Cuando no todos los muertos por terrorismo duelen igual
El subdirector de 'Hora 25' contrapone la respuesta que provoca el zarpazo terrorista en Europa con la que sucede al asesinato de más de 100 estudiantes en Kenia
Escucha la firma de Pedro Blanco en 'Hora 25'
Un joven ghanés, un ciudadano africano, tuiteaba a eso de las tres de la tarde este mensaje: “El mundo entero se movilizó por Charlie Hebdo y mostró su solidaridad por las víctimas de Germanwings, las vidas en África también deberían importar”. El mensaje va acompañado de dos imágenes terribles de la masacre de ayer en la universidad de Garissa, en una de ellas, y perdonen la crudeza, se observa decenas de cuerpos, algunos amontonados, que cubren por completo el suelo de un patio de una residencia universitaria, en la otra fotografía las víctimas son menos, están en el suelo, rodeadas de sangre junto a las sillas en las que estaban asistiendo a clase.
El ataque de Al Shaabab en la universidad de Garissa dejó 147 muertos. Tan jóvenes como los universitarios de aquí, con las mismas esperanzas que los universitarios de aquí, con tanta vida por delante como la de los universitarios de aquí.
Dicen y dicen bien que el terrorismo de corte yihadista es una amenaza global, que golpea de forma terrible allá donde puede, en Siria, en Irak, en Túnez, en París, en Copenhage, en Madrid... Es una amenaza global que no produce un dolor global. Los muertos de Kenia no son nuestros muertos pese a que los terroristas sean los mismos. Nadie irá a manifestarse allí, nadie convocará una cumbre, no habrá titulares a cinco columnas.
No soy ingenuo, no pretendo construir esta reflexión con retales de una moralina barata, sé perfectamente que para eso que se llama opinión pública y para los gobiernos del primer mundo hay vidas que valen menos, que preocupan menos, que hay vidas que importan mucho menos o incluso nada. Pero quizá estos sean unos días apropiados para denunciar la hipocresía, la incoherencia y la falsedad.
Muchos de los que hoy se conmueven al paso de una imagen, muchos de los que hoy presumen de devoción, muchos de los que estos días se rasgan sus vestiduras si pueden… mañana mismo se las arrancarán al prójimo. Por desgracia todavía contemplamos la muerte en blanco y negro.
Cuanta razón.
El subdirector de 'Hora 25' contrapone la respuesta que provoca el zarpazo terrorista en Europa con la que sucede al asesinato de más de 100 estudiantes en Kenia
Escucha la firma de Pedro Blanco en 'Hora 25'
Un joven ghanés, un ciudadano africano, tuiteaba a eso de las tres de la tarde este mensaje: “El mundo entero se movilizó por Charlie Hebdo y mostró su solidaridad por las víctimas de Germanwings, las vidas en África también deberían importar”. El mensaje va acompañado de dos imágenes terribles de la masacre de ayer en la universidad de Garissa, en una de ellas, y perdonen la crudeza, se observa decenas de cuerpos, algunos amontonados, que cubren por completo el suelo de un patio de una residencia universitaria, en la otra fotografía las víctimas son menos, están en el suelo, rodeadas de sangre junto a las sillas en las que estaban asistiendo a clase.
El ataque de Al Shaabab en la universidad de Garissa dejó 147 muertos. Tan jóvenes como los universitarios de aquí, con las mismas esperanzas que los universitarios de aquí, con tanta vida por delante como la de los universitarios de aquí.
Dicen y dicen bien que el terrorismo de corte yihadista es una amenaza global, que golpea de forma terrible allá donde puede, en Siria, en Irak, en Túnez, en París, en Copenhage, en Madrid... Es una amenaza global que no produce un dolor global. Los muertos de Kenia no son nuestros muertos pese a que los terroristas sean los mismos. Nadie irá a manifestarse allí, nadie convocará una cumbre, no habrá titulares a cinco columnas.
No soy ingenuo, no pretendo construir esta reflexión con retales de una moralina barata, sé perfectamente que para eso que se llama opinión pública y para los gobiernos del primer mundo hay vidas que valen menos, que preocupan menos, que hay vidas que importan mucho menos o incluso nada. Pero quizá estos sean unos días apropiados para denunciar la hipocresía, la incoherencia y la falsedad.
Muchos de los que hoy se conmueven al paso de una imagen, muchos de los que hoy presumen de devoción, muchos de los que estos días se rasgan sus vestiduras si pueden… mañana mismo se las arrancarán al prójimo. Por desgracia todavía contemplamos la muerte en blanco y negro.
Cuanta razón.
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