Re: Post de Vigorra
Gracias a tí artista. Que grande es ser del Betis. Se me escapó la palabra Betis, sin venir mucho a cuento, la colé como con calzador, ya que tenía pensado meter que gracias a este foro me había animado a mandar un email pero no pegaba. Por si quieres saber más del autor aquí te dejo un artículo suyo. Creo que lo van a echar dentro de dos domingos.
VICENTE VERDÚ - GENTE SIMPÁTICA
No hay virtud más humanística que ser simpático. Otras de notable orden humano serán más sólidas y necesarias para asentar cabalmente la construcción social pero ser simpático es capital para mantener el edificio a flote.
Quien posee esta cualidad no sólo abre puertas para sus intereses sino que ventila las habitaciones generales del vecindario.
Todas las amenidades que ha inventado la historia, caras y baratas, sencillas y complicadas, hallan su inspiración primordial en el propósito de crear un mundo divertido y amable, campechano o cordial, que son distintivos del tipo simpático.
Por su compañía los amigos pagan mejor las consumiciones pero, encima, el simpático se incluye entre los compañeros rumbosos. Las escuelas que ayudan a ser buen mediador, a hablar en público con tino, a convencer o dialogar fecundamente con los demás, incluirán pronto una batería de profesores simpáticos cuya profesión será, a la vez, tan despreocupada y feliz como su talante.
Gracias a la relación con el sujeto simpático se mejora la opinión sobre sí y los demás, se deshacen los molestos prejuicios que nos convierten en tímidos o recelosos y se adelanta ampliamente en la confianza recíproca o en la desconfianza sobre el respeto que rigurosamente se nos debe.
No se nos debe nada y sí, en cambio, vale la pena celebrar conjuntamente un encuentro altruista del carácter. El simpático -no el gracioso- sabe no pasarse de la raya y conoce intuitivamente la manera para que los demás olviden su arquetipo limitador. Posibilitan, en todo caso, entre individuos la permeabilidad de sus lindes.
Siempre nos definimos o queremos por encima de todo a nosotros mismos pero ser simpático consiste en hacer pensar que el amor propio no se redondea sin la participación de los demás y los confines se alteran sin dificultad ni cláusulas establecidas, simplemente por la cierta broma de vivir y el campechano punto de vista.
Estos son los béticos que yo conozco, gente simpática y campechana, y no los 4 mamarrachos que rodean a Lopera. Ojalá volvamos a ser lo que fuimos, pero me temo que el daño ya está hecho y la afición anda desquiciada. De todas formas seamos optimistas.
Gracias a tí artista. Que grande es ser del Betis. Se me escapó la palabra Betis, sin venir mucho a cuento, la colé como con calzador, ya que tenía pensado meter que gracias a este foro me había animado a mandar un email pero no pegaba. Por si quieres saber más del autor aquí te dejo un artículo suyo. Creo que lo van a echar dentro de dos domingos.
VICENTE VERDÚ - GENTE SIMPÁTICA
No hay virtud más humanística que ser simpático. Otras de notable orden humano serán más sólidas y necesarias para asentar cabalmente la construcción social pero ser simpático es capital para mantener el edificio a flote.
Quien posee esta cualidad no sólo abre puertas para sus intereses sino que ventila las habitaciones generales del vecindario.
Todas las amenidades que ha inventado la historia, caras y baratas, sencillas y complicadas, hallan su inspiración primordial en el propósito de crear un mundo divertido y amable, campechano o cordial, que son distintivos del tipo simpático.
Por su compañía los amigos pagan mejor las consumiciones pero, encima, el simpático se incluye entre los compañeros rumbosos. Las escuelas que ayudan a ser buen mediador, a hablar en público con tino, a convencer o dialogar fecundamente con los demás, incluirán pronto una batería de profesores simpáticos cuya profesión será, a la vez, tan despreocupada y feliz como su talante.
Gracias a la relación con el sujeto simpático se mejora la opinión sobre sí y los demás, se deshacen los molestos prejuicios que nos convierten en tímidos o recelosos y se adelanta ampliamente en la confianza recíproca o en la desconfianza sobre el respeto que rigurosamente se nos debe.
No se nos debe nada y sí, en cambio, vale la pena celebrar conjuntamente un encuentro altruista del carácter. El simpático -no el gracioso- sabe no pasarse de la raya y conoce intuitivamente la manera para que los demás olviden su arquetipo limitador. Posibilitan, en todo caso, entre individuos la permeabilidad de sus lindes.
Siempre nos definimos o queremos por encima de todo a nosotros mismos pero ser simpático consiste en hacer pensar que el amor propio no se redondea sin la participación de los demás y los confines se alteran sin dificultad ni cláusulas establecidas, simplemente por la cierta broma de vivir y el campechano punto de vista.
Estos son los béticos que yo conozco, gente simpática y campechana, y no los 4 mamarrachos que rodean a Lopera. Ojalá volvamos a ser lo que fuimos, pero me temo que el daño ya está hecho y la afición anda desquiciada. De todas formas seamos optimistas.
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