La Ley impide castigar al chico de 13 años que lanzó a la autovía la 'pedrada' mortal
El adolescente, que ya ha vuelto a casa de sus padres, confiesa a la Guardia Civil que tiró un pedrusco de 15 kilos desde un puente
05.07.12 - 02:09 - JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ [email protected] En Twitter: @jaglaverdad | CARTAGENA.
La macabra gamberrada que acabó anteayer con la vida de Gilles Philippe Albanese, en la vía rápida de La Manga, no tendrá castigo penal. El autor confeso del lanzamiento de una piedra de unos quince kilos de peso desde el puente de Los Belones (Cartagena) al coche en el que este hombre, de 59 años, viajaba como copiloto tiene trece años. Y la Ley del Menor impide castigar a quienes no hayan cumplido los catorce. Así que, ante la imposibilidad de detener al chico, imputarlo y sentarlo ante un juez, la Guardia Civil tuvo que limitarse a identificarlo, tomarle declaración y presentarlo ante la Fiscalía de Menores. Posteriormente se permitió al niño, que es natural de Murcia y estaba de vacaciones con unos parientes, regresar a su domicilio familiar en Madrid.
Según el consejero de Presidencia, Manuel Campos, la tutela y protección del adolescente podría ser asumida por la Comunidad Autónoma. Los padres sí tendrán que responder por la responsabilidad civil. Deberán pagar la indemnización que fije la autoridad judicial para la familia del fallecido.
Entre tanto, los agentes de la Policía Judicial avanzaron ayer en la investigación del accidente, del que informó en exclusiva 'La Verdad'. Y familiares y amigos de la víctima, un limpiador de cristales originario de Francia, casado con la propietaria de un herbolario de La Unión y afincado en este pueblo desde hace más de dos décadas, lloraron su muerte.
Lo hicieron en el Tanatorio Dos Mares de El Algar, apenas a un par de kilómetros de distancia del lugar del accidente, hasta que el cadáver fue incinerado por la tarde.
«Esto ha sido un crimen. Una gamberrada, pero un crimen», se lamentaba María Ángeles Moreno, amiga de la familia, quien relató a 'La Verdad' que Gilles regresaba a La Unión desde una vivienda familiar situada en La Manga. Él iba en el asiento del copiloto, mientras que su hija conducía el automóvil, un Renault Clio azul, y su suegra viajaba en el asiento de atrás.
Pasaban unos cinco minutos de las once de la noche cuando, de repente, desde lo alto del viaducto conocido como el de Las Barracas, junto a la urbanización del Carmen, cayó un pedrusco de grandes dimensiones que atravesó el cristal delantero y golpeó al hombre en el pecho. Fue un golpe fatal.
Aterrorizada, la conductora, de unos veinte años, logró detener el turismo poco más allá, en el arcén. Alertado por el seco estruendo del impacto, Raúl Álvarez, vecino del residencial, vio salir corriendo de la zona del puente a tres niños.
Y pensó en que tal vez eran tres de los cuatro chavales, «de diez a quince años de edad», a los que había tenido que desalojar de la piscina de la urbanización por colarse sin permiso y comportarse mal. Enseguida se percató de que en la carretera había un coche parado. Saltó la valla de protección y se topó con la dramática escena. «La piedra le cayó como una bomba en el pecho. Las mujeres gritaban y él decía que no podía respirar. Pudimos sacarlo entre otro hombre, el sanitario de la ambulancia y yo, pero estaba en parada (cardiorrespiratoria). Intentaron reanimarlo, pero fue imposible. Fue muy duro», contó conmocionado Raúl. Según fuentes policiales, la lucha de víctima y sanitarios contra la muerte duró unos 50 minutos.
Expulsados de unas obras
En Los Belones, un vecino que pidió el anonimato aseguró que días atrás llamó la atención a un grupo de niños que jugaban en unas obras. Había riesgo de que sufrieran un accidente y también les vio lanzando piedras. Y esto último les vieron hacer un hombre que salió a correr por la zona y el conductor de un vehículo. Solo que esta vez no tiraban piedras a la calle, sino a la carretera.
A las 22.38 horas, el Centro de Coordinación de Emergencias recibió un aviso del citado conductor sobre la peligrosa situación. Veintinueve minutos después, a las 23.07 horas, llegó la segunda llamada. Ya era tarde para evitar daños mayores.
Mientras el juez ordenaba el levantamiento del cadáver, la Benemérita se desplegó por el pueblo. Ya de madrugada localizó en su casa al menor que presuntamente arrojó la piedra. Según el delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, confesó los hechos y dijo que iba con otros dos niños de 11 y 13 años.
Vecinos de Los Belones afirmaron que estos últimos «zagalones» están arrepentidos, si bien niegan que ayudaran a lanzar la piedra. Además, pidieron perdón a través de una amiga de la familia con la que charló este diario. Perdón por el negro desenlace de su aventura. Una aventura que empezó a la luz de la tarde corriendo hacia la diversión de una piscina y acabó en la oscuridad de la noche, huyendo del infortunio por el puente de una autovía.
El adolescente, que ya ha vuelto a casa de sus padres, confiesa a la Guardia Civil que tiró un pedrusco de 15 kilos desde un puente
05.07.12 - 02:09 - JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ [email protected] En Twitter: @jaglaverdad | CARTAGENA.
La macabra gamberrada que acabó anteayer con la vida de Gilles Philippe Albanese, en la vía rápida de La Manga, no tendrá castigo penal. El autor confeso del lanzamiento de una piedra de unos quince kilos de peso desde el puente de Los Belones (Cartagena) al coche en el que este hombre, de 59 años, viajaba como copiloto tiene trece años. Y la Ley del Menor impide castigar a quienes no hayan cumplido los catorce. Así que, ante la imposibilidad de detener al chico, imputarlo y sentarlo ante un juez, la Guardia Civil tuvo que limitarse a identificarlo, tomarle declaración y presentarlo ante la Fiscalía de Menores. Posteriormente se permitió al niño, que es natural de Murcia y estaba de vacaciones con unos parientes, regresar a su domicilio familiar en Madrid.
Según el consejero de Presidencia, Manuel Campos, la tutela y protección del adolescente podría ser asumida por la Comunidad Autónoma. Los padres sí tendrán que responder por la responsabilidad civil. Deberán pagar la indemnización que fije la autoridad judicial para la familia del fallecido.
Entre tanto, los agentes de la Policía Judicial avanzaron ayer en la investigación del accidente, del que informó en exclusiva 'La Verdad'. Y familiares y amigos de la víctima, un limpiador de cristales originario de Francia, casado con la propietaria de un herbolario de La Unión y afincado en este pueblo desde hace más de dos décadas, lloraron su muerte.
Lo hicieron en el Tanatorio Dos Mares de El Algar, apenas a un par de kilómetros de distancia del lugar del accidente, hasta que el cadáver fue incinerado por la tarde.
«Esto ha sido un crimen. Una gamberrada, pero un crimen», se lamentaba María Ángeles Moreno, amiga de la familia, quien relató a 'La Verdad' que Gilles regresaba a La Unión desde una vivienda familiar situada en La Manga. Él iba en el asiento del copiloto, mientras que su hija conducía el automóvil, un Renault Clio azul, y su suegra viajaba en el asiento de atrás.
Pasaban unos cinco minutos de las once de la noche cuando, de repente, desde lo alto del viaducto conocido como el de Las Barracas, junto a la urbanización del Carmen, cayó un pedrusco de grandes dimensiones que atravesó el cristal delantero y golpeó al hombre en el pecho. Fue un golpe fatal.
Aterrorizada, la conductora, de unos veinte años, logró detener el turismo poco más allá, en el arcén. Alertado por el seco estruendo del impacto, Raúl Álvarez, vecino del residencial, vio salir corriendo de la zona del puente a tres niños.
Y pensó en que tal vez eran tres de los cuatro chavales, «de diez a quince años de edad», a los que había tenido que desalojar de la piscina de la urbanización por colarse sin permiso y comportarse mal. Enseguida se percató de que en la carretera había un coche parado. Saltó la valla de protección y se topó con la dramática escena. «La piedra le cayó como una bomba en el pecho. Las mujeres gritaban y él decía que no podía respirar. Pudimos sacarlo entre otro hombre, el sanitario de la ambulancia y yo, pero estaba en parada (cardiorrespiratoria). Intentaron reanimarlo, pero fue imposible. Fue muy duro», contó conmocionado Raúl. Según fuentes policiales, la lucha de víctima y sanitarios contra la muerte duró unos 50 minutos.
Expulsados de unas obras
En Los Belones, un vecino que pidió el anonimato aseguró que días atrás llamó la atención a un grupo de niños que jugaban en unas obras. Había riesgo de que sufrieran un accidente y también les vio lanzando piedras. Y esto último les vieron hacer un hombre que salió a correr por la zona y el conductor de un vehículo. Solo que esta vez no tiraban piedras a la calle, sino a la carretera.
A las 22.38 horas, el Centro de Coordinación de Emergencias recibió un aviso del citado conductor sobre la peligrosa situación. Veintinueve minutos después, a las 23.07 horas, llegó la segunda llamada. Ya era tarde para evitar daños mayores.
Mientras el juez ordenaba el levantamiento del cadáver, la Benemérita se desplegó por el pueblo. Ya de madrugada localizó en su casa al menor que presuntamente arrojó la piedra. Según el delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana, confesó los hechos y dijo que iba con otros dos niños de 11 y 13 años.
Vecinos de Los Belones afirmaron que estos últimos «zagalones» están arrepentidos, si bien niegan que ayudaran a lanzar la piedra. Además, pidieron perdón a través de una amiga de la familia con la que charló este diario. Perdón por el negro desenlace de su aventura. Una aventura que empezó a la luz de la tarde corriendo hacia la diversión de una piscina y acabó en la oscuridad de la noche, huyendo del infortunio por el puente de una autovía.
Fantástica ley del menor, ale, el niño a seguir disfrutando de las vacaciones, los padres que costeen la indemnizción que proceda y el hombre a dos metros bajo tierra.
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