Toda la noche he vagado, en mi sueño, por
caminos contrarios de los de la realidad, !los
caminos por donde yo andaría si lo que es fue-
se lo que debe ser!
Al despertar, me he preguntado tristemente:
¿Dónde está el país en que el hombre sea el
hombre de sus sueños? ¿Cuando será el tiempo
en que se den al hombre los derechos de sus pen-
samientos?
Donde el Sacro Betis Baña...
Donde el sacro Betis baña
con manso curso la tierra
que entre sus muros encierra
toda la gloria de España,
reside Inés la graciosa,
la del dorado cabello;
pero a mí, ¿qué me va en ello?
maldita de Dios la cosa.
Un soneto me manda hacer Violante;
en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y aún parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce y ya está hecho.
Temor de estar perdido
y de tener que convivir con esos mentecatos
que beben a buchitos
su triste taza de preservación, detestan
las amenas erratas de la vida,
practican tenebrosas
religiones, deportes deplorables,
y hablan,
hablan
hablan a todas horas
de esa historia que desde siempre ocurre
intramuros de la banalidad.
¿Es qué ya nadie se da cuenta
de los defectuosos, los bruscos, los horrendos
trances de ultraquerencias que aun tienen que venir?
De La noche no tiene paredes, último libro de Caballero Bonald.
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos
Gutierre de Cetina
De los poemas mas bellos que he leido a unos ojos
Aqui dejo algo de su biografía por si alguien no lo conoce.
Gutierre de Cetina (Sevilla, 1520 - México, 1557), poeta español del Renacimiento y del Siglo de Oro español
De familia noble y acomodada, vivió largo tiempo en Italia, donde fue soldado a las órdenes de Carlos I. En ese país entró en contacto con la lírica petrarquista que tanto habría de influir en él; leyó a Tansillo, Ludovico Ariosto y Pietro Bembo, pero su lírica se inspira fundamentalmente en la del toscano Francesco Petrarca, en la del valenciano Ausiàs March y en la del toledano Garcilaso de la Vega. Pasó mucho tiempo en la corte del príncipe de Ascoli, al que dedicó numerosas poemas, y frecuentó también a Luis de Leyva y al insigne humanista y poeta Diego Hurtado de Mendoza. Adoptó el sobrenombre pastoril de Vandalio y compuso un cancionero petrarquista a una hermosa Laura que cabe identificar con Laura Gonzaga. A tal dama está dedicado el famoso madrigal que ha pasado a todas las antologías de la poesía en castellano:
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis, miráis airados?
En este cancionero abundan los sonetos cuya fórmula consiste esencialmente en la traducción de un pensamiento amoroso de Ausiàs March o de Petrarca en los cuartetos y un desarrollo posterior personal en los tercetos.
En 1554 volvió Cetina a España y en 1556 marchó a México, donde ya estuvo entre 1546 y 1548, con su tío Gonzalo López, que se dirigía allí como contador general. Allí se enamoró otra vez de una tal Leonor de Osma, y bajo su ventana fue herido de muerte por un rival celoso, Hernando de Nava, en 1557 y en Puebla de los Ángeles.
Como la rosa: nunca
te empañe un pensamiento.
No es para ti la vida
que te nace de dentro.
Hermosura que tenga
su ayer en su momento.
Que en sólo tu apariencia
se guarde tu secreto.
Pasados no te brinden
su inquietante misterio.
Recuerdos no te nublen
el cristal de tus sueños.
Cómo puede ser bella
flor que tiene recuerdos.
José Hierro
De "Con las piedras, con el viento" 1950
Gui no se si esto se puede considerar poesia, pero me voy a tomar la licencia de dejarlo
En ocasiones, visito y reviso la habitación de mis recuerdos…transito por sus espacios aunque no todos sean muy cristalinos o suaves.Me encuentro con tantos de ellos. Algunos profundos y dulces; otros leves y amargos. Incluso algunos que pensé había perdido siguen ahí...Intactos, incólumes, íntegros como el hierro y hasta los que imaginé heridos…ilesos.
Entonces, comienzan a desfilar imágenes, sabores, aromas y texturas del pasado por mi habitación. Percibo el sabor chocolate de un día mágico que me produjo ternura y refrescó mis segundos atorados…
Me conmueve la llovizna afiebrada de un sábado enfermo por la mañana de mis sueños…Siento el gustillo amargo del silencio traicionero y la sensación de abandono orgulloso de una tarde de otoño vengativo…Saboreo la sensación de una rosa roja en mis manos asombradas un día de noviembre…
Palpo la textura húmeda de la arena en una playa cercana…Me estremece el color enfermo de un día de viernes cualquiera en algún lugar de mi alma…
Recuerdos…hoy visité la habitación de mis recuerdos y palpé hasta emocionarme el color ardiente de una rosa impulsiva.
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