La Agencia de Seguridad Alimentaria de Reino Unido, país de contrastes en lo gastronómico, al ser al mismo tiempo tierra de ‘fish and chips’ (pescado frito con patatas) y patria chica de cocineros de renombre como Gordon Ramsay, Jamie Oliver o Heston Blummenthal, ha tenido la “feliz” idea de no recomendar el consumo de aceite de oliva, entre otros productos, a través del etiquetado semáforo, presente en todos los supermercados británicos.
Este semáforo luce en rojo en alimentos como el aceite de oliva, del que España es el principal productor mundial. Así como el color verde del semáforo recomienda el consumo del alimento que lo lleve y el ámbar también pero con algunos reparos, el color rojo está destinado para aquellos productos que se pueden consumir “ocasionalmente o por placer”, según la Food Standards Agency.
Cada alimento lleva impresa una etiqueta con un círculo dividido en cinco categorías, que indican su contenido en calorías, azúcar, sodio, grasas y grasas saturadas. Los productos marcados con rojo, los desaconsejados, se admiten para un consumo ocasional por superar los 15 grs. de azúcar, 20 grs. de grasas, 5 grs. de grasas saturadas, y 1,5 grs. de sal.
Este sistema se puso en marcha hace un año y a él se sumaron productores de alimentos y cadenas de supermercados. El objetivo del etiquetado semáforo es que el consumidor pueda comprobar de un vistazo lo que hay en cada alimento, para que elija “opciones más saludables y controlar la ingesta de calorías”, según indicó hace un año la ministra británica de Salud Pública. Y en el transfondo de la medida está la lucha contra la obesidad.
Además del aceite de oliva, algunos frutos secos, jamones y carnes también han recibido el semáforo rojo en su etiquetado. Habrá qué esperar el efecto que tiene esta decisión de etiquetar el aceite de oliva como alimento poco saludable, pese a que numerosas investigaciones científicas ponen de manifiesto las múltiples propiedades saludables de nuestro querido oro líquido, sobre todo si es en su versión virgen extra (aceite obtenido del primer prensado de las aceitunas). Si bajan las exportaciones de aceite a las islas ya tendremos a quién echarle la culpa.
El aceite de oliva es poco saludable, según Reino Unido
Este semáforo luce en rojo en alimentos como el aceite de oliva, del que España es el principal productor mundial. Así como el color verde del semáforo recomienda el consumo del alimento que lo lleve y el ámbar también pero con algunos reparos, el color rojo está destinado para aquellos productos que se pueden consumir “ocasionalmente o por placer”, según la Food Standards Agency.
Cada alimento lleva impresa una etiqueta con un círculo dividido en cinco categorías, que indican su contenido en calorías, azúcar, sodio, grasas y grasas saturadas. Los productos marcados con rojo, los desaconsejados, se admiten para un consumo ocasional por superar los 15 grs. de azúcar, 20 grs. de grasas, 5 grs. de grasas saturadas, y 1,5 grs. de sal.
Este sistema se puso en marcha hace un año y a él se sumaron productores de alimentos y cadenas de supermercados. El objetivo del etiquetado semáforo es que el consumidor pueda comprobar de un vistazo lo que hay en cada alimento, para que elija “opciones más saludables y controlar la ingesta de calorías”, según indicó hace un año la ministra británica de Salud Pública. Y en el transfondo de la medida está la lucha contra la obesidad.
Además del aceite de oliva, algunos frutos secos, jamones y carnes también han recibido el semáforo rojo en su etiquetado. Habrá qué esperar el efecto que tiene esta decisión de etiquetar el aceite de oliva como alimento poco saludable, pese a que numerosas investigaciones científicas ponen de manifiesto las múltiples propiedades saludables de nuestro querido oro líquido, sobre todo si es en su versión virgen extra (aceite obtenido del primer prensado de las aceitunas). Si bajan las exportaciones de aceite a las islas ya tendremos a quién echarle la culpa.
El aceite de oliva es poco saludable, según Reino Unido
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