Bueno no sabia muy bien donde colgar esto, y como hablan de muchos equipos, pues lo cuelgo aqui. Si esta mal que lo mueva algun moderador:
El Congreso reformará la gestión del fútbol para evitar más quiebras
Se busca un nuevo modelo ante el fracaso de las sociedades anónimas deportivas. Los clubes acumulan una deuda de 2.800 millones de euros y siete están en quiebra
Por Cristina Caballero
En el mundo del fútbol es difícil que se esté de acuerdo en algo, pero hay un punto en el que se han unido los socios, los aficionados, el Gobierno y los partidos de la oposición, independientemente de los colores del club que defienda cada uno: el modelo de gestión de los equipos, basado en las sociedades anónimas deportivas, ha fracasado y urge un cambio drástico.
La comisión parlamentaria de Educación, Política Social y Deporte ha emprendido una reforma de la actual Ley del Deporte en la que se estudiará el problema específico de la gestión de los clubes de fútbol, según ha podido saber este periódico. «Hay que revisar no sólo las sociedades anónimas deportivas (SAD), sino también actualizar la norma y adecuarla a la realidad actual de los clubes», confirmó un portavoz de la Secretaría de Estado para el Deporte. La comisión ya se ha puesto a recabar ideas que se recogerán en un Libro Blanco, cuyas conclusiones podrían desembocar en una recomendación para liquidar las SAD.
La ley que rige el fútbol profesional es de hace 18 años, y, según el portavoz gubernamental, ha sido «ampliamente» desbordada por la evolución de los equipos.
La norma, y el inédito modelo de las SAD, surgió a principios de los años 90 para sacar a los clubes de la situación de quiebra en la que estaban sumidos. Se puso el contador a cero, y además a los equipos se les incrementó el porcentaje de recaudación de las quinielas al 10% para que pudieran pagar holgadamente al fisco y no volvieran a endeudarse.
La ley también abría la puerta a los clubes para que salieran a Bolsa y pudieran financiarse en los mercados financieros. Dominados hasta ese momento por los socios, los clubes de fútbol fueron obligados a reconvertirse en sociedades anónimas deportivas.«Es curioso, porque en realidad la idea de las sociedades anónimas deportivas la propuso Jesús Gil para el Atlético, para quedarse con el club», afirma José Angel Zalba, ex presidente del Real Zaragoza (cargo al que llegó con 29 años) y que participó en aquellos años en la conversión de los clubes.
Fuera o no idea de Gil, la propuesta fue adoptada con entusiasmo por el entonces secretario de Estado para el Deporte, Javier Gómez-Navarro, durante la última legislatura de Felipe González.«Empieza la transformación del deporte y su ajuste a la realidad», declaró entonces el político. «Nadie respondía antes de las pérdidas.Pero ahora los clubes se gestionarán mejor porque sus dirigentes tendrán que responder del dinero de los accionistas», recalcó.
En junio de 1992, todos los clubes de fútbol de Primera División y de Segunda A y los de baloncesto de la División de Honor se habían convertido en sociedades anónimas. El capital social necesario lo calculó una comisión gubernamental teniendo en cuenta la deuda que entonces tenían estos clubes, aunque todos ellos nacieron «limpios».
Hubo sólo cuatro excepciones, cuatro clubes que no habían tenido pérdidas en las cinco últimas temporadas: Real Madrid, Barcelona, Osasuna y Athletic de Bilbao, que se quedaron como estaban.
Clubes en la ruina
Más de 15 años después de aquello, las palabras de Gómez-Navarro, aplicadas a la situación actual, parecen un chiste. Los clubes (transformados en SAD) no sólo son mucho más insanos económicamente, sino que han vuelto a acumular una deuda millonaria con Hacienda de más de 607 millones de euros. En total, los 20 equipos de Primera División sumaban en la temporada 2007 una deuda a largo plazo de 2.800 millones de euros, según los cálculos de José María Gay de Liébana, experto en economía financiera de la Universidad de Barcelona y autor de un estudio sobre el estado financiero del fútbol español.
«Las SAD abrieron la puerta a todo tipo de empresarios cuyos intereses no tenían nada que ver con los del equipo», asegura Francisco González, portavoz de Deportes del Partido Popular en el Congreso. «Son accionistas que han gestionado sin control, consiguiendo muchos beneficios para su bolsillo pero dejando al club en la ruina».
Ejemplos de lo que dice el diputado popular hay muchos. Sin ir más lejos, el Atlético de Madrid, con una deuda de 430 millones de euros (la segunda mayor, tras el Real Madrid), y cuyos gestores han creado una sociedad para vender el estadio Vicente Calderón con la rotunda oposición de los antiguos socios y pequeños accionistas.
También el Zaragoza está prácticamente en la ruina. «Hace 15 años tenía 15.000 millones de pesetas y ahora una deuda acumulada de 300 millones», afirma Zalba, el antiguo presidente del club.«Las sociedades anónimas han acabado con el patrimonio de los clubes», se lamenta. Este ex gestor preside actualmente la Federación de Accionistas y Socios de Fútbol Español (FASFE), organización que agrupa a las asociaciones de pequeños accionistas y socios de los clubes de fútbol que luchan por regenerar la gestión de este deporte.
¿Retorno a los clubes?
Los pequeños accionistas saben que no es realista pedir un retorno al anterior modelo de clubes de fútbol, aunque, como destaca Francisco González, el diputado del PP, «paradójicamente son los clubes que no se convirtieron en SAD los que mejor están».
Los actuales gestores de las sociedades anónimas deportivas, además, han encontrado un filón en la ley concursal. Ya que la ley del Deporte obliga a descender a Segunda División a un equipo que no pague a sus jugadores, la salida que están escogiendo muchos de ellos es la de declararse en concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos).
Mientras tanto, en un proceso que puede durar cinco años, los dueños del club negocian las abultadas deudas con los acreedores, y al cabo del concurso salen airosos con un convenio de acreedores cuya quita no suele superar el 50%. Mientras tanto, ni descienden de categoría ni asumen responsabilidades sobre su gestión.
Actualmente hay siete equipos acogidos al concurso de acreedores, una figura legal que no se pensó para las sociedades anónimas deportivas pero que parece haberse convertido en su refugio.Y, según las ruinosas cuentas de muchos otros clubes, la lista podría engordar en un corto plazo si la situación no cambia.
«Lissavetzky [secretario de Estado para el Deporte] tendría que exigir una auditoría de cada equipo para empezar a construir desde ahí», pide el portavoz de FASFE. Los socios y pequeños accionistas ven la solución muy difícil, pero una cosa tienen clara: «O se cumple a rajatabla la Ley de Sociedades Anónimas, sin que los clubes tengan que vivir de recalificaciones ni del dinero público, o volvemos a donde estábamos».
Precisamente, la financiación del fútbol español es la punta del iceberg de un problema que, según la secretaría de Estado para el Deporte, no se solucionaría con más dinero para los clubes.«Ya se les aumentó el dinero de las quinielas y mira lo que ha pasado», dice un asesor del Gobierno.
Hoy, las SAD se financian principalmente a través de los derechos televisivos y de patrocinios, fundamentalmente gubernamentales, lo que, según Zalba, supone subvenciones públicas encubiertas.
Otro problema es la fiscalización de las SAD, que está a cargo de la Liga de Fútbol Profesional. Lo que significa que los que deben controlar a los clubes son ellos mismos. «Es igual que si la tarea de supervisar a las empresas cotizadas estuviera en manos de la patronal en vez de a cargo de la CNMV y de las auditoras independientes», explica el asesor, que pide anonimato.
«Violencia económica»
«La mayoría de los directivos del fútbol nunca gestionarían sus empresas como lo hacen con sus clubes», afirma José María Gay.Este experto habla de la «violencia económica» que existe en el fútbol y que no se da en otros deportes, lo que hace que se vea como algo normal pagar cantidades astronómicas por jugadores, o conseguir dinero a golpe de desprenderse de los activos del club. El Gobierno lo tiene claro. Hay que reformar la ley para evitar que la bola engorde y que acaben pagando de nuevo los contribuyentes los excesos del fútbol. «Hay que revisar si el modelo de sociedad anónima deportiva es el que tenemos que seguir aplicando», reconoció Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, en su última comparecencia en el Congreso, el pasado mes de junio. Superar las SAD es lo único en lo que parecen estar de acuerdo todos los interesados. ¿Volver a los clubes? ¿Imponer más controles? La respuesta, dentro de unos meses en el Congreso.
Fuente: ElMundo.es
El Congreso reformará la gestión del fútbol para evitar más quiebras


En el mundo del fútbol es difícil que se esté de acuerdo en algo, pero hay un punto en el que se han unido los socios, los aficionados, el Gobierno y los partidos de la oposición, independientemente de los colores del club que defienda cada uno: el modelo de gestión de los equipos, basado en las sociedades anónimas deportivas, ha fracasado y urge un cambio drástico.
La comisión parlamentaria de Educación, Política Social y Deporte ha emprendido una reforma de la actual Ley del Deporte en la que se estudiará el problema específico de la gestión de los clubes de fútbol, según ha podido saber este periódico. «Hay que revisar no sólo las sociedades anónimas deportivas (SAD), sino también actualizar la norma y adecuarla a la realidad actual de los clubes», confirmó un portavoz de la Secretaría de Estado para el Deporte. La comisión ya se ha puesto a recabar ideas que se recogerán en un Libro Blanco, cuyas conclusiones podrían desembocar en una recomendación para liquidar las SAD.
La ley que rige el fútbol profesional es de hace 18 años, y, según el portavoz gubernamental, ha sido «ampliamente» desbordada por la evolución de los equipos.
La norma, y el inédito modelo de las SAD, surgió a principios de los años 90 para sacar a los clubes de la situación de quiebra en la que estaban sumidos. Se puso el contador a cero, y además a los equipos se les incrementó el porcentaje de recaudación de las quinielas al 10% para que pudieran pagar holgadamente al fisco y no volvieran a endeudarse.
La ley también abría la puerta a los clubes para que salieran a Bolsa y pudieran financiarse en los mercados financieros. Dominados hasta ese momento por los socios, los clubes de fútbol fueron obligados a reconvertirse en sociedades anónimas deportivas.«Es curioso, porque en realidad la idea de las sociedades anónimas deportivas la propuso Jesús Gil para el Atlético, para quedarse con el club», afirma José Angel Zalba, ex presidente del Real Zaragoza (cargo al que llegó con 29 años) y que participó en aquellos años en la conversión de los clubes.
Fuera o no idea de Gil, la propuesta fue adoptada con entusiasmo por el entonces secretario de Estado para el Deporte, Javier Gómez-Navarro, durante la última legislatura de Felipe González.«Empieza la transformación del deporte y su ajuste a la realidad», declaró entonces el político. «Nadie respondía antes de las pérdidas.Pero ahora los clubes se gestionarán mejor porque sus dirigentes tendrán que responder del dinero de los accionistas», recalcó.
En junio de 1992, todos los clubes de fútbol de Primera División y de Segunda A y los de baloncesto de la División de Honor se habían convertido en sociedades anónimas. El capital social necesario lo calculó una comisión gubernamental teniendo en cuenta la deuda que entonces tenían estos clubes, aunque todos ellos nacieron «limpios».
Hubo sólo cuatro excepciones, cuatro clubes que no habían tenido pérdidas en las cinco últimas temporadas: Real Madrid, Barcelona, Osasuna y Athletic de Bilbao, que se quedaron como estaban.
Clubes en la ruina
Más de 15 años después de aquello, las palabras de Gómez-Navarro, aplicadas a la situación actual, parecen un chiste. Los clubes (transformados en SAD) no sólo son mucho más insanos económicamente, sino que han vuelto a acumular una deuda millonaria con Hacienda de más de 607 millones de euros. En total, los 20 equipos de Primera División sumaban en la temporada 2007 una deuda a largo plazo de 2.800 millones de euros, según los cálculos de José María Gay de Liébana, experto en economía financiera de la Universidad de Barcelona y autor de un estudio sobre el estado financiero del fútbol español.
«Las SAD abrieron la puerta a todo tipo de empresarios cuyos intereses no tenían nada que ver con los del equipo», asegura Francisco González, portavoz de Deportes del Partido Popular en el Congreso. «Son accionistas que han gestionado sin control, consiguiendo muchos beneficios para su bolsillo pero dejando al club en la ruina».
Ejemplos de lo que dice el diputado popular hay muchos. Sin ir más lejos, el Atlético de Madrid, con una deuda de 430 millones de euros (la segunda mayor, tras el Real Madrid), y cuyos gestores han creado una sociedad para vender el estadio Vicente Calderón con la rotunda oposición de los antiguos socios y pequeños accionistas.
También el Zaragoza está prácticamente en la ruina. «Hace 15 años tenía 15.000 millones de pesetas y ahora una deuda acumulada de 300 millones», afirma Zalba, el antiguo presidente del club.«Las sociedades anónimas han acabado con el patrimonio de los clubes», se lamenta. Este ex gestor preside actualmente la Federación de Accionistas y Socios de Fútbol Español (FASFE), organización que agrupa a las asociaciones de pequeños accionistas y socios de los clubes de fútbol que luchan por regenerar la gestión de este deporte.
¿Retorno a los clubes?
Los pequeños accionistas saben que no es realista pedir un retorno al anterior modelo de clubes de fútbol, aunque, como destaca Francisco González, el diputado del PP, «paradójicamente son los clubes que no se convirtieron en SAD los que mejor están».
Los actuales gestores de las sociedades anónimas deportivas, además, han encontrado un filón en la ley concursal. Ya que la ley del Deporte obliga a descender a Segunda División a un equipo que no pague a sus jugadores, la salida que están escogiendo muchos de ellos es la de declararse en concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos).
Mientras tanto, en un proceso que puede durar cinco años, los dueños del club negocian las abultadas deudas con los acreedores, y al cabo del concurso salen airosos con un convenio de acreedores cuya quita no suele superar el 50%. Mientras tanto, ni descienden de categoría ni asumen responsabilidades sobre su gestión.
Actualmente hay siete equipos acogidos al concurso de acreedores, una figura legal que no se pensó para las sociedades anónimas deportivas pero que parece haberse convertido en su refugio.Y, según las ruinosas cuentas de muchos otros clubes, la lista podría engordar en un corto plazo si la situación no cambia.
«Lissavetzky [secretario de Estado para el Deporte] tendría que exigir una auditoría de cada equipo para empezar a construir desde ahí», pide el portavoz de FASFE. Los socios y pequeños accionistas ven la solución muy difícil, pero una cosa tienen clara: «O se cumple a rajatabla la Ley de Sociedades Anónimas, sin que los clubes tengan que vivir de recalificaciones ni del dinero público, o volvemos a donde estábamos».
Precisamente, la financiación del fútbol español es la punta del iceberg de un problema que, según la secretaría de Estado para el Deporte, no se solucionaría con más dinero para los clubes.«Ya se les aumentó el dinero de las quinielas y mira lo que ha pasado», dice un asesor del Gobierno.
Hoy, las SAD se financian principalmente a través de los derechos televisivos y de patrocinios, fundamentalmente gubernamentales, lo que, según Zalba, supone subvenciones públicas encubiertas.
Otro problema es la fiscalización de las SAD, que está a cargo de la Liga de Fútbol Profesional. Lo que significa que los que deben controlar a los clubes son ellos mismos. «Es igual que si la tarea de supervisar a las empresas cotizadas estuviera en manos de la patronal en vez de a cargo de la CNMV y de las auditoras independientes», explica el asesor, que pide anonimato.
«Violencia económica»
«La mayoría de los directivos del fútbol nunca gestionarían sus empresas como lo hacen con sus clubes», afirma José María Gay.Este experto habla de la «violencia económica» que existe en el fútbol y que no se da en otros deportes, lo que hace que se vea como algo normal pagar cantidades astronómicas por jugadores, o conseguir dinero a golpe de desprenderse de los activos del club. El Gobierno lo tiene claro. Hay que reformar la ley para evitar que la bola engorde y que acaben pagando de nuevo los contribuyentes los excesos del fútbol. «Hay que revisar si el modelo de sociedad anónima deportiva es el que tenemos que seguir aplicando», reconoció Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, en su última comparecencia en el Congreso, el pasado mes de junio. Superar las SAD es lo único en lo que parecen estar de acuerdo todos los interesados. ¿Volver a los clubes? ¿Imponer más controles? La respuesta, dentro de unos meses en el Congreso.
Fuente: ElMundo.es
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