Lo sucedido en los partidos disputados por Real Madrid y Barcelona en la noche del sábado tendrá recorrido durante toda la semana, hasta la llegada del Clásico pese al paréntesis que ofrecerá la Champions. Por el Santiago Bernabéu no están nada conformes con los arbitrajes que están sufriendo en los últimos partidos de Liga. Técnicos y directivos, los jugadores van por otro lado y no están por la labor de entrar en nuevas guerras, se sienten maltratados en comparación de lo que ellos consideran 'ayudas descaradas' que recibe el Barcelona en cada ocasión en la que el triunfo está en peligro o en momentos claves de los partidos para terminar por sentenciarlos, como han sido el penalti señalado en contra del Levante o la expulsión sufrida por el Zaragoza. Esta teoría ha calado profundamente entre los aficionados del Real Madrid, que cuestionan hasta el color de las camisetas de los árbitros, circunstancia que un mes atrás sucedía por el Camp Nou.
Ideólogos ajenos al club, pero con clara influencia entre los rectores madridistas hablan de campaña y lo hacen, sin ir más lejos, por los penaltis no señalados a favor en el partido ante el Valencia o ante el mismo Sporting (así consideran la posible falta cometida sobre Di María con empate a uno en el marcador). La teoría que circula por la cúpula blanca dice que el penalti señalado a favor del Barcelona ante el Levante es idéntico a los que no se pitaron en el Bernabéu el domingo anterior ante el Valencia.
Mantienen que el cambio en la tendencia arbitral se inicia con el discurso de Guardiola de la imposibilidad de ganar la Liga. Creen que el técnico buscaba presionar a los colegiados, mediatizar sus decisiones, tal y como ayer confesaron a El Confidencial diferentes directivos blancos. El acoso y derribo del técnico azulgrana al cuarto árbitro no cesó en todo el partido, según confirman desde el Real Madrid. Incluso Mourinho, que todavía estaba en el Bernabéu presenciando el partido del eterno rival, estaba seguro de la aparición de una controvertida decisión de Texeira Vitienes, el hermano de Fernando, el del párking del Camp Nou. De ahí que el portugués prefiera callar, aunque hoy hablará obligado por la UEFA.
En relación con la designación de Undiano Mallenco como juez del Clásico no tienen nada que decir. Respetan al navarro, pero mantienen que el trabajo ya está hecho, el de poner la Liga en tensión. Nada que objetar. Florentino Pérez tiene una charla pendiente con Ángel María Villar, presidente de la Federación. No le está gustando lo que está viendo, el diferente criterio que se aplica a lo que hacen Real Madrid y Barcelona, a lo que hacen Guardiola y Mourinho. Consecuencia del exceso de protagonismo que tienen los árbitros españoles según piensan por el Santiago Bernabéu.
El detalle que faltaba fue el de la designación de Howard Weeb para el partido de ida de la semifinal de la Champions ante el Bayern que se diputa mañana en el Allianz Arena. El inglés ya fue criticado con motivo del arbitraje que hizo en el enfrentamiento entre el Milan y el Real Madrid de la fase de grupos de la pasada Champions. El inglés concedió los dos goles de Inzaghi en presumible fuera de juego. Además, piensan que va a consentir el juego duro alemán. Por si acaso, Mourinho ya ha advertido a los suyos.
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