¿Os creíais que Lopera es lo peor que puede haber? Pues no. Los aficionados del Liverpool tenemos bastante clara toda la situación que el club está viviendo, pero por algún motivo la prensa no ha decidido explicar todo lo que está pasando con el LFC. Aquí os dejo algo que está rulando por internet y que explica toda esta situación, que los aficionados reds ya conocemos pero que el gran público no.
Os recomiendo la lectura, 100% recomendable si os molesta todo el tema del TERRORISMO FUTBOLÍSTICO.
“¿Por qué desde estas páginas deportivas independientes, no se escribe un artículo explicando cómo el Liverpool ha llegado a esta situación? Porque causa escalofríos comprobar cómo la inmensa mayoría de clubes están secuestrados en manos de ************* sin escrúpulos, la ley ampara su derecho de propiedad, y los aficionados no pueden hacer absolutamente nada.
La historia del Liverpool es aún más escalofriante que la del Atlético. Los Giles engañaron en un principio, y fueron hundiendo al club en la miseria poco a poco. Hicks y Gillet se quitaron la máscara nada más confirmarse la venta; y han destruido al Liverpool en apenas tres años.
Por todos los medios se comenta ahora que el Liverpool necesita vender jugadores, por culpa de la deuda. ¿Nadie se pregunta cómo nació esa deuda?
Hace tres años, el Liverpool generaba bastantes beneficios, gracias al gran número de seguidores que tenía dispersos por todo el mundo. Y su deuda era bastante asequible, comparada con la de otros equipos de la Premier. Sin embargo, al equipo le faltaba dinero para construir un nuevo estadio, más grande y moderno; y no podía competir con el Manchester y el Chelsea en el mercado de fichajes. En esas circunstancias, el dueño, Moores, decide vender el club a unos nuevos inversores que inyecten dinero al estilo de Abramovich en el Chelsea.
Curiosamente, entre los que presentaron sus ofertas, se encontraba DIC, un grupo inversor árabe, parecido al que ahora está convirtiendo al Manchester City en un nuevo Chelsea. Pero por entonces, los inversores de origen oriental no despertaban demasiada confianza (después de lo de Shinawatra, o como se llame el antiguo dueño del Manchester City). Moores optó finalmente por dos empresarios americanos, expertos en comprar empresas y venderlas por el doble de precio, y que ya tenían experiencia en dirigir clubes deportivos (Corinthians, Texas Rangers, Dallas Stars). Por desgracia, en lo que no se fijó Moores, fue en la trayectoria de esos clubes bajo sus manos (la historia del Corinthians fue toda una premonición)
Hicks y Gillett se hicieron con el club a precio de ganga (unos 200 millones de libras, creo); pero lo más curioso de todo, es que no pusieron ni un duro de su dinero. Pidieron un préstamo a un banco, y luego pusieron el club como aval de ese préstamo, a la manera de la hipoteca de un piso. Los expertos lo llaman compra apalancada: era una técnica que estaba de moda entonces, comprar una empresa sin apenas poner dinero del bolsillo, y pagar la deuda con los beneficios que ésta iba generando. Claro que una empresa no es como un club de fútbol; pero Moores no vio ningún problema en esa manera de financiar la compra. Recibió su dinero y se lavó las manos. De todas formas, Hicks había prometido que no agravaría la deuda del club, y que financiaría la construcción del nuevo estadio y fichajes de grandes jugadores, respetando en todo momento el trabajo del mánager, Rafa Benítez. Como muestra de buena voluntad, se fichó a Torres, el fichaje más caro de la historia del club.
Pero no se tardó en comprobar que aquellos ricos mecenas habían salido rana.
Los roces con Benítez comenzaron a los pocos meses de llegar. Benítez quería fichar a un defensa en el mercado de invierno, e insistió en comenzar las negociaciones antes de que otros equipos se adelantasen. Pero Hicks y Gillett, acostumbrados a dirigir sus clubes americanos como si fueran empresas, no entendían el poder de decisión del mánager en Inglaterra. Para ellos, el mánager era un empleado más; y les chocaba que Benítez les viniera a decir cómo y cuándo debían hacer las cosas. Además, no comprendían porqué, después de haberse gastado 40 millones ese verano, no sólo el Liverpool no era campeón de la Premier, sino que encima, Benítez pedía todavía más fichajes. Después de ese encontronazo, pensaron seriamente en despedir a Benítez; y entraron en contacto con Klinsmann para que lo sustituyera. Pero los buenos resultados deportivos a partir de entonces, y el apoyo de los aficionados, les hicieron dar marcha atrás.
Sin embargo, quedaba claro que no pensaban invertir ni una libra más en fichajes: a partir de entonces, Benítez tendría que apañárselas con los beneficios que generaba el club (venta de entradas y de merchandising, giras asiáticas, ingresos por la Champions y por quedar altos en la tabla, derechos televisivos, patrocinadores). Eso dejaba un presupuesto de 40 millones para todo el verano: más o menos, lo que clubes como el Manchester, el Chelsea o el Real Madrid empezaban a gastarse en uno o dos jugadores.
También quedaba claro que las relaciones entre la directiva y el cuerpo técnico no eran nada buenas. Y de hecho, a través del director deportivo, Parry, torpedearon varias de las decisiones de Benítez. Por ejemplo: se sabía desde comienzos del 2008 que Xabi Alonso deseaba marcharse; y Benítez le buscó como sustituto a Gareth Barry. Sin embargo, los dueños nunca daban el visto bueno al fichaje, ya que lo consideraban demasiado caro; en cambio, Parry creyó más conveniente gastarse la mayor parte del presupuesto veraniego en Robbie Keane, un jugador menos necesario en los planes de Benítez.
(Hablando del tema: lo de que se había encaprichado con Barry, y quiso utilizar a Alonso como moneda de cambio, porque no le perdonaba que se quedase a ver nacer a su hijo, es una verdad a medias. Es cierto que la relación entre los dos no era buena, y eso pudo empujar a Alonso a querer marcharse. Pero Benítez nunca lo puso en una lista negra. Sabía que se quería marchar, y le buscó un sustituto)”
“Sin embargo, lo peor estaba por venir.
Cuando se cumplieron los primeros plazos para pagar los préstamos. Hicks y Gillett rompieron otra de sus promesas. Refinanciaron la deuda con un nuevo préstamo; y esta vez, sí pusieron la deuda a nombre del club. En otras palabras: el Liverpool tiene que financiar su propia compra, más los intereses. Cada X tiempo, salta la noticia de que un nuevo Banco “acude al rescate del Liverpool”, concediendo más préstamos para pagar los anteriores, y haciendo la deuda cada vez más grande. Esto quiere decir que la deuda se ha convertido en un cáncer que crece como las bolas de nieve, chupando todos los ingresos del club. Una deuda del tamaño de la del Real Madrid, sin haber disfrutado de los fichajes del Real Madrid.
Pero todavía no he hablado de lo más retorcido de todo.
Hace un año, Hicks y Gillett clamaron que habían pagado una parte de la deuda, con dinero de su propio bolsillo. Los aficionados no tenían derecho a quejarse, ya que, según ellos, “nadie ha invertido tanto en un club”. Sin embargo, las cuentas del club reflejan algo muy diferente.
Lo que Hicks y Gillett habían hecho, era conceder un préstamo al Liverpool, a través de una empresa instalada en las Islas Caimán (un paraíso fiscal). Y ese préstamo había que devolverlo, con un interés compuesto del 10% anual. Esto quiere decir que, cada año, la cantidad base se incrementa un 10%, a lo que hay que sumarle otro 10% de intereses. Sin comerlo ni beberlo, el Liverpool se encontró con dos deudas: la que iba a los bancos, y la que iba a los bolsillos de sus propios dueños, que crecía a una velocidad endiablada.
(Cabe sospechar que Hicks y Gillett son los que más interesados están en vender a los grandes jugadores para pagar la deuda. Y que Benítez era un obstáculo, ya que quería mantener el bloque de su equipo. De los 30 millones del traspaso de Xabi Alonso, no quedó en el club apenas un millón y medio; todo se lo chupó la deuda; y cabe sospechar, que una buena parte fue a parar a las Islas Caimán).
En Mayo, se hicieron públicas las cuentas del club de hace una temporada. El Liverpool había terminado segundo en la Premier, y se había clasificado para la Champions del año siguiente; esa misma temporada, había llegado a cuartos de final. Contaba con todos esos ingresos, más los millones del traspaso de Xabi Alonso. Sin embargo, las cuentas mostraban un déficit de ¡50 millones! A las deudas por préstamos, había que sumarle la extracción de grandes cantidades de dinero, “para construir el nuevo estadio”. Un nuevo estadio del que todavía no se ha visto ninguna piedra.
Las cuentas del año que viene (séptimos en Liga, eliminados de Champions en fase de grupos, los únicos ingresos de la Europa League, los intereses crecientes de las deudas) prometen ser desoladoras. Ya se empieza a hablar de intervención administrativa. El Liverpool puede terminar como el Leeds.
Recientemente, se ha anunciado que Hicks y Gillett ponían a la venta el club. ¿Cuál es el precio que piden? Como a juicio de Hicks, “el club ha triplicado su valor desde que llegamos”, exigen 600 millones de libras. En tiempos de crisis, ¿Quién va a estar dispuesto a pagar esa cantidad, y además, asumir esa deuda bestial? Para encontrar una solución, ponen a un fan del Chelsea para dirigir las operaciones necesarias; y éste ya ha anunciado que tomará más de un año…”
“Su último golpe al Liverpool, ha sido el despido mezquino de Benítez. Sabían que no podían pagar la indemnización del contrato. Así que lo han presionado a través de restricciones económicas, y filtrando rumores en la prensa, hasta que no ha aguantado más, y ha aceptado ese “despido por mutuo consentimiento.
Ese hombre es adorado por los aficionados del Liverpool (recomiendo un paseo por el foro http://www.redandwhitekop.com, y comprobar las reacciones a su despido. Benítez es considerado allí una leyenda; y su marcha ha dolido más incluso que la posible de Gerrard). Me parecen igual de mezquinos los intentos en España de ningunear su carrera: llegó a un equipo que sólo podía aspirar a la UEFA, y le dio un carácter ganador y un estilo propio, convirtiéndolo en uno de los más seguros y temidos de Europa. Dos finales de Champions (ganando una de ellas), el Mundialito, la Supercopa de Europa; partidos memorables como aquellas eliminatorias del Barcelona y el Real Madrid; una FA Cup; el año pasado, estuvo a punto de llevarse la Premier, cediéndosela al Manchester por sólo cuatro cochinos puntos (creo que era la primera vez que un equipo conseguía 86 puntos, y no ganaba su liga).
Lo que ha causado el batacazo de este año, se debió a que cierto jugador clave se marchó al Real Madrid a dos semanas de que comenzasen las competiciones; y el club no tenía ni tiempo ni dinero para buscarle un sustituto o un nuevo sistema de juego. El que finalmente llegó para ocupar su lugar, arrastraba una lesión de larga duración, en la que estuvo recayendo todo el año; y sólo pudo jugar con continuidad en el último mes. Las lesiones se cebaron con los jugadores más importantes; y gente como Torres, Gerrard, Agger, Fabio Aurelio, han estado más tiempo lesionados que jugando. Las lesiones de Torres pesaron especialmente, ya que es el único goleador del equipo. La defensa se convirtió en un desastre, entre que Carragher se había hecho mayor, Kyrgiakos necesitaba adaptarse, Agger y Skrtel estaban permanentemente lesionados, y los nuevos laterales ofensivos, contribuían más al ataque, pero dejaban más huecos atrás. Viendo ese desastre, y que Aquilani nunca se recuperaba, Benítez se vio obligado a sacar la opción más defensiva para el centro de campo (doble pivote Lucas Leiva- Mascherano), lo que perjudicó al juego creativo del equipo.
Aparte de haber echado como un perro a una de las leyendas del club, esa decisión en estos momentos sólo puede perjudicar al Liverpool. ¿Qué entrenador va a venir en su lugar? ¿Qué entrenador de nivel va a querer jugar en un equipo que no le va a poder ofrecer un buen contrato, ni dinero para fichajes; donde sabe que tiene que someterse siempre a la voluntad de dos americanos que no saben nada del fútbol europeo? ¡Y además, el club se encuentra en pleno proceso de venta! Para cuando se clarifique si el club sigue con los mismos dueños, o tiene comprador; quién será el nuevo entrenador; si habrá o no dinero… no tendrán tiempo para preparar la nueva temporada, y de nuevo les pillará el toro.
Por no hablar del muy posible éxodo de jugadores. Por un lado, los americanos están deseosos de vender (ya sabemos dónde termina gran parte de ese dinero); y ya no tienen la oposición de Benítez. Por otro, los mismos jugadores pedirán su traspaso, ya que están viendo cómo todo a su alrededor se desmorona, y no hay esperanzas de que la situación mejore a medio o largo plazo. A no ser que llegue un salvador cubierto en oro que compre el club.
Si en teoría están vendiendo el club, ¿qué más les da llevarse mal con el mánager? ¿No serían los nuevos dueños los que tendrían que decidir si sigue? ¿No es un suicidio cambiar de entrenador justo ahora? Sin dinero para traer a nadie de nivel, en una situación transitoria”
Os recomiendo la lectura, 100% recomendable si os molesta todo el tema del TERRORISMO FUTBOLÍSTICO.
“¿Por qué desde estas páginas deportivas independientes, no se escribe un artículo explicando cómo el Liverpool ha llegado a esta situación? Porque causa escalofríos comprobar cómo la inmensa mayoría de clubes están secuestrados en manos de ************* sin escrúpulos, la ley ampara su derecho de propiedad, y los aficionados no pueden hacer absolutamente nada.
La historia del Liverpool es aún más escalofriante que la del Atlético. Los Giles engañaron en un principio, y fueron hundiendo al club en la miseria poco a poco. Hicks y Gillet se quitaron la máscara nada más confirmarse la venta; y han destruido al Liverpool en apenas tres años.
Por todos los medios se comenta ahora que el Liverpool necesita vender jugadores, por culpa de la deuda. ¿Nadie se pregunta cómo nació esa deuda?
Hace tres años, el Liverpool generaba bastantes beneficios, gracias al gran número de seguidores que tenía dispersos por todo el mundo. Y su deuda era bastante asequible, comparada con la de otros equipos de la Premier. Sin embargo, al equipo le faltaba dinero para construir un nuevo estadio, más grande y moderno; y no podía competir con el Manchester y el Chelsea en el mercado de fichajes. En esas circunstancias, el dueño, Moores, decide vender el club a unos nuevos inversores que inyecten dinero al estilo de Abramovich en el Chelsea.
Curiosamente, entre los que presentaron sus ofertas, se encontraba DIC, un grupo inversor árabe, parecido al que ahora está convirtiendo al Manchester City en un nuevo Chelsea. Pero por entonces, los inversores de origen oriental no despertaban demasiada confianza (después de lo de Shinawatra, o como se llame el antiguo dueño del Manchester City). Moores optó finalmente por dos empresarios americanos, expertos en comprar empresas y venderlas por el doble de precio, y que ya tenían experiencia en dirigir clubes deportivos (Corinthians, Texas Rangers, Dallas Stars). Por desgracia, en lo que no se fijó Moores, fue en la trayectoria de esos clubes bajo sus manos (la historia del Corinthians fue toda una premonición)
Hicks y Gillett se hicieron con el club a precio de ganga (unos 200 millones de libras, creo); pero lo más curioso de todo, es que no pusieron ni un duro de su dinero. Pidieron un préstamo a un banco, y luego pusieron el club como aval de ese préstamo, a la manera de la hipoteca de un piso. Los expertos lo llaman compra apalancada: era una técnica que estaba de moda entonces, comprar una empresa sin apenas poner dinero del bolsillo, y pagar la deuda con los beneficios que ésta iba generando. Claro que una empresa no es como un club de fútbol; pero Moores no vio ningún problema en esa manera de financiar la compra. Recibió su dinero y se lavó las manos. De todas formas, Hicks había prometido que no agravaría la deuda del club, y que financiaría la construcción del nuevo estadio y fichajes de grandes jugadores, respetando en todo momento el trabajo del mánager, Rafa Benítez. Como muestra de buena voluntad, se fichó a Torres, el fichaje más caro de la historia del club.
Pero no se tardó en comprobar que aquellos ricos mecenas habían salido rana.
Los roces con Benítez comenzaron a los pocos meses de llegar. Benítez quería fichar a un defensa en el mercado de invierno, e insistió en comenzar las negociaciones antes de que otros equipos se adelantasen. Pero Hicks y Gillett, acostumbrados a dirigir sus clubes americanos como si fueran empresas, no entendían el poder de decisión del mánager en Inglaterra. Para ellos, el mánager era un empleado más; y les chocaba que Benítez les viniera a decir cómo y cuándo debían hacer las cosas. Además, no comprendían porqué, después de haberse gastado 40 millones ese verano, no sólo el Liverpool no era campeón de la Premier, sino que encima, Benítez pedía todavía más fichajes. Después de ese encontronazo, pensaron seriamente en despedir a Benítez; y entraron en contacto con Klinsmann para que lo sustituyera. Pero los buenos resultados deportivos a partir de entonces, y el apoyo de los aficionados, les hicieron dar marcha atrás.
Sin embargo, quedaba claro que no pensaban invertir ni una libra más en fichajes: a partir de entonces, Benítez tendría que apañárselas con los beneficios que generaba el club (venta de entradas y de merchandising, giras asiáticas, ingresos por la Champions y por quedar altos en la tabla, derechos televisivos, patrocinadores). Eso dejaba un presupuesto de 40 millones para todo el verano: más o menos, lo que clubes como el Manchester, el Chelsea o el Real Madrid empezaban a gastarse en uno o dos jugadores.
También quedaba claro que las relaciones entre la directiva y el cuerpo técnico no eran nada buenas. Y de hecho, a través del director deportivo, Parry, torpedearon varias de las decisiones de Benítez. Por ejemplo: se sabía desde comienzos del 2008 que Xabi Alonso deseaba marcharse; y Benítez le buscó como sustituto a Gareth Barry. Sin embargo, los dueños nunca daban el visto bueno al fichaje, ya que lo consideraban demasiado caro; en cambio, Parry creyó más conveniente gastarse la mayor parte del presupuesto veraniego en Robbie Keane, un jugador menos necesario en los planes de Benítez.
(Hablando del tema: lo de que se había encaprichado con Barry, y quiso utilizar a Alonso como moneda de cambio, porque no le perdonaba que se quedase a ver nacer a su hijo, es una verdad a medias. Es cierto que la relación entre los dos no era buena, y eso pudo empujar a Alonso a querer marcharse. Pero Benítez nunca lo puso en una lista negra. Sabía que se quería marchar, y le buscó un sustituto)”
“Sin embargo, lo peor estaba por venir.
Cuando se cumplieron los primeros plazos para pagar los préstamos. Hicks y Gillett rompieron otra de sus promesas. Refinanciaron la deuda con un nuevo préstamo; y esta vez, sí pusieron la deuda a nombre del club. En otras palabras: el Liverpool tiene que financiar su propia compra, más los intereses. Cada X tiempo, salta la noticia de que un nuevo Banco “acude al rescate del Liverpool”, concediendo más préstamos para pagar los anteriores, y haciendo la deuda cada vez más grande. Esto quiere decir que la deuda se ha convertido en un cáncer que crece como las bolas de nieve, chupando todos los ingresos del club. Una deuda del tamaño de la del Real Madrid, sin haber disfrutado de los fichajes del Real Madrid.
Pero todavía no he hablado de lo más retorcido de todo.
Hace un año, Hicks y Gillett clamaron que habían pagado una parte de la deuda, con dinero de su propio bolsillo. Los aficionados no tenían derecho a quejarse, ya que, según ellos, “nadie ha invertido tanto en un club”. Sin embargo, las cuentas del club reflejan algo muy diferente.
Lo que Hicks y Gillett habían hecho, era conceder un préstamo al Liverpool, a través de una empresa instalada en las Islas Caimán (un paraíso fiscal). Y ese préstamo había que devolverlo, con un interés compuesto del 10% anual. Esto quiere decir que, cada año, la cantidad base se incrementa un 10%, a lo que hay que sumarle otro 10% de intereses. Sin comerlo ni beberlo, el Liverpool se encontró con dos deudas: la que iba a los bancos, y la que iba a los bolsillos de sus propios dueños, que crecía a una velocidad endiablada.
(Cabe sospechar que Hicks y Gillett son los que más interesados están en vender a los grandes jugadores para pagar la deuda. Y que Benítez era un obstáculo, ya que quería mantener el bloque de su equipo. De los 30 millones del traspaso de Xabi Alonso, no quedó en el club apenas un millón y medio; todo se lo chupó la deuda; y cabe sospechar, que una buena parte fue a parar a las Islas Caimán).
En Mayo, se hicieron públicas las cuentas del club de hace una temporada. El Liverpool había terminado segundo en la Premier, y se había clasificado para la Champions del año siguiente; esa misma temporada, había llegado a cuartos de final. Contaba con todos esos ingresos, más los millones del traspaso de Xabi Alonso. Sin embargo, las cuentas mostraban un déficit de ¡50 millones! A las deudas por préstamos, había que sumarle la extracción de grandes cantidades de dinero, “para construir el nuevo estadio”. Un nuevo estadio del que todavía no se ha visto ninguna piedra.
Las cuentas del año que viene (séptimos en Liga, eliminados de Champions en fase de grupos, los únicos ingresos de la Europa League, los intereses crecientes de las deudas) prometen ser desoladoras. Ya se empieza a hablar de intervención administrativa. El Liverpool puede terminar como el Leeds.
Recientemente, se ha anunciado que Hicks y Gillett ponían a la venta el club. ¿Cuál es el precio que piden? Como a juicio de Hicks, “el club ha triplicado su valor desde que llegamos”, exigen 600 millones de libras. En tiempos de crisis, ¿Quién va a estar dispuesto a pagar esa cantidad, y además, asumir esa deuda bestial? Para encontrar una solución, ponen a un fan del Chelsea para dirigir las operaciones necesarias; y éste ya ha anunciado que tomará más de un año…”
“Su último golpe al Liverpool, ha sido el despido mezquino de Benítez. Sabían que no podían pagar la indemnización del contrato. Así que lo han presionado a través de restricciones económicas, y filtrando rumores en la prensa, hasta que no ha aguantado más, y ha aceptado ese “despido por mutuo consentimiento.
Ese hombre es adorado por los aficionados del Liverpool (recomiendo un paseo por el foro http://www.redandwhitekop.com, y comprobar las reacciones a su despido. Benítez es considerado allí una leyenda; y su marcha ha dolido más incluso que la posible de Gerrard). Me parecen igual de mezquinos los intentos en España de ningunear su carrera: llegó a un equipo que sólo podía aspirar a la UEFA, y le dio un carácter ganador y un estilo propio, convirtiéndolo en uno de los más seguros y temidos de Europa. Dos finales de Champions (ganando una de ellas), el Mundialito, la Supercopa de Europa; partidos memorables como aquellas eliminatorias del Barcelona y el Real Madrid; una FA Cup; el año pasado, estuvo a punto de llevarse la Premier, cediéndosela al Manchester por sólo cuatro cochinos puntos (creo que era la primera vez que un equipo conseguía 86 puntos, y no ganaba su liga).
Lo que ha causado el batacazo de este año, se debió a que cierto jugador clave se marchó al Real Madrid a dos semanas de que comenzasen las competiciones; y el club no tenía ni tiempo ni dinero para buscarle un sustituto o un nuevo sistema de juego. El que finalmente llegó para ocupar su lugar, arrastraba una lesión de larga duración, en la que estuvo recayendo todo el año; y sólo pudo jugar con continuidad en el último mes. Las lesiones se cebaron con los jugadores más importantes; y gente como Torres, Gerrard, Agger, Fabio Aurelio, han estado más tiempo lesionados que jugando. Las lesiones de Torres pesaron especialmente, ya que es el único goleador del equipo. La defensa se convirtió en un desastre, entre que Carragher se había hecho mayor, Kyrgiakos necesitaba adaptarse, Agger y Skrtel estaban permanentemente lesionados, y los nuevos laterales ofensivos, contribuían más al ataque, pero dejaban más huecos atrás. Viendo ese desastre, y que Aquilani nunca se recuperaba, Benítez se vio obligado a sacar la opción más defensiva para el centro de campo (doble pivote Lucas Leiva- Mascherano), lo que perjudicó al juego creativo del equipo.
Aparte de haber echado como un perro a una de las leyendas del club, esa decisión en estos momentos sólo puede perjudicar al Liverpool. ¿Qué entrenador va a venir en su lugar? ¿Qué entrenador de nivel va a querer jugar en un equipo que no le va a poder ofrecer un buen contrato, ni dinero para fichajes; donde sabe que tiene que someterse siempre a la voluntad de dos americanos que no saben nada del fútbol europeo? ¡Y además, el club se encuentra en pleno proceso de venta! Para cuando se clarifique si el club sigue con los mismos dueños, o tiene comprador; quién será el nuevo entrenador; si habrá o no dinero… no tendrán tiempo para preparar la nueva temporada, y de nuevo les pillará el toro.
Por no hablar del muy posible éxodo de jugadores. Por un lado, los americanos están deseosos de vender (ya sabemos dónde termina gran parte de ese dinero); y ya no tienen la oposición de Benítez. Por otro, los mismos jugadores pedirán su traspaso, ya que están viendo cómo todo a su alrededor se desmorona, y no hay esperanzas de que la situación mejore a medio o largo plazo. A no ser que llegue un salvador cubierto en oro que compre el club.
Si en teoría están vendiendo el club, ¿qué más les da llevarse mal con el mánager? ¿No serían los nuevos dueños los que tendrían que decidir si sigue? ¿No es un suicidio cambiar de entrenador justo ahora? Sin dinero para traer a nadie de nivel, en una situación transitoria”
Comentario