Me habría gustado poner este post en el apartado del primer equipo que es donde más gente entra y participa, pero bueno como no tiene nada que ver con lo que voy a explicar pues lo pongo aquí.
Todos sabemos que hoy en día la gente cada vez se molesta menos en escribir bien (por suerte no todo el mundo), de hecho cualquiera puede cometer un error al escribir y unos lo hacen queriendo porque así es más rápido y fácil escribir y otros por despiste o desconocimiento.
¿Quién tiene la culpa de esto?. Pues no se, puede que los chats, la enseñanza, la educación, etc.
Algunos pensarán que eso de escribir bien es un rollo, que mientras a uno le entiendan (aunque sea a base de jeroglíficos) para que se va a molestar en escribir bien. Pues aquí os muestro un ejemplo de lo importante que puede llegar a ser escribir correctamente y que el más mínimo detalle puede ser crucial a la hora de comunicarse.
Este texto trata sobre el testamento que dejó un hombre antes de morir. Puede que por ignorancia o malicia, lo hizo sin signos de puntuación.
- "Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás se pagará la cuenta al sastre nunca de ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo".
El juez encargado de resolver el testamento reunió a los posibles herederos, es decir, al sobrino Juan, al hermano Luis, al sastre y a los jesuitas y les entregó una copia del confuso testamento con objeto de que le ayudaran a resolver el dilema. Al día siguiente cada heredero aportó al juez una copia del testamento con signos de puntuación.
- Juan, el sobrino:
"Dejo mis bienes a mi sobrino Juan. No a mi hermano Luis. tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
- Luis, el hermano:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¡A mi hermano Luis!. Tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
- El sastre:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¿A mi hermano Luis? tampoco, jamás. Se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
- Los jesuitas:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¿A mi hermano Luis? tampoco, jamás. ¿Se pagará la cuenta al sastre? Nunca, de ningún modo. Para los jesuitas todo. Lo dicho es mi deseo".
- El juez todavía pudo añadir otra interpretación:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¿A mi hermano Luis? tampoco. Jamás se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
Así que el señor juez, ante la imposibilidad de nombrar heredero, tomó la siguiente decisión:
"Por lo que no resultando herederos para esta herencia, yo, el juez, me incauto de ella en nombre del Estado y sin más que tratar queda terminado el asunto".
Bueno, cambia la historia bastante moviendo o quitando signos de puntuación, ¿no?. Al final el más listo el juez, jajaja.
Pues nada, ahí queda eso, a ver si concienciamos a la gente de que escribir bien es muy importante para todo y de paso dejamos de cargarnos nuestro idioma.
Todos sabemos que hoy en día la gente cada vez se molesta menos en escribir bien (por suerte no todo el mundo), de hecho cualquiera puede cometer un error al escribir y unos lo hacen queriendo porque así es más rápido y fácil escribir y otros por despiste o desconocimiento.
¿Quién tiene la culpa de esto?. Pues no se, puede que los chats, la enseñanza, la educación, etc.
Algunos pensarán que eso de escribir bien es un rollo, que mientras a uno le entiendan (aunque sea a base de jeroglíficos) para que se va a molestar en escribir bien. Pues aquí os muestro un ejemplo de lo importante que puede llegar a ser escribir correctamente y que el más mínimo detalle puede ser crucial a la hora de comunicarse.
Este texto trata sobre el testamento que dejó un hombre antes de morir. Puede que por ignorancia o malicia, lo hizo sin signos de puntuación.
- "Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás se pagará la cuenta al sastre nunca de ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo".
El juez encargado de resolver el testamento reunió a los posibles herederos, es decir, al sobrino Juan, al hermano Luis, al sastre y a los jesuitas y les entregó una copia del confuso testamento con objeto de que le ayudaran a resolver el dilema. Al día siguiente cada heredero aportó al juez una copia del testamento con signos de puntuación.
- Juan, el sobrino:
"Dejo mis bienes a mi sobrino Juan. No a mi hermano Luis. tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
- Luis, el hermano:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¡A mi hermano Luis!. Tampoco, jamás, se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
- El sastre:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¿A mi hermano Luis? tampoco, jamás. Se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
- Los jesuitas:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¿A mi hermano Luis? tampoco, jamás. ¿Se pagará la cuenta al sastre? Nunca, de ningún modo. Para los jesuitas todo. Lo dicho es mi deseo".
- El juez todavía pudo añadir otra interpretación:
"¿Dejo mis bienes a mi sobrino Juan? no. ¿A mi hermano Luis? tampoco. Jamás se pagará la cuenta al sastre. Nunca, de ningún modo, para los jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo".
Así que el señor juez, ante la imposibilidad de nombrar heredero, tomó la siguiente decisión:
"Por lo que no resultando herederos para esta herencia, yo, el juez, me incauto de ella en nombre del Estado y sin más que tratar queda terminado el asunto".
Bueno, cambia la historia bastante moviendo o quitando signos de puntuación, ¿no?. Al final el más listo el juez, jajaja.
Pues nada, ahí queda eso, a ver si concienciamos a la gente de que escribir bien es muy importante para todo y de paso dejamos de cargarnos nuestro idioma.
Originalmente publicado por Pelusa97
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