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El post de la poesia

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  • Re: El post de la poesia

    Originalmente publicado por pasajera verdiblanca Ver Mensaje
    Cuando a medianoche se escuche
    pasar una invisible comparsa
    con música maravillosa y grandes voces,
    tu suerte que declina, tus obras fracasadas
    los planes de tu vida que resultaron errados
    no llores vanamente.
    Como hombre preparado desde tiempo atrás,
    como un valiente
    di tu adiós a Alejandría, que se aleja.
    No te engañes NO DIGAS QUE FUE UN SUEÑO.
    No aceptes tan vanas esperanzas.
    Como hombre preparado desde tiempo atrás,
    como un valiente
    como corresponde a quien de tal ciudad fue digno
    acércate con paso firme a la ventana,
    y escucha con emoción -no con lamentos
    ni ruegos de débiles- como último placer,
    los sones, los maravillosos instrumentos de la
    comparsa misteriosa
    y di tu adiós a esa Alejandría
    que pierdes para siempre.

    CAVAFIS, El dios abandona a Antonio
    Nadie se puede despedir de su destino

    Comentario


    • Re: El post de la poesia

      En este caso sí: Alejandría era en sentido real su ciudad, de ella sí se podía despedir, cuando despareció, y en sentido figurado era su Arcadia particular.
      No veo yo por qué uno no se puede despedir de las ilusiones perdidas, si en el preseente ya n o las tiene. Añorar algo pasado es en cierto modo despedirse de eso. Tiene que ver con la "iuventus versus senectute", con "cualquier tiempo pasado fue mejor".
      Además, el destino existe pero tenemos libre albedrío, podemos actuar sobre él y cambiarlo.
      Léete ese libro. Se llama No digas que fue un sueño, y es de hace tiempo. Terency Moix.

      Comentario


      • Re: El post de la poesia

        Originalmente publicado por pasajera verdiblanca Ver Mensaje
        En este caso sí: Alejandría era en sentido real su ciudad, de ella sí se podía despedir, cuando despareció, y en sentido figurado era su Arcadia particular.
        No veo yo por qué uno no se puede despedir de las ilusiones perdidas, si en el preseente ya n o las tiene. Añorar algo pasado es en cierto modo despedirse de eso. Tiene que ver con la "iuventus versus senectute", con "cualquier tiempo pasado fue mejor".
        Además, el destino existe pero tenemos libre albedrío, podemos actuar sobre él y cambiarlo.
        Léete ese libro. Se llama No digas que fue un sueño, y es de hace tiempo. Terency Moix.
        Cavafis llamaba a alejandría como sinonimo del destino Leetelo bien jajaja y por supuesto que está en nuestras manos y poder actuar, pero... no hay que decirle adios, hay que decirle hola y afrontarlo. Un besazo.

        Comentario


        • Re: El post de la poesia

          Originalmente publicado por sombra siniestra Ver Mensaje
          Cavafis llamaba a alejandría como sinonimo del destino Leetelo bien jajaja y por supuesto que está en nuestras manos y poder actuar, pero... no hay que decirle adios, hay que decirle hola y afrontarlo. Un besazo.
          sí sombra siniestra, pero también estaba muy influído por el sentido griego del destino tan pesimista.
          Si no se puede actuar contra el destino, di todo está determinado de antemano...es injusto.
          El pasado, dejarlo atrás y aprender de los errores.
          Bss

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          • Re: El post de la poesia

            Dios Deseado y Deseante.
            Poema inédito de Juan Ramón Jiménez.

            Partimos de Dios
            en busca de Dios,
            sin saber qué buscamos

            El dios con minúscula,
            el dios bajo cielo,
            el cielo que es mar,
            sobre aire que es cielo,
            ¡entre aire y marcielo,
            y que es pleamar, y que es pleacielo!

            El dios deseante,
            el dios deseado,
            -¡el dios deseado y deseante!-
            me trae este Dios,
            un dios Dios tan DIOS,
            ¡un dios: DIOS DIOS DIOS!
            … que al cabo de todos los cabos,
            que al borde de todos los bordes
            un día encontramos.

            Cada vez más suelto, y más desasido;
            cada vez más libre, más ¡y más! ¡y más!
            a una libertad de puertas de Dios.
            Y entonces la puerta se abre… y ¡más libertad!

            Estoy pasando la cuerda,
            cuerda que Tú me has tendido,
            Dios mío, mi dios, ¡Dios mío!
            ¡Dios mío, no soples, Dios!

            Siento la inminencia del dios Dios,
            del Dios con mayúscula,
            -el que nos enseñaron cuando niños
            y no aprendimos-.
            ¡Dios se me cierne en apretura de aire!

            ¡Se me está viniendo Dios
            en inminencia de alma!
            ¡Se me está acercando Dios
            en inminencia de amor!
            ¡Se me está llegando Dios
            en inminencia de Dios!
            Editado por última vez por pasajera verdiblanca; https://www.betisweb.com/foro/member/23117-pasajera-verdiblanca en 18/08/11, 15:06:26.

            Comentario


            • Re: El post de la poesia

              La partida de ajedrez

              Las blancas para ti, -luego tú sales-
              y para mí las negras. Lo sabía.
              Palabra, amor, palabra que tenía
              negras las consonantes y vocales.
              Hay un poco de luna en los cristales
              y otro poco de luna en mi alegría
              volveré al juego, amor… me distraía
              y no sentí tus tiros verticales.
              Alfil que ataca, torre que se entrega.
              Caballo blanco...(¿Whisky?)¡No te digo
              que no está mi horno, amor, para el combate!
              Reina que avanza. Rey que se doblega…
              Y de pronto me miras, dudo, ¿sigo?
              recto hacia el corazón… y jaque mate.

              Carlos Murciano

              Comentario


              • Re: El post de la poesia

                Sale la estrella de Venus
                al tiempo que el sol se pone,
                y la enemiga del día
                su negro manto descoge,

                y con ella un fuerte moro
                semejante a Rodamonte
                sale de Sidonia airado,
                de Jerez la vega corre,

                por donde entra Guadalete
                al mar de España, y por donde
                Santa María del Puerto
                recibe famoso nombre.

                Desesperado camina,
                que siendo en linaje noble,
                le deja su dama ingrata
                porque se suena que es pobre;

                y aquella noche se casa
                con un moro feo y torpe
                porque es alcaide en Sevilla
                del Alcázar y la Torre.

                Quejándose tiernamente
                de un agravio tan inorme,
                y a sus palabras la vega
                con dulces ecos responde:

                «—Zaida, dice, más airada
                que el mar que las naves sorbe,
                más dura e inexorable
                que las entrañas de un monte,

                ¿cómo permites, cruel,
                después de tantos favores,
                que de prendas de mi alma
                ajena mano se adorne?

                ¿Es posible que te abraces
                a las cortezas de un roble,
                y dejes el árbol tuyo
                desnudo de fruta y flores?

                Dejas tu amado Gazul,
                dejas tres años de amores,
                y das la mano a Albenzaide,
                que aun apenas le conoces.

                Dejas a un pobre muy rico
                y un rico muy pobre escoges,
                pues las riquezas del cuerpo
                a las del alma antepones.

                Alá permita, enemiga,
                que te aborrezca y le adores,
                y que por celos suspires
                y por ausencia le llores,

                y que de noche no duermas,
                y de día no reposes,
                y en la cama le fastidies,
                y que en la mesa le enojes,

                y en las fiestas, en las zambras,
                no se vista tus colores,
                ni aun para verlas permita
                que a la ventana te asomes;

                y menosprecie en las cañas,
                para que más te alborotes,
                el almaizar que le labres
                y la manga que le bordes;

                y se ponga de su amiga
                con la cifra de su nombre,
                a quien le dé los cautivos
                cuando de la guerra torne;

                y en batalla de cristianos
                de velle muerto te asombres,
                y plegue a Alá que suceda
                cuando la mano le tomes,

                que si le has de aborrecer,
                que largos años le goces,
                que es la mayor maldición
                que pueden darte los hombres—».

                Con esto llegó a Jerez
                a la mitad de la noche;
                halló el palacio cubierto
                de luminarias y voces,

                y los moros fronterizos
                que por todas partes corren,
                con sus hachas encendidas
                y con libreas conformes.

                Delante del desposado
                en los estribos alzóse;
                arrojóle una lanzada
                de parte a parte pasóle;

                alborotóse la plaza,
                desnudó el moro un estoque,
                y por mitad de la gente
                hacia Sidonia volvióse.


                Lope Félix de Vega y Carpio

                Comentario


                • Re: El post de la poesia

                  Exatraña poesía, tendré que leerla más detenidamente. Moro semejante a rodomonte o rodamonte, significado de persona fanfarrona (con todo lo que conlleva eso) Lo dicho....

                  Comentario


                  • Re: Post de la poesía



                    Quisiera....



                    Encender tu pasión,
                    ser pájaro sin jaula,
                    ser cárcel vacía,
                    Nazareno en Montesión.

                    Primavera en tu huerto,
                    morir sin estar muerto,
                    llama en tu corazón.

                    Mesana para tu barca,
                    para tu vela, ser viento,
                    del pescador, sus abarcas,
                    de tu cuerpo....movimiento.

                    Red que no pesque nada,
                    principe en tus sueños,
                    de tus cabellos...almohada.
                    de tu mirada...ser dueño.

                    Caminante en tu camino,
                    de tu arroyo, agua clara,
                    harina de tu molino,
                    sed, que tú me saciaras.

                    Pintor que tu sonrisa pinte,
                    vino, que en tu bodega añeje,
                    de tu carro ser el eje,
                    entre tus ojos, ser puente.

                    De tu vida, ser timón,
                    pared que tu cuadro cuelgue,
                    de tú árbol ser esqueje,
                    de tu destino, estación.

                    Gota, que por tu cuerpo resbale,
                    pirata en tu abordaje,
                    ser Gulliver en sus viajes,
                    y alivio para tus males.

                    Jinete, que en tu grupa monte,
                    luz que alumbre tu horizonte,
                    carne, que con tu carne se junte,
                    naúfrago, que en tus redes cayere,
                    Romeo......que de amor muere.



                    Julio...................







                    [

                    Comentario


                    • Re: Post de la poesía

                      Corriendo van por la vega
                      a las puertas de Granada
                      hasta cuarenta gomeles
                      y el capitán que los manda.
                      Al entrar en la ciudad,
                      parando su yegua blanca,
                      le dijo éste a una mujer
                      que entre sus brazos lloraba:
                      «Enjuga el llanto, cristiana
                      no me atormentes así,
                      que tengo yo, mi sultana,
                      un nuevo Edén para ti.
                      Tengo un palacio en Granada,
                      tengo jardines y flores,
                      tengo una fuente dorada
                      con más de cien surtidores,
                      y en la vega del Genil
                      tengo parda fortaleza,
                      que será reina entre mil
                      cuando encierre tu belleza.
                      Y sobre toda una orilla
                      extiendo mi señorío;
                      ni en Córdoba ni en Sevilla
                      hay un parque como el mio.
                      Allí la altiva palmera
                      y el encendido granado,
                      junto a la frondosa higuera,
                      cubren el valle y collado.
                      Allí el robusto nogal,
                      allí el nópalo amarillo,
                      allí el sombrío moral
                      crecen al pie del castillo.
                      Y olmos tengo en mi alameda
                      que hasta el cielo se levantan
                      y en redes de plata y seda
                      tengo pájaros que cantan.
                      Y tú mi sultana eres,
                      que desiertos mis salones
                      están, mi harén sin mujeres,
                      mis oídos sin canciones.
                      Yo te daré terciopelos
                      y perfumes orientales;
                      de Grecia te traeré velos
                      y de Cachemira chales.
                      Y te dará blancas plumas
                      para que adornes tu frente,
                      más blanca que las espumas
                      de nuestros mares de Oriente.
                      Y perlas para el cabello,
                      y baños para el calor,
                      y collares para el cuello;
                      para los labios... ¡amor!»
                      «¿Qué me valen tus riquezas
                      -respondióle la cristiana-,
                      si me quitas a mi padre,
                      mis amigos y mis damas?
                      Vuélveme, vuélveme, moro
                      a mi padre y a mi patria,
                      que mis torres de León
                      valen más que tu Granada.»
                      Escuchóla en paz el moro,
                      y manoseando su barba,
                      dijo como quien medita,
                      en la mejilla una lágrima:
                      «Si tus castillos mejores
                      que nuestros jardines son,
                      y son más bellas tus flores,
                      por ser tuyas, en León,
                      y tú diste tus amores
                      a alguno de tus guerreros,
                      hurí del Edén, no llores;
                      vete con tus caballeros.»
                      Y dándole su caballo
                      y la mitad de su guardia,
                      el capitán de los moros
                      volvió en silencio la espalda.

                      José Zorrilla

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                      • Re: Post de la poesía

                        Originalmente publicado por sombra siniestra Ver Mensaje
                        Corriendo van por la vega
                        a las puertas de Granada
                        hasta cuarenta gomeles
                        y el capitán que los manda.
                        Al entrar en la ciudad,
                        parando su yegua blanca,
                        le dijo éste a una mujer
                        que entre sus brazos lloraba:
                        «Enjuga el llanto, cristiana
                        no me atormentes así,
                        que tengo yo, mi sultana,
                        un nuevo Edén para ti.
                        Tengo un palacio en Granada,
                        tengo jardines y flores,
                        tengo una fuente dorada
                        con más de cien surtidores,
                        y en la vega del Genil
                        tengo parda fortaleza,
                        que será reina entre mil
                        cuando encierre tu belleza.
                        Y sobre toda una orilla
                        extiendo mi señorío;
                        ni en Córdoba ni en Sevilla
                        hay un parque como el mio.
                        Allí la altiva palmera
                        y el encendido granado,
                        junto a la frondosa higuera,
                        cubren el valle y collado.
                        Allí el robusto nogal,
                        allí el nópalo amarillo,
                        allí el sombrío moral
                        crecen al pie del castillo.
                        Y olmos tengo en mi alameda
                        que hasta el cielo se levantan
                        y en redes de plata y seda
                        tengo pájaros que cantan.
                        Y tú mi sultana eres,
                        que desiertos mis salones
                        están, mi harén sin mujeres,
                        mis oídos sin canciones.
                        Yo te daré terciopelos
                        y perfumes orientales;
                        de Grecia te traeré velos
                        y de Cachemira chales.
                        Y te dará blancas plumas
                        para que adornes tu frente,
                        más blanca que las espumas
                        de nuestros mares de Oriente.
                        Y perlas para el cabello,
                        y baños para el calor,
                        y collares para el cuello;
                        para los labios... ¡amor!»
                        «¿Qué me valen tus riquezas
                        -respondióle la cristiana-,
                        si me quitas a mi padre,
                        mis amigos y mis damas?
                        Vuélveme, vuélveme, moro
                        a mi padre y a mi patria,
                        que mis torres de León
                        valen más que tu Granada.»
                        Escuchóla en paz el moro,
                        y manoseando su barba,
                        dijo como quien medita,
                        en la mejilla una lágrima:
                        «Si tus castillos mejores
                        que nuestros jardines son,
                        y son más bellas tus flores,
                        por ser tuyas, en León,
                        y tú diste tus amores
                        a alguno de tus guerreros,
                        hurí del Edén, no llores;
                        vete con tus caballeros.»
                        Y dándole su caballo
                        y la mitad de su guardia,
                        el capitán de los moros
                        volvió en silencio la espalda.

                        José Zorrilla
                        En la mili me lo sabía de memoria. Al igual que aquel de Me gusta un cementerio, oliendo a sangre y cieno....

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                        • Re: El post de la poesia

                          Hoy he colgado una en mi blog de Victor Hugo con un cuadro de Puyet que sale en septiembre en Subastas Duran:

                          Buenos días con poesía: Mañana al alba

                          La traducción española no es buena ya que yo he visto otra distinta en otro libro que tengo pero la he copiado de Internet en un copia y pega, y lo que he hecho es dejar la original en francés por si alguien entiendo ese idioma tan sexual.

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                          • Re: El post de la poesia

                            Ayer hice mi primer poema. Una cagadita pero bueno así quedó:

                            Nana del vaporcito

                            Se hundió lo más bonito
                            sumergió el Vaporcito

                            ¿Que haremos sin el barquito?
                            ¿Cómo iremos despacito?

                            Cansadillo de este mundo
                            por fin dejó el cansino rumbo

                            Los motores se apagaron
                            las mareas lo agotaron

                            Dicen que fue una avería
                            también lo es mi poesía

                            O fue un choque violento
                            o se fue con el viento.

                            Un juguete parecía
                            mas el tesoro se hundía.

                            Te gustarán sus canciones
                            y los cuentos de Quiñones

                            De Alberti leerás poesías
                            vendrán coplas y elegías

                            Comparsas de Carnaval
                            llenarán el cantoral

                            Nadie dejará de amar
                            al abuelito del mar

                            Y cuéntale a tu angelito
                            que allí di el primer besito

                            A una niña que quería
                            y se llamaba María.

                            Buenos días con poesía: La nana del Vaporcito

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                            • Re: El post de la poesia

                              Originalmente publicado por pasajera verdiblanca Ver Mensaje
                              Sale la estrella de Venus
                              al tiempo que el sol se pone,
                              y la enemiga del día
                              su negro manto descoge,

                              y con ella un fuerte moro
                              semejante a Rodamonte
                              sale de Sidonia airado,
                              de Jerez la vega corre,

                              por donde entra Guadalete
                              al mar de España, y por donde
                              Santa María del Puerto
                              recibe famoso nombre.

                              Desesperado camina,
                              que siendo en linaje noble,
                              le deja su dama ingrata
                              porque se suena que es pobre;

                              y aquella noche se casa
                              con un moro feo y torpe
                              porque es alcaide en Sevilla
                              del Alcázar y la Torre.

                              Quejándose tiernamente
                              de un agravio tan inorme,
                              y a sus palabras la vega
                              con dulces ecos responde:

                              «—Zaida, dice, más airada
                              que el mar que las naves sorbe,
                              más dura e inexorable
                              que las entrañas de un monte,

                              ¿cómo permites, cruel,
                              después de tantos favores,
                              que de prendas de mi alma
                              ajena mano se adorne?

                              ¿Es posible que te abraces
                              a las cortezas de un roble,
                              y dejes el árbol tuyo
                              desnudo de fruta y flores?

                              Dejas tu amado Gazul,
                              dejas tres años de amores,
                              y das la mano a Albenzaide,
                              que aun apenas le conoces.

                              Dejas a un pobre muy rico
                              y un rico muy pobre escoges,
                              pues las riquezas del cuerpo
                              a las del alma antepones.

                              Alá permita, enemiga,
                              que te aborrezca y le adores,
                              y que por celos suspires
                              y por ausencia le llores,

                              y que de noche no duermas,
                              y de día no reposes,
                              y en la cama le fastidies,
                              y que en la mesa le enojes,

                              y en las fiestas, en las zambras,
                              no se vista tus colores,
                              ni aun para verlas permita
                              que a la ventana te asomes;

                              y menosprecie en las cañas,
                              para que más te alborotes,
                              el almaizar que le labres
                              y la manga que le bordes;

                              y se ponga de su amiga
                              con la cifra de su nombre,
                              a quien le dé los cautivos
                              cuando de la guerra torne;

                              y en batalla de cristianos
                              de velle muerto te asombres,
                              y plegue a Alá que suceda
                              cuando la mano le tomes,

                              que si le has de aborrecer,
                              que largos años le goces,
                              que es la mayor maldición
                              que pueden darte los hombres—».

                              Con esto llegó a Jerez
                              a la mitad de la noche;
                              halló el palacio cubierto
                              de luminarias y voces,

                              y los moros fronterizos
                              que por todas partes corren,
                              con sus hachas encendidas
                              y con libreas conformes.

                              Delante del desposado
                              en los estribos alzóse;
                              arrojóle una lanzada
                              de parte a parte pasóle;

                              alborotóse la plaza,
                              desnudó el moro un estoque,
                              y por mitad de la gente
                              hacia Sidonia volvióse.


                              Lope Félix de Vega y Carpio
                              Esta me ha encantado

                              Grande Lope de Vega, grande el siglo de Oro español

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                              • Re: El post de la poesia

                                A ver si le suena ésta a algún nostálgico de la tele...

                                "Que ni el viento la toque, ni mirarla…
                                Mujer, mi varadero, ni cantarla…
                                Porque amarga es mi voz, más yo la canto…
                                Que ni el viento la toque porque tiene
                                pena de muerte el viento si la toca"

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