El punta brasileño llegó al Bétis como un auténtico fenómeno pero luego de un par de temporadas intrascendentes se marchó por la puerta de atrás. Nadie recuerda su despedida verdiblanca, nadie lloró por el que hoy despunta su vicio futbolero en el Al Jazira.
Por Ezequiel Juariste.- (Twitter)
Llegó y parecía que se caía el Manuel Ruiz de Lopera. Parecía que llegaba al club uno de esos jugadores que hacen ganar campeonatos, partidos, copas. Como los grandes, como esos que marcan un antes y un después en la vida de una plantilla, de una institución, de una ciudad.
Llegó y realmente tenía en sus espaldas los pergaminos suficientes para ponerse una camiseta tan grande y con tanta historia como la del Betis, el tercer grande de España. Al que, por aquellos tiempos, le faltaba un jugador diferente y Rafael Sobis, el Crack que no fue de hoy, parecía ser la solución.
El brasileño había ganado solo, prácticamente él solo, dos campeonatos estatales y la Copa Libertadores de América con el Internacional de Porto Alegre en aquella recordada final ante el Sao Paulo donde anotó dos goles. Fueron actuaciones que lo llevaron directo y sin escalas a la selección brasileña con sólo un par de temporadas en el fútbol profesional.
Mientras tanto, el club verdiblanco le recibía con los brazos abiertos, pagando, eso sí, cerca de 10 millones de euros e hipotecándose a futuro con un contrato de ocho años para el delantero. Ni al mejor Diego Maradona o al mejor Johan Cruyff les blindaron con un contrato semejante. De todos modos, no parecía ser un problema ya que la gestión del gran Manuel Ruiz de Lopera, hacedor de grandes fichajes, lo permitía.
Pero llegó, y Sobis no fue el mismo. Pese a que tuvo un puñado de buenos partidos y que el entrenador veía que el Crack no respondía, siempre se le daba una oportunidad más y ello no sólo que no era retribuido por el propio goleador, sino que su agente buscaba una salida en cada apertura de mercado. Algo inentendible.
Algo inentendible porque, además, la afición nunca mostró un dejo de desconfianza o reprobó alguna de sus intervenciones que, a decir verdad, eran escasas, nulas. Y partido a partido, sonaba incomprensible lo que se había pagado por Sobis, el Crack.
Y asi fue, como el frustrado paso por el Betis llegó a su fin. No solo el agente se salió con la suya, sino que el jugador también. Dejó de lado la ilusión de la afición, la confianza que estaba puesta en él y prefirió el dinero. Por supuesto, a cambio había más de 10 millones de euros y seguramente un sueldo bastante más atractivo y fichó para el Al Jazira de los Emiratos Árabes Unidos.
No creo que vuelva a transitar por el Parque de María Luisa o recorrer el Monumento a la Tolerancia, justamente porque a pesar de que el pueblo bético es tolerante como pocos, cuando se le roba la cartera reacciona. Y Sobis no es de aquellos que se hayan comportado de la mejor manera.
El caso de Rafael Sobis es el auténtico caso del Crack que no fue, no sólo porque llegó a Betis pintado como el gran salvador, sino que debió escaparse por la puerta de atrás, no sólo porque la afición estaba cansada de sus pobres trabajos sino porque él mismo fue el culpable de cavarse su propia tumba.
Fuente: http://www.goal.com/es/news/2771/los...era-de-serie-a
Por Ezequiel Juariste.- (Twitter)
Llegó y parecía que se caía el Manuel Ruiz de Lopera. Parecía que llegaba al club uno de esos jugadores que hacen ganar campeonatos, partidos, copas. Como los grandes, como esos que marcan un antes y un después en la vida de una plantilla, de una institución, de una ciudad.
Llegó y realmente tenía en sus espaldas los pergaminos suficientes para ponerse una camiseta tan grande y con tanta historia como la del Betis, el tercer grande de España. Al que, por aquellos tiempos, le faltaba un jugador diferente y Rafael Sobis, el Crack que no fue de hoy, parecía ser la solución.
El brasileño había ganado solo, prácticamente él solo, dos campeonatos estatales y la Copa Libertadores de América con el Internacional de Porto Alegre en aquella recordada final ante el Sao Paulo donde anotó dos goles. Fueron actuaciones que lo llevaron directo y sin escalas a la selección brasileña con sólo un par de temporadas en el fútbol profesional.
Mientras tanto, el club verdiblanco le recibía con los brazos abiertos, pagando, eso sí, cerca de 10 millones de euros e hipotecándose a futuro con un contrato de ocho años para el delantero. Ni al mejor Diego Maradona o al mejor Johan Cruyff les blindaron con un contrato semejante. De todos modos, no parecía ser un problema ya que la gestión del gran Manuel Ruiz de Lopera, hacedor de grandes fichajes, lo permitía.
Pero llegó, y Sobis no fue el mismo. Pese a que tuvo un puñado de buenos partidos y que el entrenador veía que el Crack no respondía, siempre se le daba una oportunidad más y ello no sólo que no era retribuido por el propio goleador, sino que su agente buscaba una salida en cada apertura de mercado. Algo inentendible.
Algo inentendible porque, además, la afición nunca mostró un dejo de desconfianza o reprobó alguna de sus intervenciones que, a decir verdad, eran escasas, nulas. Y partido a partido, sonaba incomprensible lo que se había pagado por Sobis, el Crack.
Y asi fue, como el frustrado paso por el Betis llegó a su fin. No solo el agente se salió con la suya, sino que el jugador también. Dejó de lado la ilusión de la afición, la confianza que estaba puesta en él y prefirió el dinero. Por supuesto, a cambio había más de 10 millones de euros y seguramente un sueldo bastante más atractivo y fichó para el Al Jazira de los Emiratos Árabes Unidos.
No creo que vuelva a transitar por el Parque de María Luisa o recorrer el Monumento a la Tolerancia, justamente porque a pesar de que el pueblo bético es tolerante como pocos, cuando se le roba la cartera reacciona. Y Sobis no es de aquellos que se hayan comportado de la mejor manera.
El caso de Rafael Sobis es el auténtico caso del Crack que no fue, no sólo porque llegó a Betis pintado como el gran salvador, sino que debió escaparse por la puerta de atrás, no sólo porque la afición estaba cansada de sus pobres trabajos sino porque él mismo fue el culpable de cavarse su propia tumba.
Fuente: http://www.goal.com/es/news/2771/los...era-de-serie-a
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