La industria alemana del automóvil comienza a resentirse por la crisis

El agravamiento de la crisis en Europa ha comenzado a pasar factura a la industria automovilística alemana, que en mayo pasado sufrió caídas tanto en los datos de ventas locales como de exportaciones y de producción.

Ante esta situación, el presidente de la patronal alemana del automóvil (VDA), Matthias Wissmann, destacó que la situación en Europa occidental sigue siendo motivo de preocupación, "Europa debería encontrar rápidamente una estrategia común para resolver la crisis de deuda", advirtió.

Las ventas de automóviles en Alemania se situaron en 290.100 unidades durante el pasado mes de mayo, lo que supone una caída del 5% respecto al mismo mes de 2011. En los cinco primeros meses, el mercado se ha estancado con 1,33 millones de unidades.

Los datos son más preocupantes en el terreno de la producción. Las fábricas alemanas ensamblaron 347.600 automóviles en mayo, un 13% menos, con lo que en lo que va de año la producción baja un 2% y se sitúa en 1,81 millones de unidades.

La debilidad del mercado europeo ha provocado el retroceso de las exportaciones alemanas de coches, que en mayo bajaron un 17%, con 450.000 unidades, y en los cinco primeros meses descienden un 2%, con 2,37 millones de unidades.

La industria alemana del automóvil comienza a resentirse por la crisis

La crisis está más al rojo vivo que nunca a pocas horas de que comience la esperada Cumbre de la UE. Alemania sigue rechazando cualquier mecanismo de colectivización de deuda mientras España e Italia, con Francia como aliada, insisten en la creación de los famosos eurobonos. La tensión ha llegado a tales extremos que Mario Monti habría amenazado a Angela Merkel con dimitir si el viernes no se alcanza algún tipo de acuerdo que facilite la financiación de los países en apuros.

Así lo cuenta al Financial Times un funcionario cercano al gobierno italiano, que señaló que Monti está presionando a Alemania con las consecuencias que tendría una posible caída de Italia por falta de financiación. Italia no está por la labor de acudir a Bruselas para firmar acuerdos y documentos que no sirvan de nada.

Pero Merkel, a quien ayer se le atribuyó una supuesta frase en la que decía que "no habrá deuda conjunta en la Eurozona mientras yo viva", sigue oponiéndose a una mayor integración económica mientras no se hayan hecho las reformas pertinentes y mientras Bruselas no pueda vetar los presupuestos de sus miembros. Como dijo recientemente Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank, "no le dejamos la tarjeta de crédito a alguien si no podemos controlar su gasto".

¿Y por qué habría endurecido Monti su discurso? El excomisario europeo, que no fue elegido por las urnas y cuyo mandato es temporal hasta la celebración de nuevas elecciones, se enfrenta a una enorme presión en su país. Y es que algunos analistas señalan que el endurecimiento del discurso del primer ministro está provocado por el creciente ascenso del incombustible Silvio Berlusconi, que sigue teniendo la firme voluntad de volver a gobernar a base de criticar las políticas de austeridad que impone la Unión Europea.

Así las cosas, y con las huestes del controvertido empresario pidiendo elecciones para octubre, Monti está intentando preservar su autoridad. Y eso, a la vista de que no se la ganó de manera democrática porque no participó en ningunas elecciones, pasa por conseguir que Alemania ceda y que la situación económica del país tenga visos de mejorar. Porque si no es así su situación se va a complicar mucho a la vuelta del verano.

Por otra parte, la simple posibilidad de que Silvio Berlusconi volviera a gobernar después de su esperpéntica dimisión y de sus actuales malas relaciones con Europa, es una carta que Monti quiere jugar en su partida con Merkel, que precisamente no es admiradora de Berlusconi y que a buen seguro no quiere volverle a ver en un puesto de responsabilidad política. Si Alemania quiere que la Eurozona siga igual que hasta ahora no puede permitirse el lujo de perder a Italia o de que ésta sea liderada por personas que no quieren acatar su disciplina