-¿La imagen que más le impactó?
-La de mi viaje a Albacete. Me dice el presidente que me manda cedido... Y ahí me ves a mí en mi coche nuevo, solo, conduciendo cinco horas y media. Trataba de no pensar, de no darle vueltas. Hablaba por teléfono con mi familia, con mis asesores... Con el manos libres, por supuesto. Llegué a las oficinas del Albacete y allí no me esperaba nadie. Estaba todo cerrado. Eran las siete de la tarde. Llamo a un notario para que tome fe de que he estado allí. Yo solo me reía cuando me hacía las fotos. ¿Qué pintaba yo allí? Y luego vuelta a Sevilla. Otra vez al coche. Once horas al volante para nada.
-Bueno, para algo sí, para evitar que le impusieran una multa de tres millones de euros.
-Eso sí, estaba claro que en mi contrato y en todos los que firma Lopera hay una cláusula que dice que nos pueden ceder a donde él quiera. No es legal, pero yo la firmé, como todos. Pero a un trabajador no se le puede mandar a trabajar a un sitio contra su voluntad por mucho que venga en su contrato.
-¿Y cómo fue que se echó la manta a la cabeza y se fue a decirle a Lopera que quería dejar el Betis?
-Porque creo que había llegado mi momento. Antes nunca lo había pensado. Se había hablado mucho, pero yo siempre estaba convencido de que mejor que allí no podía estar en ningún lado. No es que estuviera acomodado, como han dicho algunos. Es que yo era feliz en el Betis, ganaba un buen dinero, pero llevaba tiempo con la idea de marcharme y aún sabiendo a lo que me exponía me fui a decirle al presidente que me quería ir. Existía el interés del Valencia. Él me dice que no me quiere vender. Y así empieza todo.
-Me han dicho que su padre lo ha pasado muy mal.
-¿Y cómo lo va a pasar? Es su hijo, su Betis. Estaba destrozado. No entendía cómo me podían hacer lo que me estaban haciendo. Todavía me pregunto por qué me ha «puteado» tanto, nadie lo entiende. Lo pasamos mal todos. Yo hubo un día que le dije a mi mujer que lo dejaba, que si no me iba al Valencia dejaba el fútbol, que no merecía la pena seguir luchando. No tenía más fuerzas. Afortunadamente mi mujer me lo quitó de la cabeza en minuto y medio. A mi padre no se lo llegué a decir con tanta claridad, pero también se lo di a entender cuando vi que estaba tan destrozado. Había momentos que creía que se iba a por él...
-¿Qué es lo que más le molestó de todo lo que dijo o le hizo Lopera?
-El trato en general. Eran cosas que no eran coherentes. Yo creo que se puede defender al Betis, sus intereses, de otra forma. No como lo hizo. Fue todo menos una negociación. Con la amenaza de la multa siempre sobre la cabeza.
-Si se encuentra a Lopera por la calle, ¿le daría la mano?
-Sí, yo no puedo vivir con rencor, no soy así. A lo peor a quien le da más reparo es a él, no a mí.
-¿Ha perdonado dinero al Betis ?
-Sí, mucho, pero no me importa. El dinero no es lo más importante en mi vida y sabía que tal y como estaba la negociación y si quería salir tenía que ceder en muchas cosas
-Se sintió como un esclavo...
-No sé si tanto, pero sí, algo parecido. Me sentí mal. Era el Betis. Había una buena oferta. Al final yo me voy, pero el Betis se ha llevado 25 kilos, que tal y como está el fútbol ahora son muchos. -Más eran los del Chelsea.
-Sí, hace dos años. Esa vez me vi con los dos pies fuera, pero yo no me quería ir. Eran 38 millones los que ofreció Mourinho. Lopera ya había dado el visto bueno a la operación, pero yo no lo veía. No me emocionaba irme fuera de España y decidí quedarme.
-Y ahora, ¿no notará el peso de los 25 millones?
-Para nada. El día de la presentación fue alucinante. Lo de las camisetas que se están vendiendo, todo esto te llega, te gusta, pero no me presiona.
-La de mi viaje a Albacete. Me dice el presidente que me manda cedido... Y ahí me ves a mí en mi coche nuevo, solo, conduciendo cinco horas y media. Trataba de no pensar, de no darle vueltas. Hablaba por teléfono con mi familia, con mis asesores... Con el manos libres, por supuesto. Llegué a las oficinas del Albacete y allí no me esperaba nadie. Estaba todo cerrado. Eran las siete de la tarde. Llamo a un notario para que tome fe de que he estado allí. Yo solo me reía cuando me hacía las fotos. ¿Qué pintaba yo allí? Y luego vuelta a Sevilla. Otra vez al coche. Once horas al volante para nada.
-Bueno, para algo sí, para evitar que le impusieran una multa de tres millones de euros.
-Eso sí, estaba claro que en mi contrato y en todos los que firma Lopera hay una cláusula que dice que nos pueden ceder a donde él quiera. No es legal, pero yo la firmé, como todos. Pero a un trabajador no se le puede mandar a trabajar a un sitio contra su voluntad por mucho que venga en su contrato.
-¿Y cómo fue que se echó la manta a la cabeza y se fue a decirle a Lopera que quería dejar el Betis?
-Porque creo que había llegado mi momento. Antes nunca lo había pensado. Se había hablado mucho, pero yo siempre estaba convencido de que mejor que allí no podía estar en ningún lado. No es que estuviera acomodado, como han dicho algunos. Es que yo era feliz en el Betis, ganaba un buen dinero, pero llevaba tiempo con la idea de marcharme y aún sabiendo a lo que me exponía me fui a decirle al presidente que me quería ir. Existía el interés del Valencia. Él me dice que no me quiere vender. Y así empieza todo.
-Me han dicho que su padre lo ha pasado muy mal.
-¿Y cómo lo va a pasar? Es su hijo, su Betis. Estaba destrozado. No entendía cómo me podían hacer lo que me estaban haciendo. Todavía me pregunto por qué me ha «puteado» tanto, nadie lo entiende. Lo pasamos mal todos. Yo hubo un día que le dije a mi mujer que lo dejaba, que si no me iba al Valencia dejaba el fútbol, que no merecía la pena seguir luchando. No tenía más fuerzas. Afortunadamente mi mujer me lo quitó de la cabeza en minuto y medio. A mi padre no se lo llegué a decir con tanta claridad, pero también se lo di a entender cuando vi que estaba tan destrozado. Había momentos que creía que se iba a por él...
-¿Qué es lo que más le molestó de todo lo que dijo o le hizo Lopera?
-El trato en general. Eran cosas que no eran coherentes. Yo creo que se puede defender al Betis, sus intereses, de otra forma. No como lo hizo. Fue todo menos una negociación. Con la amenaza de la multa siempre sobre la cabeza.
-Si se encuentra a Lopera por la calle, ¿le daría la mano?
-Sí, yo no puedo vivir con rencor, no soy así. A lo peor a quien le da más reparo es a él, no a mí.
-¿Ha perdonado dinero al Betis ?
-Sí, mucho, pero no me importa. El dinero no es lo más importante en mi vida y sabía que tal y como estaba la negociación y si quería salir tenía que ceder en muchas cosas
-Se sintió como un esclavo...
-No sé si tanto, pero sí, algo parecido. Me sentí mal. Era el Betis. Había una buena oferta. Al final yo me voy, pero el Betis se ha llevado 25 kilos, que tal y como está el fútbol ahora son muchos. -Más eran los del Chelsea.
-Sí, hace dos años. Esa vez me vi con los dos pies fuera, pero yo no me quería ir. Eran 38 millones los que ofreció Mourinho. Lopera ya había dado el visto bueno a la operación, pero yo no lo veía. No me emocionaba irme fuera de España y decidí quedarme.
-Y ahora, ¿no notará el peso de los 25 millones?
-Para nada. El día de la presentación fue alucinante. Lo de las camisetas que se están vendiendo, todo esto te llega, te gusta, pero no me presiona.
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