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"Soy bético y ganar en el Sánchez Pizjuán me motiva mucho" - Liga BBVA | Racing - AS.com
"Soy bético y ganar en el Sánchez Pizjuán me motiva mucho"
Las tertulias del Gambrinus con... Domingo Cisma. Es el dueño de la banda izquierda desde su llegada a Santander. Desde sus inicios en el mundo del fútbol se ha buscado la vida y en la madurez le ha llegado la consolidación.
No parece jugador de fútbol. A diferencia de la mayoría es tranquilo, apenas se altera y mantiene siempre la sonrisa en el rostro. Educado y reflexivo, deja acabar las preguntas, piensa la respuesta y es contundente al hacerlo. Domingo Cisma González (Sevilla, 9 de febrero de 1982) ha caído con buen pie entre los aficionados racinguistas. Se ha convertido en una de las piezas claves de Miguel Ángel Portugal para esta temporada, pero sabe que la competencia es dura y que en la banda hay jugadores capaces de quitarle el puesto al mínimo fallo.
Pero, por ahora, está tranquilo. Más o menos como su vida por estos lares norteños, tan alejados de su tierra natal. Este trotamundos del fútbol se ha buscado la vida desde que se inició en este mundillo:
"Desde que era muy joven quería ganarme la vida como futbolista. Me he buscado la vida y todo ha salido bien".
De aquí para allá.
Sus primeros pasos como futbolista los dio en el Nervión y en un conjunto de su barrio. De la época juvenil en el Ceuta pasó al Ayamonte de Tercera (un año), le ficho el Atlético de Madrid B (dos temporadas), firma con el Almería por cuatro campañas y en la tercera (08-09) se va cedido al Numancia. Vuela al club andaluz la temporada pasada y ahora, a los 28 años, llega a Santander:
"No hubo ningún interés por parte del Almería para que me quedara, aunque el entrenador y los compañeros esperaban que lo hiciera. Surgió la posibilidad de venir a Santander y es cierto que otros equipos también preguntaron por mí. Pero nunca me comprometí con el Osasuna, como se dijo. Me informé sobre el Racing, su funcionamiento y me dieron muy buenas referencias de la ciudad. Era mi último año en Almería, acababa contrato y, la verdad, todo salió redondo".
Miguel Martín ha ido dejando los sabrosos platos sobre la mesa (crema de puerros con erizos, cocochas rebozadas, chuletillas de lechazo y surtido de helados) de los que damos cumplida cuenta todos, incluido el invitado: "Como de todo, tengo buena boca", y la conversación va de un tema a otro sin solución de continuidad. El primero, su pasión: el Betis. Es seguidor declarado y socio desde hace 21 años, pero nunca ha jugado en el club.
"Tengo el número dos mil y pico de socio bético, ahora mismo no me acuerdo. Para esta temporada se ha configurado un equipo bueno para Segunda. Todo el mundo en Sevilla sabe que soy bético desde que nací y, sin embargo, me encanta jugar en el Sánchez Pizjuán, a pesar de los insultos que pueda recibir. Me motiva mucho y espero ganar. Ya lo he hecho con el Almería y mañana toda mi familia estará allí, en el campo".
Su familia, dos hermanas y sus padres, son otro de los temas de conversación, además de su mujer con la que vive en Santander:
"Nací en La Oliva, un barrio humilde de Sevilla, ciudad en la que vive mi madre y una hermana. La otra reside en Valencia mientras que mi padre, por obligación del trabajo, vive fuera. Ahora me he comprado una casa en Dos Hermanas".
El sevillano también tiene momentos para el recuerdo.
"Estar cedido en el Numancia una temporada me vino muy bien. Jugué todos los partidos. El invierno era duro y los entrenamientos, con los campos helados, se hacían complicados. Pero tengo que confesar que no pasé mucho frío". Y tiene buenas palabras para dos de sus entrenadores. "Pepe Murcia fue determinante en mis inicios y Juanma Lillo es el que más sabe de esto. Te convence con la palabra".
El pasado más reciente viene a la mesa: "Salí satisfecho del partido que hice ante el Zaragoza, aunque me faltó ponerla bien en alguna ocasión. En la primera parte tuvimos el balón; si consigues adelantarte en el marcador, bien; si no lo haces, sufres mucho".
Presume el andaluz de no haber tenido muchas lesiones, "sólo me han hecho una artroscopia en la cola del astrágalo"; de sus goles, "llevo cinco tantos en Primera" y de la presente temporada liguera, de la que espera lo mejor para el Racing: "Tenemos equipo para no sufrir. Hay seis conjuntos por encima de los demás y entre los 14 restantes el Racing tiene mejor plantilla que, al menos, la mitad de ellos".
La conversación va llegando a su fin pero aún queda tiempo para hablar de sus aficiones:
"Soy muy tranquilo. Me gusta estar en casa con mi mujer. Salimos a comer o a cenar los días de descanso, visitamos algún pueblo, pero nada extraordinario. En general llevamos una vida muy tranquila".
Así es Domingo Cisma, un sevillano con alma bética defendiendo la camiseta verdiblanca del Racing. Hasta en los colores de su actual equipo hay coincidencia con el del club de sus amores.
"Soy bético y ganar en el Sánchez Pizjuán me motiva mucho" - Liga BBVA | Racing - AS.com
"Soy bético y ganar en el Sánchez Pizjuán me motiva mucho"
Las tertulias del Gambrinus con... Domingo Cisma. Es el dueño de la banda izquierda desde su llegada a Santander. Desde sus inicios en el mundo del fútbol se ha buscado la vida y en la madurez le ha llegado la consolidación.
No parece jugador de fútbol. A diferencia de la mayoría es tranquilo, apenas se altera y mantiene siempre la sonrisa en el rostro. Educado y reflexivo, deja acabar las preguntas, piensa la respuesta y es contundente al hacerlo. Domingo Cisma González (Sevilla, 9 de febrero de 1982) ha caído con buen pie entre los aficionados racinguistas. Se ha convertido en una de las piezas claves de Miguel Ángel Portugal para esta temporada, pero sabe que la competencia es dura y que en la banda hay jugadores capaces de quitarle el puesto al mínimo fallo.
Pero, por ahora, está tranquilo. Más o menos como su vida por estos lares norteños, tan alejados de su tierra natal. Este trotamundos del fútbol se ha buscado la vida desde que se inició en este mundillo:
"Desde que era muy joven quería ganarme la vida como futbolista. Me he buscado la vida y todo ha salido bien".
De aquí para allá.
Sus primeros pasos como futbolista los dio en el Nervión y en un conjunto de su barrio. De la época juvenil en el Ceuta pasó al Ayamonte de Tercera (un año), le ficho el Atlético de Madrid B (dos temporadas), firma con el Almería por cuatro campañas y en la tercera (08-09) se va cedido al Numancia. Vuela al club andaluz la temporada pasada y ahora, a los 28 años, llega a Santander:
"No hubo ningún interés por parte del Almería para que me quedara, aunque el entrenador y los compañeros esperaban que lo hiciera. Surgió la posibilidad de venir a Santander y es cierto que otros equipos también preguntaron por mí. Pero nunca me comprometí con el Osasuna, como se dijo. Me informé sobre el Racing, su funcionamiento y me dieron muy buenas referencias de la ciudad. Era mi último año en Almería, acababa contrato y, la verdad, todo salió redondo".
Miguel Martín ha ido dejando los sabrosos platos sobre la mesa (crema de puerros con erizos, cocochas rebozadas, chuletillas de lechazo y surtido de helados) de los que damos cumplida cuenta todos, incluido el invitado: "Como de todo, tengo buena boca", y la conversación va de un tema a otro sin solución de continuidad. El primero, su pasión: el Betis. Es seguidor declarado y socio desde hace 21 años, pero nunca ha jugado en el club.
"Tengo el número dos mil y pico de socio bético, ahora mismo no me acuerdo. Para esta temporada se ha configurado un equipo bueno para Segunda. Todo el mundo en Sevilla sabe que soy bético desde que nací y, sin embargo, me encanta jugar en el Sánchez Pizjuán, a pesar de los insultos que pueda recibir. Me motiva mucho y espero ganar. Ya lo he hecho con el Almería y mañana toda mi familia estará allí, en el campo".
Su familia, dos hermanas y sus padres, son otro de los temas de conversación, además de su mujer con la que vive en Santander:
"Nací en La Oliva, un barrio humilde de Sevilla, ciudad en la que vive mi madre y una hermana. La otra reside en Valencia mientras que mi padre, por obligación del trabajo, vive fuera. Ahora me he comprado una casa en Dos Hermanas".
El sevillano también tiene momentos para el recuerdo.
"Estar cedido en el Numancia una temporada me vino muy bien. Jugué todos los partidos. El invierno era duro y los entrenamientos, con los campos helados, se hacían complicados. Pero tengo que confesar que no pasé mucho frío". Y tiene buenas palabras para dos de sus entrenadores. "Pepe Murcia fue determinante en mis inicios y Juanma Lillo es el que más sabe de esto. Te convence con la palabra".
El pasado más reciente viene a la mesa: "Salí satisfecho del partido que hice ante el Zaragoza, aunque me faltó ponerla bien en alguna ocasión. En la primera parte tuvimos el balón; si consigues adelantarte en el marcador, bien; si no lo haces, sufres mucho".
Presume el andaluz de no haber tenido muchas lesiones, "sólo me han hecho una artroscopia en la cola del astrágalo"; de sus goles, "llevo cinco tantos en Primera" y de la presente temporada liguera, de la que espera lo mejor para el Racing: "Tenemos equipo para no sufrir. Hay seis conjuntos por encima de los demás y entre los 14 restantes el Racing tiene mejor plantilla que, al menos, la mitad de ellos".
La conversación va llegando a su fin pero aún queda tiempo para hablar de sus aficiones:
"Soy muy tranquilo. Me gusta estar en casa con mi mujer. Salimos a comer o a cenar los días de descanso, visitamos algún pueblo, pero nada extraordinario. En general llevamos una vida muy tranquila".
Así es Domingo Cisma, un sevillano con alma bética defendiendo la camiseta verdiblanca del Racing. Hasta en los colores de su actual equipo hay coincidencia con el del club de sus amores.
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