Entre los ecos del inicio de la Eurocopa y el culebrón de Cristiano Ronaldo, hay una noticia que ha pasado casi de puntillas y que, sin embargo, supone una brutal carga de dinamita en los cimientos jurídicos de nuestro fútbol...
Me refiero a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el “caso Zubiaurre”, mediante la cual se ha condenado a este jugador y a su actual club, el Athletic de Bilbao, al pago de cinco millones de euros a su anterior club, la Real Sociedad, por rescisión unilateral de contrato. Me sorprende que con la cantidad de doctos periodistas especializados en materia deportiva que hay en España no haya habido ni uno solo que haya reparado en que este fallo es el penúltimo paso para acabar con las cláusulas de rescisión (si existen dos sentencias del Tribunal Supremo se sienta jurisprudencia, y ésta ha sido la primera de las dos que hacen falta).
La Real Sociedad había fijado una cláusula de rescisión de 30 millones de euros. Zubiaurre, atraído por los cantos de sirena que le llegaban de San Mamés, se negó a pagarla. La Liga de Fútbol Profesional, por su parte, no le tramitó la ficha. Y el asunto, como no podía ser de otra manera, acabó en los tribunales. Ahora, el Supremo dicta que la elevada cláusula de rescisión era “un instrumento de un poder de dominación del club" ya que con esa cuantía una salida antes del tiempo del jugador "en la práctica, resultaba imposible", y rebaja los 30 millones a tan sólo 5. Finalmente, el Tribunal Supremo rechaza la petición del jugador de no hacer frente a la indemnización fijada en su contrato y declara responsable subsidiario al Athletic de Bilbao.
Las cláusulas de rescisión fueron la solución ideada por los clubes de fútbol para evitar la fuga de jugadores que propició la aparición, en 1985, del famoso Decreto 1.006. Aunque desde el primer momento hubo voces que denunciaban que esas cláusulas eran leoninas, fueron pocos los que se atrevieron a ir a juicio para acabar con ellas. De hecho, la de Zubiaurre es la primera que acaba en el Tribunal Supremo.
Desde este instante, cualquiera que considere que su cláusula es abusiva lo tiene bien fácil: rompe el contrato, se va al club que le ofrezca mejores condiciones y acude a la Justicia para que repare la arbitrariedad. Y ojo... porque la cuestión no sólo afecta a los jugadores modestos como Zubiaurre, sino también a las grandes estrellas, ésas que tienen cláusulas de rescisión de 100 ó de 150 millones de euros. Además, a partir de ahora, cualquier club tendrá el terreno expedito para quitarle al vecino a los jugadores que más le plazcan sin tener por ello que pagar cifras astronómicas.
Lo que verdaderamente impacta del “caso Zubiaurre” es que el que haya abierto la caja de los truenos haya sido el Athletic de Bilbao, club que vive casi exclusivamente de su cantera.
Esa cantera, la de Lezama, hace tiempo que no da frutos jugosos, pero imaginemos que en los próximos años surge un nuevo Iríbar, un nuevo Goikoetxea o un nuevo Julen Guerrero... ¿Me quiere alguien explicar cómo se las va a apañar el Athetic de Bilbao para retenerlos cuando el Real Madrid o el Barcelona se fijen en ellos?? Por un precio módico, abandonarán El Bocho y se irán corriendo a La Cibeles o a Canaletas para ganar títulos y, de paso, para agigantar su cuenta corriente. ¿Me quiere alguien explicar cómo se las van a apañar los clubes españoles para evitar que los italianos o los ingleses se lleven por cuatro euros a sus mejores futbolistas???
Lo que ha hecho el Athletic de Bilbao ha sido dinamitar su futuro y abrir la caja de pandora. No hay ni un sólo club en Primera División que vaya a resultar tan afectado por esta medida como el Athletic de Bilbao . Es un ejemplo más de la irresponsabilidad y del desconocimiento que hay entre la clase dirigente del fútbol español.
Fuente: Opinion: Eduardo Torrico.
Me refiero a la sentencia del Tribunal Supremo sobre el “caso Zubiaurre”, mediante la cual se ha condenado a este jugador y a su actual club, el Athletic de Bilbao, al pago de cinco millones de euros a su anterior club, la Real Sociedad, por rescisión unilateral de contrato. Me sorprende que con la cantidad de doctos periodistas especializados en materia deportiva que hay en España no haya habido ni uno solo que haya reparado en que este fallo es el penúltimo paso para acabar con las cláusulas de rescisión (si existen dos sentencias del Tribunal Supremo se sienta jurisprudencia, y ésta ha sido la primera de las dos que hacen falta).
La Real Sociedad había fijado una cláusula de rescisión de 30 millones de euros. Zubiaurre, atraído por los cantos de sirena que le llegaban de San Mamés, se negó a pagarla. La Liga de Fútbol Profesional, por su parte, no le tramitó la ficha. Y el asunto, como no podía ser de otra manera, acabó en los tribunales. Ahora, el Supremo dicta que la elevada cláusula de rescisión era “un instrumento de un poder de dominación del club" ya que con esa cuantía una salida antes del tiempo del jugador "en la práctica, resultaba imposible", y rebaja los 30 millones a tan sólo 5. Finalmente, el Tribunal Supremo rechaza la petición del jugador de no hacer frente a la indemnización fijada en su contrato y declara responsable subsidiario al Athletic de Bilbao.
Las cláusulas de rescisión fueron la solución ideada por los clubes de fútbol para evitar la fuga de jugadores que propició la aparición, en 1985, del famoso Decreto 1.006. Aunque desde el primer momento hubo voces que denunciaban que esas cláusulas eran leoninas, fueron pocos los que se atrevieron a ir a juicio para acabar con ellas. De hecho, la de Zubiaurre es la primera que acaba en el Tribunal Supremo.
Desde este instante, cualquiera que considere que su cláusula es abusiva lo tiene bien fácil: rompe el contrato, se va al club que le ofrezca mejores condiciones y acude a la Justicia para que repare la arbitrariedad. Y ojo... porque la cuestión no sólo afecta a los jugadores modestos como Zubiaurre, sino también a las grandes estrellas, ésas que tienen cláusulas de rescisión de 100 ó de 150 millones de euros. Además, a partir de ahora, cualquier club tendrá el terreno expedito para quitarle al vecino a los jugadores que más le plazcan sin tener por ello que pagar cifras astronómicas.
Lo que verdaderamente impacta del “caso Zubiaurre” es que el que haya abierto la caja de los truenos haya sido el Athletic de Bilbao, club que vive casi exclusivamente de su cantera.
Esa cantera, la de Lezama, hace tiempo que no da frutos jugosos, pero imaginemos que en los próximos años surge un nuevo Iríbar, un nuevo Goikoetxea o un nuevo Julen Guerrero... ¿Me quiere alguien explicar cómo se las va a apañar el Athetic de Bilbao para retenerlos cuando el Real Madrid o el Barcelona se fijen en ellos?? Por un precio módico, abandonarán El Bocho y se irán corriendo a La Cibeles o a Canaletas para ganar títulos y, de paso, para agigantar su cuenta corriente. ¿Me quiere alguien explicar cómo se las van a apañar los clubes españoles para evitar que los italianos o los ingleses se lleven por cuatro euros a sus mejores futbolistas???
Lo que ha hecho el Athletic de Bilbao ha sido dinamitar su futuro y abrir la caja de pandora. No hay ni un sólo club en Primera División que vaya a resultar tan afectado por esta medida como el Athletic de Bilbao . Es un ejemplo más de la irresponsabilidad y del desconocimiento que hay entre la clase dirigente del fútbol español.
Fuente: Opinion: Eduardo Torrico.
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