La convulsa situación institucional que atraviesa el Rayo Vallecano podría acabar con la venta del club madrileño. Pese a que la familia Ruiz-Mateos, que lleva más de 20 años en la entidad, asegura no tener ninguna oferta en firme por él, el Rayo estaría en venta por unos 5 millones de euros, más los 22 de deuda que tiene el club.
Pese a todo, los Ruiz-Mateos aseguran que sólo se desharían del Rayo Vallecano si aparece algún comprador que pudiera garantizar un proyecto de futuro, ya que no quieren dejar tirada a una entidad por la que se han dejado la piel durante dos décadas.

De hecho ayer, como ya había sucedido en dos de los últimos tres viernes, la plantilla franjirroja visitó a la familia Ruiz Mateos en su chalet de Somosaguas. En esta ocasión, la visita no fue tan multitudinaria como la de hace 15 días, cuando la plantilla al completo se presentó en la morada de los dueños del club. Sin embargo, el encuentro aportó las mismas soluciones que los anteriores.

Los capitanes -Míchel, Coke, Cobeño y Movilla- y el entrenador, José Ramón Sandoval, acudieron a la llamada del jefe en representación de la plantilla. Como en reuniones precedentes, la comisión franjirroja debía recibir explicaciones, y sobre todo, soluciones a la grave situación que atraviesa la entidad. Alguna aclaración acerca de si el Rayo será una de las empresas de Nueva Rumasa que se acogerá a la Ley Concursal en los próximos días, informaciones sobre los compradores interesados en hacerse con el club… Sin embargo, lo único que pudo escuchar fue la cantinela que ya tiene de sobra conocida.
Pese a los incumplimientos en los pagos y a las palabras que tantas veces se habían convertido en papel mojado, la familia Ruiz-Mateos no alteró su discurso en la conversación de ayer. Simplemente quería intercambiar opiniones con los jugadores y trasmitirles ánimos y todo su apoyo.

Los dueños del Rayo volvieron a pedir tranquilidad, paciencia y un voto de confianza para resolver la situación. Tampoco faltaron las promesas de que no dejarían a los futbolistas tirados y que en el caso de que se produjera una venta no se realizaría a cualquiera, sino a alguien que se presentara con un proyecto de futuro.

Así que, con resignación y sin nada relevante que transmitir a sus compañeros, la representación de la plantilla abandonó la casa de los Ruiz-Mateos intentando centrarse en la defensa del liderato mañana ante el Granada.