año. Está en el blog de Vicente Verdú. Un blog donde la gente sabe discutir. Entiendo que por mi edad, 36 años, puedo hablar de estos temas de una forma menos pasional, pero también fui joven y gracias a personas que me enseñaron a razonar he ido evolucionando.
No penseis que soy un tibio moderado, ya que a veces sigo perdiendo los papeles en defender e intentar mejorar la sociedad en la que vivimos. Hay tantas injusticias y se ven tantos principios y derechos en estado de putrefacción. Las democracias ya no funcionan como cuando fueron creadas y así lo expresa Verdú.
Espero que leais este artículo con el cariño y la atención que merecen:
Democracia o muerte.- VICENTE VERDÚ:
Se ve pugnar y pugnar a los países latinoamericanos por alcanzar la democracia representativa entre fracasos sucesivos y nace la pregunta -desde Europa o desde Estados Unidos (donde la democracia ha llegado a esta insatisfactoria calidad)- si merece continuar marcándose como meta un sistema agotado tras más de 200 años de vida y enfermedad. O dicho de otro modo: ¿puede considerarse de razón luchar por la plena instauración, en el siglo XXI, de un sistema fundado y desarrollado para las circunstancias del XIX? ¿Es cordura seguir esperando un "incremento de la calidad democrática" de unos fundamentos organizativos creados para otro tiempo y tras haber extendido su experiencia hasta el momento de funcionar peor? ¿Cuál es su actualidad?: la Justicia manipulada por el Ejecutivo, el Legislativo en manos de los grupos de presión, el Gobierno en manos de los demagogos, los intereses económicos y los oportunismos electorales? En consecuencia ¿quién puede confiar que añadiendo tiempo al tiempo este noventacentista gane nuevo vigor? Más cabal sería, de acuerdo a la magnitud de los cambios sociales y tecnológicos, económicos y políticos, orientarse hacia un orden acorde con todo ello, coherente con una ciudadanía instruida, crítica y avezada en elecciones de todo tipo, consecuente con una economía de multinacionales o con una política, en definitiva, cuya contemporaneidad repele el poder de largas legislaturas, rechaza la rigidez de las leyes, la ineficiencia de las jerarquías, la verticalidad del Gobierno y su cualidad de poder. ¿Cómo no ser consciente del peso, antes inexistente, de la interconexión social, de los instrumentos de conocimiento y posible control crítico, de las posibilidades de participación y democracia directa tal como consigue en diferentes campos y formas la comunicación en red? ¿Cómo ignorar el profundo cambio de mundo? O ¿cómo reconocer ese cambio del mundo, tan diferente al siglo XIX, y seguir suspirando en Latinoamérica -por ejemplo- por el sistema de un tiempo extinguido y sepultado ya?
[Publicado el 02/12/2008 a las 12:15)
No penseis que soy un tibio moderado, ya que a veces sigo perdiendo los papeles en defender e intentar mejorar la sociedad en la que vivimos. Hay tantas injusticias y se ven tantos principios y derechos en estado de putrefacción. Las democracias ya no funcionan como cuando fueron creadas y así lo expresa Verdú.
Espero que leais este artículo con el cariño y la atención que merecen:
Democracia o muerte.- VICENTE VERDÚ:
Se ve pugnar y pugnar a los países latinoamericanos por alcanzar la democracia representativa entre fracasos sucesivos y nace la pregunta -desde Europa o desde Estados Unidos (donde la democracia ha llegado a esta insatisfactoria calidad)- si merece continuar marcándose como meta un sistema agotado tras más de 200 años de vida y enfermedad. O dicho de otro modo: ¿puede considerarse de razón luchar por la plena instauración, en el siglo XXI, de un sistema fundado y desarrollado para las circunstancias del XIX? ¿Es cordura seguir esperando un "incremento de la calidad democrática" de unos fundamentos organizativos creados para otro tiempo y tras haber extendido su experiencia hasta el momento de funcionar peor? ¿Cuál es su actualidad?: la Justicia manipulada por el Ejecutivo, el Legislativo en manos de los grupos de presión, el Gobierno en manos de los demagogos, los intereses económicos y los oportunismos electorales? En consecuencia ¿quién puede confiar que añadiendo tiempo al tiempo este noventacentista gane nuevo vigor? Más cabal sería, de acuerdo a la magnitud de los cambios sociales y tecnológicos, económicos y políticos, orientarse hacia un orden acorde con todo ello, coherente con una ciudadanía instruida, crítica y avezada en elecciones de todo tipo, consecuente con una economía de multinacionales o con una política, en definitiva, cuya contemporaneidad repele el poder de largas legislaturas, rechaza la rigidez de las leyes, la ineficiencia de las jerarquías, la verticalidad del Gobierno y su cualidad de poder. ¿Cómo no ser consciente del peso, antes inexistente, de la interconexión social, de los instrumentos de conocimiento y posible control crítico, de las posibilidades de participación y democracia directa tal como consigue en diferentes campos y formas la comunicación en red? ¿Cómo ignorar el profundo cambio de mundo? O ¿cómo reconocer ese cambio del mundo, tan diferente al siglo XIX, y seguir suspirando en Latinoamérica -por ejemplo- por el sistema de un tiempo extinguido y sepultado ya?
[Publicado el 02/12/2008 a las 12:15)
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