El grupo brasileño que parece estar muy cerca de hacerse con el Cádiz está formado por personas de fútbol, gente del mercado financiero, expertos en la administración y gestión de empresas relacionadas con este deporte. Teóricamente, una mezcla que debería ser de garantías para darle un margen de confianza.
La idea inicial de invertir en el Cádiz partió de un agente brasileño, que es quien fue aglutinando personas interesadas en un proyecto que no está pensado para el mercadeo de jugadores de ese país, como se podría pensar inicialmente. Hay un grupo de trabajo de alto nivel preparado para trabajar en el club amarillo si Antonio Muñoz no cambia de opinión y la idea no es la de hacer cambios radicales en ningún sentido.
El objetivo es mantener la gente valiosa del club en cualquiera de sus parcelas e incrementar la fuerza de trabajo de la entidad con la llegada de profesionales de diferentes campos. La inversión sería importante porque, aparte de contar con un capital íntegramente brasileño, ya hay empresas foráneas interesadas en poner dinero, y el objetivo no es otro que hacer un Cádiz grande, partiendo de donde esté. Si no se consiguiera el ascenso este mismo año, pues desde la Segunda B sin el menor complejo.
La meta es hacer una buena plantilla, en función de la categoría donde milite, con jugadores que puedan valorizarse y subir su cotización, pero una cosa que tiene grabada a fuego la cúpula dirigente de este grupo es el respeto a la gente del Cádiz y a sus tradiciones. Se intentará hacer un club moderno, pero sin perder la idiosincrasia propia.
No hay una cabeza visible, pero sí muchos profesionales detrás. De Sevilla han llegado estos días abogados como Gonzalo Escacena o Jaime Rodríguez Sacristány hombres de fútbol como Emilio Guerrero, pero el sello lo pondrán los profesionales llegados desde Brasil. Aparte está la presencia de Roberto de Assís, que colaboraría en aspectos puntuales, con la posibilidad de que el propio Ronaldinho sea imagen del Cádiz cuando todo esté finiquitado.
Un proyecto sin cambios radicales, pero muy ambicioso
La idea inicial de invertir en el Cádiz partió de un agente brasileño, que es quien fue aglutinando personas interesadas en un proyecto que no está pensado para el mercadeo de jugadores de ese país, como se podría pensar inicialmente. Hay un grupo de trabajo de alto nivel preparado para trabajar en el club amarillo si Antonio Muñoz no cambia de opinión y la idea no es la de hacer cambios radicales en ningún sentido.
El objetivo es mantener la gente valiosa del club en cualquiera de sus parcelas e incrementar la fuerza de trabajo de la entidad con la llegada de profesionales de diferentes campos. La inversión sería importante porque, aparte de contar con un capital íntegramente brasileño, ya hay empresas foráneas interesadas en poner dinero, y el objetivo no es otro que hacer un Cádiz grande, partiendo de donde esté. Si no se consiguiera el ascenso este mismo año, pues desde la Segunda B sin el menor complejo.
La meta es hacer una buena plantilla, en función de la categoría donde milite, con jugadores que puedan valorizarse y subir su cotización, pero una cosa que tiene grabada a fuego la cúpula dirigente de este grupo es el respeto a la gente del Cádiz y a sus tradiciones. Se intentará hacer un club moderno, pero sin perder la idiosincrasia propia.
No hay una cabeza visible, pero sí muchos profesionales detrás. De Sevilla han llegado estos días abogados como Gonzalo Escacena o Jaime Rodríguez Sacristány hombres de fútbol como Emilio Guerrero, pero el sello lo pondrán los profesionales llegados desde Brasil. Aparte está la presencia de Roberto de Assís, que colaboraría en aspectos puntuales, con la posibilidad de que el propio Ronaldinho sea imagen del Cádiz cuando todo esté finiquitado.
Un proyecto sin cambios radicales, pero muy ambicioso
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