Re: Post del CINE
Entretenida, y como dices, sin efectos ni nada; pero siempre me pasa igual con estas películas cuando nombran a la pandemia "gripe Española" cuando esta no se origina en nuestro país, es más, hay estudios donde dice que lo más probable es que proceda del estado de Kansas.
Que "jartito" me tienen con esto.
Cuando los libros de medicina explican la pandemia más mortífera que ha sufrido la humanidad, aclaran que ha sido la “mal llamada” “gripe española”. Pero, ¿por qué “mal llamada”? Las epidemias o pandemias de esta enfermedad se suelen señalar o nombrar por su procedencia, por la zona, país o ciudad donde se conocieron los primeros casos. Por ejemplo, en el siglo pasado se produjeron tres graves pandemias: la primera en 1918 por un virus A (H1N1), la referida “gripe española”; la segunda en 1957 por un virus A (H2N2) o “gripe asiática” y la tercera en 1968 por un virus A (H3N2) o “gripe de Hong Kong” [1]. Vemos, pues, que además de la caracterización del virus a través de lo que se llama subtipo, representado por los antígenos proteínicos Hemaglutinina (H) y Neuraminidasa (N), se identifica por el lugar de donde procede, por el origen de los primeros casos detectados [1,6]. Y es unánimemente aceptado por la comunidad científica internacional que la “gripe española” de 1918 no se originó en España.
¿Qué sabemos de esta pandemia en la actualidad?
En realidad, el conocimiento detallado del virus gripal que la provocó se obtuvo hace relativamente poco tiempo, cuando Tauberbenger y colaboradores pudieron determinar la secuencia genómica del virus a partir del tejido pulmonar de una victima de la enfermedad encontrado en una capa de permafrost, en un poblado esquimal de Alaska, donde el frío preservó adecuadamente el material genético todo ese tiempo [4,5]. Fue entonces cuando se supo, en contra de lo que se creía hasta entonces, que el virus de 1918 no tenía ningún gen de tipo humano, sino que era aviar, sin mezclas. Tenía, eso sí, 25 mutaciones que lo distinguían de un virus de la gripe aviar típico, y entre ellas debían estar las que le permitieron adaptarse al ser humano. Por tanto, la cepa de un virus A aviar se transformó (en su adaptación al humano) en una cepa de un nuevo subtipo de virus A que comenzó a circular con facilidad en nuestra especie: el H1N1.
Mientras que la I Guerra Mundial terminó en 1918 con nueve millones de muertos, los estragos que causó esta pandemia se estiman en 500 millones de enfermos que provocaron entre 25 y 39 millones de defunciones [7]. La magnitud de esta tragedia fue originada por tres circunstancias esenciales: la primera porque, hasta lo que se sabe, la población no estaba ni siquiera parcialmente inmunizada ante la nueva cepa y subtipo, la segunda –en parte relacionada con lo anterior- por su alta virulencia, y en tercer lugar -que no el último-, destacan las penosas condiciones socioeconómicas que provocó la 1ª Guerra Mundial: el virus de la gripe actuó sobre una población fuertemente debilitada y empobrecida [8,9].
Los primeros brotes epidémicos
Los detalles y circunstancias concretas que originaron el inicio de la pandemia son poco conocidos, pero sí hay coincidencia en afirmar que los primeros brotes ocurrieron en distintos acuartelamientos del ejército de los Estados Unidos en la primavera de 1918[1]. La propagación de la epidemia fue tal que desde los primeros casos detectados, a principios de Marzo de 1918, y hasta finales de Abril del mismo año, 24 de los 36 principales campamentos estadounidenses sufrieron graves epidemias de una gripe diferente a la común [10,11]. Posteriores investigaciones que se centraron en estos primeros brotes señalan a la base militar norteamericana de Camp Funston (Fort Riley) en Kansas, como el lugar donde se detectaron los primeros casos [10-12].
Sobre el origen de estos brotes se han barajado varias hipótesis: Una ha sido su procedencia asiática, más concretamente un brote de enfermedad pulmonar en China que se pudo difundir a través de emigrantes asiáticos que fueron a trabajar a EE.UU. y Francia [11]. Otra hipótesis estudiada fue su posible origen en una base militar británica en Francia en 1916, donde se produjo una epidemia que se denominó “bronquitis purulenta”, y que posteriormente se ha sabido que correspondía con lo que hoy se diagnosticaría como Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) [13]. Estas hipótesis han sido muy cuestionadas por la escasa continuidad de esos dudosos casos de gripe con la posterior expansión epidémica en los Estados Unidos [11]. Por el contrario, los estudios más rigurosos, realizados por investigadores estadounidenses, coinciden en afirmar que la zona de procedencia más plausible de la pandemia es el condado de Haskell en el estado de Kansas [11,12,14].
El condado de Haskell
Kansas, en pleno corazón de los Estados Unidos, comprende diferentes condados entre los que se encuentra el de Haskell, en el suroeste. De dicho condado, eminentemente rural, se decía que “el olor del estiércol significaba la civilización”. Los poco más de 1700 habitantes vivían en humildes casas con techos de **** dispersos en una extensión de más de 900 kilómetros cuadrados y cuya economía se basaba en el cultivo de cereales, y en la cría de aves de corral y de ganado porcino y vacuno. A finales de Enero de 1918, Loring Miner, el médico del condado, se enfrentó súbitamente con una epidemia de gripe, pero una gripe como nunca antes había visto, con síntomas que afectaban a pacientes jóvenes y saludables y que con más frecuencia se complicaban, especialmente con neumonía, lo que provocaba en algunos casos la muerte [12].
El periódico de la ciudad más importante, The Santa Fe Monitor, el 14 de febrero de ese año ya comunicaba, de forma coloquial, con nombres y apellidos, los enfermos, sus síntomas y los cuidados que recibían, algunos con graves complicaciones neumónicas. A finales de febrero, el periódico también notificaba cómo jóvenes soldados afectados por la enfermedad acudían a sus casas del condado, o cómo sus familias los visitaban en el campamento Funston (Kansas). El trasiego de idas y venidas de enfermos de la posible gripe entre el cuartel y las viviendas del condado Haskell parecían habituales[2] .
Expansión de la epidemia
La epidemia se propagó por el campamento Funston que contaba en promedio, en aquellas semanas, con una muchedumbre compuesta por unos 56.000 soldados. Lo que sucedió después, en plenos preparativos para el envío en barcos de tropas estadounidense al continente europeo, es fácilmente imaginable. Entre abril y noviembre de 1918 cruzaron en largas travesías por el Atlántico un millón y medio de soldados. En el mismo mes de Abril aparecen los primeros casos de gripe en la ciudad francesa de Brest, principal puerto donde llegaron las unidades militares, y la extensión por Europa coincidió con la del este de Asia por el Océano Pacífico. Poco después llegó a Sudamérica, el Pacífico Sur, la India y las costas africanas. Pero la verdadera onda epidémica, la más mortífera, fue la del otoño de 1918 que se difundió por todos los rincones de los cinco continentes [12,15,16].
¿Por qué la gripe es “española”?
Si la pandemia de “gripe española” no se originó en España sino en los Estados Unidos de América, ¿qué ocurrió para que se le pusiera este nombre? Los primeros países de Europa y más afectados por la enfermedad fueron los que participaron en la Gran Guerra, especialmente Francia y Gran Bretaña. Se reconoce que los gobiernos y la prensa de estos países implicados en la guerra silenciaron la epidemia para “no desmoralizar a las tropas”, de modo que las únicas noticias venían de la prensa española, país que no participó en la guerra y donde se informaba sin cortapisas. La “gripe española” debe su nombre, por tanto, a la censura informativa en tiempos de guerra, y no a su origen. Sin embargo, esta hipótesis señalada por distintos autores, no aclara por qué fue silenciada la epidemia inicial en Estados Unidos, si no es por el papel cada vez más hegemónico que ya tenía este país en el escenario internacional de la época. Bien es cierto que la gripe en esos primeros momentos no era una enfermedad de declaración obligatoria, y que en esa primera onda epidémica los síntomas no fueron tan graves y letales como en los meses siguientes. Aunque ya se veía que era una gripe diferente, más virulenta y con más complicaciones pulmonares. Tanto que Loriner Miner lo quiso advertir comunicando los brotes que vio en Haskel en el boletín de enfermedades infecciosas de la época, el Public Health Reports (hoy día Morbidity and Mortality Weekly Report) [12].
Pero no es menos cierto que las campañas de intoxicación y desinformación de la prensa de Estados Unidos y otras potencias para desprestigiar a países enemigos eran ya habituales y sobradamente conocidas. Un suceso que ocurrió dos décadas antes, en plena Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898), y que ejemplifica esto que decimos, es la no aclarada explosión del acorazado estadounidenses Maine, enviado a La Habana con la excusa de asegurar los intereses de los residentes estadounidenses en la isla[3] . Algunos de los documentos desclasificados por el gobierno estadounidense sobre la Operación Mangosta (proyecto para la invasión de Cuba) avalan la polémica hipótesis de que la explosión fue causada en realidad por el propio gobierno de los EE.UU. con el objeto de tener un pretexto para declarar la guerra a España [17]. La campaña mediática en aquellas semanas desde los periódicos del magnate William R. Hearst[4] convencieron a la mayoría de los estadounidenses de la culpabilidad de España [18,19]. El gobierno español negó cualquier vinculación con el hundimiento del Maine y no se plegó a su ultimátum, declarándole la guerra en caso de invasión de sus territorios, aunque, de hecho, Cuba ya estaba bloqueada por la marina estadounidense. Comenzaba así la Guerra de 1898, llamada a veces “la guerra de la prensa”.
Todos estos hechos considerados en su conjunto, la enemistad en aquellos años hacia la debilitada potencia colonial española, el ocultamiento mediático de la epidemia por EE.UU. y otros países participantes en el conflicto, y el hecho de que en la prensa española sí se informó de la evolución de esos casos de gripe que se convirtieron en grave epidemia, hizo que la pandemia de 1918 se la conociera como “gripe española”. Lo cierto es que la epidemia llegó a España, posiblemente desde Francia por ferrocarril a través de trabajadores españoles y portugueses en Mayo de 1918. En Madrid, coincidiendo con las Fiestas de San Isidro, se extendió el brote, que se mantenía con síntomas leves, siendo comunicado y satirizado rápidamente por los periódicos de la época [16,20,21].
Bibliografía:
1- Gestal Otero JJ, Takkouche B, Gestal RomanÍ S y Blasco Huelva P. Infecciones Respiratorias Agudas. Gripe. P.591-612. En: Sierra López A, Sáenz Gonzalez MC, Fernández-Crehuet J, et al (Ed.). Piédrola Gil Medicina Preventiva y Salud Pública. 11ª Edición. Barcelona: Masson; 2008.
2- Vidal Tort J y García San Miguel J. Gripe. Medicine 1998; 7(82): 3808-3812.
3- Fumarola Busquets A. Virosis respiratorias. Concepto y clasificación. Gripe. P. 735-747. En: Fumarola Busquets A, Pédrola Gil G, et.al. Medicina Preventiva y Social. Higiene y Sanidad Ambiental. 7ª Edición. Madrid: AMARO; 1983.
4- Tauberbenger et al. Initial genetic characterization of the 1918 “Spanish” influenza virus. Science 1997;275:1793-96.
5- Tauberbenger et al.Characterization of the 1918 influenza virus polymerase genes. Nature 2005;437:889-98.
6- Heymann, DL (Editor). El control de las enfermedades transmisibles. Washington: OPS; 2005.
7- Patterson KD, Pyle GF. The geography and mortality of the 1918 influenza pandemic. Bull Hist Med. 1991; 65(1):4-21.
8- Tumpey M, Basler CF, Aguilar PV, Zeng H, Solórzano A, Swayne DE, et. al. Characterization of the Reconstructed 1918 Spanishm Influenza Pandemic Virus. N England Med. 2006;354:1343-51.
9- Viciana-Fernández F, Cruz-Rojo C. Longevidad y condiciones de salud de la población de Andalucía. p. 239-271. En: Álvarez M, García-Gil C, Solano A, editoras. La Salud en Andalucía: Entre el mercado y el derecho. Sevilla; Mergablum. Edición y Comunicación S.L.;2003.
10- Warren T. Vaughan. Influenza: An Epidemiologic Study. Paperback-Jul 2008. Escrito en 1921. Smyth Press. ISBN-978-1-40867-040-8. Disponible en: Flipkart.com: Influenza; An Epidemiologic Study: Book: Warren Taylor Vaughan (9781408670408)
11- Jordan E. Epidemic influenza: survey. Chicago: American Medical Association;1927.
12- Barry JM. The site of origino f the 1918 influenza pandemic and its public health implications. Journal of Trnaslational Medicine 2004, 2:3doi:10.1186/1479-5876-2-3. En: JTM | Full text | The site of origin of the 1918 influenza pandemic and its public health implications
13- Oxford JS: The so-called Great Spanish Influenza Pandemic of 1918 may have originated in France in 1916. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci 2001, 356: 1857-1859.
14- Barry JM. The Great Influenza: the Epic Story of the Deadliest Plague in History First Edition New York: Viking 2004.
15- Rodríguez Ocaña E, Martínez Navarro F. Salud pública en España. De la Edad Media al siglo XXI. Granada: Escuela Andaluza de Salud Pública. Granada; 2008.
16- Echevarri Dávila B. La gripe española: La pandemia de 1918-1919. Madrid; Centro de Investigaciones Sociológicas, 1993.
17- Las Guerras de España en Cuba. Luís Navarro García. 1998. Ediciones Encuentros. Madrid.
18- Crónica de una guerra anunciada: a critical report about the US press in the spanish american war (1898). A.A. Fernández. En: Recovering the U.S. Hispanic literary heritage, Volumen 4. R.A. Gutiérrez, G.M. Padilla, M. Herrera-Sobek. Editores: R.A. Gutiérrez, J. Aranda, Jr., G.M. Padilla, S. Torres-Saillant, M. Herrera-Sobek. Arte Publico Press, Houston, Texas, 2002.
19- Cuba 1898: la primera guerra que se inventó la prensa. M. Leguineche. Ed. El País/Aguilar, Madrid, 1998.
20- Trilla A, Trilla G, and Daer C. The 1918 “Spanish Flu” in Spain. Clinical Infectious Diseases 2008; 47:668–73.
21- Resumen de Noticias. ABC (Madrid). 22 Mayo de 1918:24.
** Extraído del artículo original publicado en “Rebelión”:
DOS PANDEMIAS DE GRIPE, DOS NOMBRES
(O CUANDO EL NOMBRE DICE MÁS DE LO QUE PRETENDE DECIR)
http://www.rebelion.org/noticias/2009/10/92793.pdf
[1] Probable cronología de los brotes de gripe en los acuartelamientos militares de EE.UU.: Camp Funston [Fort Riley] en Kansas el 4 de marzo de 1918. Camp Sevier [Fort Jackson], en Carolina del Sur, a mediados de Marzo de 1918. Camp Oglethorpe, Georgia, el 18 de marzo de 1918 y dos semanas después en: Camp Forrest, Tennessee, y el Campamento de entrenamiento de oficiales de la reserva. Camp Sherman, Ohio, en abril de 1918.
[2] “Mrs. Eva Van Alstine is sick with pneumonia. Her little son Roy is now able to get up… Ralph Lindeman is still quite sick… Goldie Wolgehagen is working at the Beeman store during her sister Eva’s sickness… Homer Moody has been reported quite sick… Mertin, the young son of Ernest Elliot, is sick with pneumonia… Pete Hesser’s children are recovering nicely… Ralph McConnell has been quite sick this week (Santa Fe Monitor, February 14th, 1918).”
“Most everybody over the country is having la grippe or pneumonia (Santa Fe Monitor, February 21st 1918).
“Dean Nilson surprised his friends by arriving at home from Camp Funston on a five days furlough. Dean looks like soldier life agrees with him.” He soon returned to the camp. Ernest Elliot left to visit his brother at Funston as his child fell ill. On February 28, John Bottom left for Funston. “We predict John will make an ideal soldier,” said the paper (Santa Fe Monitor February 28th, 1918).
[3] El envío a Cuba del acorazado Maine, fue considerado como una maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que se mantenía firme en el rechazo de la propuesta de compra realizada por los Estados Unidos sobre Cuba y Puerto Rico.
[4] El magnate William R. Hearst, propietario entonces del periódico sensacionalista “San Francisco Examiner”. Hoy día el Grupo Hearst, es uno de los principales imperios mediáticos del mundo.
Originalmente publicado por Calavera
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Anoche ví "Contagio",me pareció buena aunque un poco lenta,la historia de un virus que amenaza a la humanidad,sin zombies,ni efectos ni nada,muy realista.
Que "jartito" me tienen con esto.
Cuando los libros de medicina explican la pandemia más mortífera que ha sufrido la humanidad, aclaran que ha sido la “mal llamada” “gripe española”. Pero, ¿por qué “mal llamada”? Las epidemias o pandemias de esta enfermedad se suelen señalar o nombrar por su procedencia, por la zona, país o ciudad donde se conocieron los primeros casos. Por ejemplo, en el siglo pasado se produjeron tres graves pandemias: la primera en 1918 por un virus A (H1N1), la referida “gripe española”; la segunda en 1957 por un virus A (H2N2) o “gripe asiática” y la tercera en 1968 por un virus A (H3N2) o “gripe de Hong Kong” [1]. Vemos, pues, que además de la caracterización del virus a través de lo que se llama subtipo, representado por los antígenos proteínicos Hemaglutinina (H) y Neuraminidasa (N), se identifica por el lugar de donde procede, por el origen de los primeros casos detectados [1,6]. Y es unánimemente aceptado por la comunidad científica internacional que la “gripe española” de 1918 no se originó en España.
¿Qué sabemos de esta pandemia en la actualidad?
En realidad, el conocimiento detallado del virus gripal que la provocó se obtuvo hace relativamente poco tiempo, cuando Tauberbenger y colaboradores pudieron determinar la secuencia genómica del virus a partir del tejido pulmonar de una victima de la enfermedad encontrado en una capa de permafrost, en un poblado esquimal de Alaska, donde el frío preservó adecuadamente el material genético todo ese tiempo [4,5]. Fue entonces cuando se supo, en contra de lo que se creía hasta entonces, que el virus de 1918 no tenía ningún gen de tipo humano, sino que era aviar, sin mezclas. Tenía, eso sí, 25 mutaciones que lo distinguían de un virus de la gripe aviar típico, y entre ellas debían estar las que le permitieron adaptarse al ser humano. Por tanto, la cepa de un virus A aviar se transformó (en su adaptación al humano) en una cepa de un nuevo subtipo de virus A que comenzó a circular con facilidad en nuestra especie: el H1N1.
Mientras que la I Guerra Mundial terminó en 1918 con nueve millones de muertos, los estragos que causó esta pandemia se estiman en 500 millones de enfermos que provocaron entre 25 y 39 millones de defunciones [7]. La magnitud de esta tragedia fue originada por tres circunstancias esenciales: la primera porque, hasta lo que se sabe, la población no estaba ni siquiera parcialmente inmunizada ante la nueva cepa y subtipo, la segunda –en parte relacionada con lo anterior- por su alta virulencia, y en tercer lugar -que no el último-, destacan las penosas condiciones socioeconómicas que provocó la 1ª Guerra Mundial: el virus de la gripe actuó sobre una población fuertemente debilitada y empobrecida [8,9].
Los primeros brotes epidémicos
Los detalles y circunstancias concretas que originaron el inicio de la pandemia son poco conocidos, pero sí hay coincidencia en afirmar que los primeros brotes ocurrieron en distintos acuartelamientos del ejército de los Estados Unidos en la primavera de 1918[1]. La propagación de la epidemia fue tal que desde los primeros casos detectados, a principios de Marzo de 1918, y hasta finales de Abril del mismo año, 24 de los 36 principales campamentos estadounidenses sufrieron graves epidemias de una gripe diferente a la común [10,11]. Posteriores investigaciones que se centraron en estos primeros brotes señalan a la base militar norteamericana de Camp Funston (Fort Riley) en Kansas, como el lugar donde se detectaron los primeros casos [10-12].
Sobre el origen de estos brotes se han barajado varias hipótesis: Una ha sido su procedencia asiática, más concretamente un brote de enfermedad pulmonar en China que se pudo difundir a través de emigrantes asiáticos que fueron a trabajar a EE.UU. y Francia [11]. Otra hipótesis estudiada fue su posible origen en una base militar británica en Francia en 1916, donde se produjo una epidemia que se denominó “bronquitis purulenta”, y que posteriormente se ha sabido que correspondía con lo que hoy se diagnosticaría como Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS) [13]. Estas hipótesis han sido muy cuestionadas por la escasa continuidad de esos dudosos casos de gripe con la posterior expansión epidémica en los Estados Unidos [11]. Por el contrario, los estudios más rigurosos, realizados por investigadores estadounidenses, coinciden en afirmar que la zona de procedencia más plausible de la pandemia es el condado de Haskell en el estado de Kansas [11,12,14].
El condado de Haskell
Kansas, en pleno corazón de los Estados Unidos, comprende diferentes condados entre los que se encuentra el de Haskell, en el suroeste. De dicho condado, eminentemente rural, se decía que “el olor del estiércol significaba la civilización”. Los poco más de 1700 habitantes vivían en humildes casas con techos de **** dispersos en una extensión de más de 900 kilómetros cuadrados y cuya economía se basaba en el cultivo de cereales, y en la cría de aves de corral y de ganado porcino y vacuno. A finales de Enero de 1918, Loring Miner, el médico del condado, se enfrentó súbitamente con una epidemia de gripe, pero una gripe como nunca antes había visto, con síntomas que afectaban a pacientes jóvenes y saludables y que con más frecuencia se complicaban, especialmente con neumonía, lo que provocaba en algunos casos la muerte [12].
El periódico de la ciudad más importante, The Santa Fe Monitor, el 14 de febrero de ese año ya comunicaba, de forma coloquial, con nombres y apellidos, los enfermos, sus síntomas y los cuidados que recibían, algunos con graves complicaciones neumónicas. A finales de febrero, el periódico también notificaba cómo jóvenes soldados afectados por la enfermedad acudían a sus casas del condado, o cómo sus familias los visitaban en el campamento Funston (Kansas). El trasiego de idas y venidas de enfermos de la posible gripe entre el cuartel y las viviendas del condado Haskell parecían habituales[2] .
Expansión de la epidemia
La epidemia se propagó por el campamento Funston que contaba en promedio, en aquellas semanas, con una muchedumbre compuesta por unos 56.000 soldados. Lo que sucedió después, en plenos preparativos para el envío en barcos de tropas estadounidense al continente europeo, es fácilmente imaginable. Entre abril y noviembre de 1918 cruzaron en largas travesías por el Atlántico un millón y medio de soldados. En el mismo mes de Abril aparecen los primeros casos de gripe en la ciudad francesa de Brest, principal puerto donde llegaron las unidades militares, y la extensión por Europa coincidió con la del este de Asia por el Océano Pacífico. Poco después llegó a Sudamérica, el Pacífico Sur, la India y las costas africanas. Pero la verdadera onda epidémica, la más mortífera, fue la del otoño de 1918 que se difundió por todos los rincones de los cinco continentes [12,15,16].
¿Por qué la gripe es “española”?
Si la pandemia de “gripe española” no se originó en España sino en los Estados Unidos de América, ¿qué ocurrió para que se le pusiera este nombre? Los primeros países de Europa y más afectados por la enfermedad fueron los que participaron en la Gran Guerra, especialmente Francia y Gran Bretaña. Se reconoce que los gobiernos y la prensa de estos países implicados en la guerra silenciaron la epidemia para “no desmoralizar a las tropas”, de modo que las únicas noticias venían de la prensa española, país que no participó en la guerra y donde se informaba sin cortapisas. La “gripe española” debe su nombre, por tanto, a la censura informativa en tiempos de guerra, y no a su origen. Sin embargo, esta hipótesis señalada por distintos autores, no aclara por qué fue silenciada la epidemia inicial en Estados Unidos, si no es por el papel cada vez más hegemónico que ya tenía este país en el escenario internacional de la época. Bien es cierto que la gripe en esos primeros momentos no era una enfermedad de declaración obligatoria, y que en esa primera onda epidémica los síntomas no fueron tan graves y letales como en los meses siguientes. Aunque ya se veía que era una gripe diferente, más virulenta y con más complicaciones pulmonares. Tanto que Loriner Miner lo quiso advertir comunicando los brotes que vio en Haskel en el boletín de enfermedades infecciosas de la época, el Public Health Reports (hoy día Morbidity and Mortality Weekly Report) [12].
Pero no es menos cierto que las campañas de intoxicación y desinformación de la prensa de Estados Unidos y otras potencias para desprestigiar a países enemigos eran ya habituales y sobradamente conocidas. Un suceso que ocurrió dos décadas antes, en plena Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898), y que ejemplifica esto que decimos, es la no aclarada explosión del acorazado estadounidenses Maine, enviado a La Habana con la excusa de asegurar los intereses de los residentes estadounidenses en la isla[3] . Algunos de los documentos desclasificados por el gobierno estadounidense sobre la Operación Mangosta (proyecto para la invasión de Cuba) avalan la polémica hipótesis de que la explosión fue causada en realidad por el propio gobierno de los EE.UU. con el objeto de tener un pretexto para declarar la guerra a España [17]. La campaña mediática en aquellas semanas desde los periódicos del magnate William R. Hearst[4] convencieron a la mayoría de los estadounidenses de la culpabilidad de España [18,19]. El gobierno español negó cualquier vinculación con el hundimiento del Maine y no se plegó a su ultimátum, declarándole la guerra en caso de invasión de sus territorios, aunque, de hecho, Cuba ya estaba bloqueada por la marina estadounidense. Comenzaba así la Guerra de 1898, llamada a veces “la guerra de la prensa”.
Todos estos hechos considerados en su conjunto, la enemistad en aquellos años hacia la debilitada potencia colonial española, el ocultamiento mediático de la epidemia por EE.UU. y otros países participantes en el conflicto, y el hecho de que en la prensa española sí se informó de la evolución de esos casos de gripe que se convirtieron en grave epidemia, hizo que la pandemia de 1918 se la conociera como “gripe española”. Lo cierto es que la epidemia llegó a España, posiblemente desde Francia por ferrocarril a través de trabajadores españoles y portugueses en Mayo de 1918. En Madrid, coincidiendo con las Fiestas de San Isidro, se extendió el brote, que se mantenía con síntomas leves, siendo comunicado y satirizado rápidamente por los periódicos de la época [16,20,21].
Bibliografía:
1- Gestal Otero JJ, Takkouche B, Gestal RomanÍ S y Blasco Huelva P. Infecciones Respiratorias Agudas. Gripe. P.591-612. En: Sierra López A, Sáenz Gonzalez MC, Fernández-Crehuet J, et al (Ed.). Piédrola Gil Medicina Preventiva y Salud Pública. 11ª Edición. Barcelona: Masson; 2008.
2- Vidal Tort J y García San Miguel J. Gripe. Medicine 1998; 7(82): 3808-3812.
3- Fumarola Busquets A. Virosis respiratorias. Concepto y clasificación. Gripe. P. 735-747. En: Fumarola Busquets A, Pédrola Gil G, et.al. Medicina Preventiva y Social. Higiene y Sanidad Ambiental. 7ª Edición. Madrid: AMARO; 1983.
4- Tauberbenger et al. Initial genetic characterization of the 1918 “Spanish” influenza virus. Science 1997;275:1793-96.
5- Tauberbenger et al.Characterization of the 1918 influenza virus polymerase genes. Nature 2005;437:889-98.
6- Heymann, DL (Editor). El control de las enfermedades transmisibles. Washington: OPS; 2005.
7- Patterson KD, Pyle GF. The geography and mortality of the 1918 influenza pandemic. Bull Hist Med. 1991; 65(1):4-21.
8- Tumpey M, Basler CF, Aguilar PV, Zeng H, Solórzano A, Swayne DE, et. al. Characterization of the Reconstructed 1918 Spanishm Influenza Pandemic Virus. N England Med. 2006;354:1343-51.
9- Viciana-Fernández F, Cruz-Rojo C. Longevidad y condiciones de salud de la población de Andalucía. p. 239-271. En: Álvarez M, García-Gil C, Solano A, editoras. La Salud en Andalucía: Entre el mercado y el derecho. Sevilla; Mergablum. Edición y Comunicación S.L.;2003.
10- Warren T. Vaughan. Influenza: An Epidemiologic Study. Paperback-Jul 2008. Escrito en 1921. Smyth Press. ISBN-978-1-40867-040-8. Disponible en: Flipkart.com: Influenza; An Epidemiologic Study: Book: Warren Taylor Vaughan (9781408670408)
11- Jordan E. Epidemic influenza: survey. Chicago: American Medical Association;1927.
12- Barry JM. The site of origino f the 1918 influenza pandemic and its public health implications. Journal of Trnaslational Medicine 2004, 2:3doi:10.1186/1479-5876-2-3. En: JTM | Full text | The site of origin of the 1918 influenza pandemic and its public health implications
13- Oxford JS: The so-called Great Spanish Influenza Pandemic of 1918 may have originated in France in 1916. Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci 2001, 356: 1857-1859.
14- Barry JM. The Great Influenza: the Epic Story of the Deadliest Plague in History First Edition New York: Viking 2004.
15- Rodríguez Ocaña E, Martínez Navarro F. Salud pública en España. De la Edad Media al siglo XXI. Granada: Escuela Andaluza de Salud Pública. Granada; 2008.
16- Echevarri Dávila B. La gripe española: La pandemia de 1918-1919. Madrid; Centro de Investigaciones Sociológicas, 1993.
17- Las Guerras de España en Cuba. Luís Navarro García. 1998. Ediciones Encuentros. Madrid.
18- Crónica de una guerra anunciada: a critical report about the US press in the spanish american war (1898). A.A. Fernández. En: Recovering the U.S. Hispanic literary heritage, Volumen 4. R.A. Gutiérrez, G.M. Padilla, M. Herrera-Sobek. Editores: R.A. Gutiérrez, J. Aranda, Jr., G.M. Padilla, S. Torres-Saillant, M. Herrera-Sobek. Arte Publico Press, Houston, Texas, 2002.
19- Cuba 1898: la primera guerra que se inventó la prensa. M. Leguineche. Ed. El País/Aguilar, Madrid, 1998.
20- Trilla A, Trilla G, and Daer C. The 1918 “Spanish Flu” in Spain. Clinical Infectious Diseases 2008; 47:668–73.
21- Resumen de Noticias. ABC (Madrid). 22 Mayo de 1918:24.
** Extraído del artículo original publicado en “Rebelión”:
DOS PANDEMIAS DE GRIPE, DOS NOMBRES
(O CUANDO EL NOMBRE DICE MÁS DE LO QUE PRETENDE DECIR)
http://www.rebelion.org/noticias/2009/10/92793.pdf
[1] Probable cronología de los brotes de gripe en los acuartelamientos militares de EE.UU.: Camp Funston [Fort Riley] en Kansas el 4 de marzo de 1918. Camp Sevier [Fort Jackson], en Carolina del Sur, a mediados de Marzo de 1918. Camp Oglethorpe, Georgia, el 18 de marzo de 1918 y dos semanas después en: Camp Forrest, Tennessee, y el Campamento de entrenamiento de oficiales de la reserva. Camp Sherman, Ohio, en abril de 1918.
[2] “Mrs. Eva Van Alstine is sick with pneumonia. Her little son Roy is now able to get up… Ralph Lindeman is still quite sick… Goldie Wolgehagen is working at the Beeman store during her sister Eva’s sickness… Homer Moody has been reported quite sick… Mertin, the young son of Ernest Elliot, is sick with pneumonia… Pete Hesser’s children are recovering nicely… Ralph McConnell has been quite sick this week (Santa Fe Monitor, February 14th, 1918).”
“Most everybody over the country is having la grippe or pneumonia (Santa Fe Monitor, February 21st 1918).
“Dean Nilson surprised his friends by arriving at home from Camp Funston on a five days furlough. Dean looks like soldier life agrees with him.” He soon returned to the camp. Ernest Elliot left to visit his brother at Funston as his child fell ill. On February 28, John Bottom left for Funston. “We predict John will make an ideal soldier,” said the paper (Santa Fe Monitor February 28th, 1918).
[3] El envío a Cuba del acorazado Maine, fue considerado como una maniobra intimidatoria y de provocación hacia España, que se mantenía firme en el rechazo de la propuesta de compra realizada por los Estados Unidos sobre Cuba y Puerto Rico.
[4] El magnate William R. Hearst, propietario entonces del periódico sensacionalista “San Francisco Examiner”. Hoy día el Grupo Hearst, es uno de los principales imperios mediáticos del mundo.
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