http://www.marca.com/edicion/marca/o...o/1194695.html
este seria otro de esos reportajes made in marca , pero ahi un parrafo que me hace pensar un poquito.
El ejemplo de los más pequeños
Probablemente, el gesto de deportividad más bonito del año sucedió durante un partido de alevines disputado en Cataluña entre el Roses y la Fundación Sánchez Libre. El equipo visitante sólo contaba con diez jugadores y tuvo que alinear a un crío de 6 años, hermano de uno de los jugadores. Cuentan las crónicas de quienes presenciaron el partido que el pequeño se esforzó para estar a la altura de sus compañeros, pero cinco años de diferencia de edad eran demasiados.
Conscientes de la ilusión que le haría marcar un gol a Robert, ambos equipos se compincharon en un acto de generosidad que difícilmente olvidará el pequeño protagonista de esta historia. Sus compañeros le cedieron el balón y los rivales empezaron a caer al suelo sin quitarle el balón hasta que llegó solo a la portería y batió al portero. Todos, compañeros y rivales, celebraron el gol con Robert, un niño de seis años para quien lo importante no era ganar, empatar o perder, sino participar.
Lo facil que es hacer feliz a un niño.
este seria otro de esos reportajes made in marca , pero ahi un parrafo que me hace pensar un poquito.
El ejemplo de los más pequeños
Probablemente, el gesto de deportividad más bonito del año sucedió durante un partido de alevines disputado en Cataluña entre el Roses y la Fundación Sánchez Libre. El equipo visitante sólo contaba con diez jugadores y tuvo que alinear a un crío de 6 años, hermano de uno de los jugadores. Cuentan las crónicas de quienes presenciaron el partido que el pequeño se esforzó para estar a la altura de sus compañeros, pero cinco años de diferencia de edad eran demasiados.
Conscientes de la ilusión que le haría marcar un gol a Robert, ambos equipos se compincharon en un acto de generosidad que difícilmente olvidará el pequeño protagonista de esta historia. Sus compañeros le cedieron el balón y los rivales empezaron a caer al suelo sin quitarle el balón hasta que llegó solo a la portería y batió al portero. Todos, compañeros y rivales, celebraron el gol con Robert, un niño de seis años para quien lo importante no era ganar, empatar o perder, sino participar.
Lo facil que es hacer feliz a un niño.