TPO, ¿una trata laboral para hundir el fútbol?
Prestamistas de siempre con un poder de decision como nunca. El poder financiero de los fondos amenaza con adulterar la competición
Por: Ignacio Pato, jueves 19 de mayo de 2016
TPO, ¿una trata laboral para hundir el fútbol?
Prestamistas de siempre con un poder de decision como nunca. El poder financiero de los fondos amenaza con adulterar la competición
Por: Ignacio Pato, jueves 19 de mayo de 2016
TPO, ¿una trata laboral para hundir el fútbol?
15 de mayo de 2016, último partido de la temporada. El público de Málaga corea "¡Camacho, quédate!".
Imprescindible en el centro del campo y uno de los capitanes del equipo, Ignacio Camacho habla en zona mixta al acabar el partido. "Si soy sincero, no sé cómo va todo esto. No sé si soy yo el que tiene la última palabra sobre mi salida o si el club tiene algún tipo de obligación si llega una cantidad. Me gustaría ser yo el que decida".
Casi sin pretenderlo, el jugador le quita la máscara a uno de los mayores riesgos que acecha al fútbol: el poder omnipresente de los fondos de inversión.
I - CÓMO FUNCIONAN. O "LO SIENTO CHICO, ERES PROPIEDAD DE UN EMPRESARIO VENEZOLANO"
Camacho no va a decidir si se queda o no. Ni siquiera a qué equipo irá. El Málaga vendió, a sus espaldas, el 45% de los derechos del jugador a un magnate venezolano, Edmundo Kabchi, propietario del fondo de inversión Fútbol Global Management SA. Una empresa con sede en... Panamá.
El dinero que recibió el club por vender ese porcentaje de derechos de Camacho, 2 millones, se antoja una minucia comparada con el precio de mercado —la cláusula— del mismo jugador: 20 millones.
Pero hay más. Resulta que los derechos comprados por Kabchi incluyen que si llega una oferta de mínimo 12 millones, el Málaga tenga que vender al jugador. De negarse, el club andaluz tendría que "indemnizar" con 6 millones a la empresa de Kabchi.
En Málaga ya se saben el final. Camacho es solo uno de los tres talentos que Kabchi "compró". Los aficionados blanquiazules han visto cómo el fondo ha obligado a vender en un año a dos de sus mejores jugadores, Samu Castillejo y Sergi Darder. En el caso de este último, días después de su renovación y ocasionando un cabreo monumental del entrenador Javi Gracia.
Los números cantan. Por esos dos jugadores, el empresario venezolano pagó 3,5 millones. Al adquirir el 54% de Castillejo y el 45% de Darder, Kabchi ingresó esos porcentajes cuando fueron vendidos. Un botín de 10 millones. Una plusvalía de 6,5 millones de euros.
El negocio es redondo para los fondos, conocidos como TPO, o Third Party Ownership —propiedad de terceros—, que actúan como entidades financieras al acecho de clubes en dificultades que necesitan conseguir liquidez como sea.
Son los prestamistas de siempre, pero con un poder de decisión como nunca.
II - EL ORIGEN. O LA METÁSTASIS SUDAMERICANA
El caso del Málaga es solo un ejemplo. Los fondos de inversión han hecho metástasis en Europa desde su origen en Brasil y Argentina, donde incluso clubes históricos como Boca, River, Santos o Sao Paulo han asumido su rol de escaparate para el mercado europeo.
En Brasil, donde el 82% de los futbolistas cobran menos de 252 dólares al mes, se estima que el 90% pertenecen a algún fondo de inversión.
El desembarco europeo tiene fecha concreta: el día en que Javier Mascherano y Carlos Tévez llegaron al West Ham United en el verano de 2006. ¿Por qué dos cracks por los que se peleaba medio mundo llegaban a un club que luchaba por no bajar a 2ª?
La respuesta está en Media Sports Investments, un fondo con sede en las Islas Vírgenes y propietario de derechos de ambos argentinos. Con el mercado de fichajes a punto de cerrarse, MSI necesitaba que los jugadores entrasen en Europa como fuera.
La operación tendría como objetivo aumentar el valor de los jugadores en Europa para un posterior traspaso pactado a un club de mayor nivel. Mascherano firmó a los 6 meses por el Liverpool y Tévez se fue antes del primer año al Manchester United. El West Ham era solo un club-puente.
El entrenador Alan Pardew ni siquiera sabía por qué le habían traído a aquellas dos estrellas de la noche a la mañana. Bajo investigación de la Federación Inglesa de Fútbol, que prohíbe las propiedades terceras, el West Ham ocultó los detalles del contrato, que se sospecha incluía que ambos jugasen todos los minutos posibles para aumentar su precio a final de temporada.
El West Ham recibió una multa económica. 5,5 millones de libras, eso sí, la más alta de la historia del fútbol inglés. Aficionados y voces especializadas como la del periodista italiano Pippo Russo hablan, no obstante, de competición adulterada. El motivo es que la sanción no fuera deportiva -puntos o descenso-, ya que la Federación Inglesa, a pesar de ser más estricta que la española, consideró que sería injusto penalizar así a la nueva directiva, posterior al delito, que tenía el West Ham en el momento de ser sancionado.
En efecto, se trata de jugadores alquilados. Y no solo de espaldas a ellos mismos, hecho que convierte al fenómeno de las TPO en una agresión a los derechos del futbolista por sus similitudes con una trata de personas.
También de espaldas al aficionado que en ese momento esté pagando 80 euros por la camiseta de su ídolo.
III - CLASE PRÁCTICA. CÓMO HUNDIR UN EQUIPO
La empresa de consultoría y auditoría KPMG estimó en septiembre de 2013 que 1.100 jugadores de ligas europeas son propiedad de terceros. Supondría un valor de entre 700 y 1100 millones de euros. Una cifra que podría ser solo una base, según expertos como Russo.
Las competiciones más afectadas son las de Portugal y España. En San Sebastián, los aficionados de la Real dudan que el portero argentino Rulli, que ha hecho una notable temporada, continúe allí tras el verano. Su destino lo decide el fondo Club Maldonado, de Uruguay.
En Gijón, el fondo Doyen, con sede jurídica en Malta, ha penetrado de tal modo en el Sporting que ya existen aficionados movilizados contra la directiva, acusándoles de "regalar" a los jugadores e "hipotecar" al equipo.
Los atléticos, por su parte, son testigos de las dos direcciones en las que un fondo actúa. Por un lado, no quieren ni oír hablar de que la directiva del club ha vendido un altísimo porcentaje de dos canteranos titulares como Koke y Saúl a un fondo irlandés, Quality Football Ireland.
Por otro, conocen cómo trabaja un fondo en el rol de falso rey mago. En 2011, como el Atlético no podía pagar los 40 millones del fichaje de Falcao al Oporto, lo hizo a través de Doyen, cediéndole a la vez parte de los derechos del colombiano.
Dos veranos después, y con el futbolista revalorizado, el prestamista Doyen reclamó "lo suyo". Es decir, la venta de un futbolista convertido en activo financiero.
Falcao salió contra su voluntad al Mónaco del magnate ruso Dimitri Rybolovlev. Ese era el único club con la liquidez necesaria para contentar al fondo de inversión. Atrás quedaban 70 goles en 91 partidos, una despedida entre lágrimas y muchos aficionados rojiblancos que tardaron en darse cuenta de que aquello no era decisión del delantero.
La península ibérica nos da otro caso que ilustra a la perfección el escenario. Juankar, canterano madridista, fue fichado a través de un fondo por el Sporting de Braga portugués en 2011. Desde entonces, por increíble que parezca, literalmente no ha pisado la ciudad del equipo al que pertenece, encadenando cesiones en Zaragoza, Betis, Granada y Málaga. De momento, ninguno ha querido quedarse con él pagando los 6 millones con los que el Braga intenta rentabilizar su inversión. El jugador, ya con 26 años, podría estar así hasta 2020, fecha en que acaba su contrato con el Braga.
Pero si hay un lugar en el que se arrepientan de haber abierto la puerta a los fondos de inversión es Enschede, en Holanda. Allí el histórico Twente no ha tenido tanta suerte como el West Ham. La federación de su país, de nuevo mucho más estricta que la española, le ha prohibido participar en competiciones europeas durante 3 años. El motivo: haber recibido 5 millones de Doyen a cambio de los derechos de 7 futbolistas.
El escándalo desvelado por el portal Football Leaks ha tenido una cascada de consecuencias negativas en Enschede. El presidente dimitió y el club ha sido multado con 170.000 euros. El Twente, campeón de Holanda en 2010, pasó a ser una especie de apestado en el resto del país. Y lo peor, la federación, acaba de descender al equipo a Segunda.
IV - CONTRAATAQUE DE DESPACHO
Los fondos de inversión no son legales. El 1 de mayo de 2015 la FIFA introdujo la normativa 1464 para prohibir que terceras partes comprasen y especulasen con derechos de futbolistas, una decisión aplaudida por el sindicato internacional de futbolistas, FIFPro.
La reacción de los "inversionistas" no se ha hecho esperar. El animal herido se ha transformado en un lobby capitaneado por Doyen que, aunque de momento ha perdido dos recursos contra la FIFA, cuenta con argumentos y socios que no podemos dejar pasar por alto.
"Las propiedades de terceros es lo que quieren jugadores, aficionados y clubes". Tal afirmación es de Nelio Lucas, el CEO de Doyen, en un seminario sobre TPO organizado por la Liga de Fútbol Profesional española. Lucas razona que "así no siempre ganarán los mismos".
Doyen basa su argumentación en que los clubes experimentan un rápido crecimiento que les permite competir con los gigantes del fútbol. Sin embargo, los casos de éxito de Sevilla, Atlético de Madrid u Oporto no pueden ser evaluados, por su potencial, como clubes cuya influencia de los fondos haya sido clave para conseguir títulos.
Para el resto, y la vista de casos como los de Málaga, Sporting o Twente, se parece más a la entrada de un prestamista que solo negocia en condiciones ventajosas para sí mismo y para el que no siempre rendimiento deportivo es sinónimo de rentabilidad económica.
Javier Tebas, el presidente de la LFP, hace también cruzada por la legalización de los fondos de inversión. Sus argumentos van desde la consideración de que el veto va contra la normativa europea de libre circulación de capitales y personas o de que, de no rectificar la medida, "la Premier será la NBA y la Liga la ACB" en 5 años, en referencia a la desigualdad de ingresos entre competiciones.
"Con la crisis financiera se han visto muchas tropelías cometidas por los bancos y no se han prohibido los bancos. Esto es el mundo de los negocios. Si alguien gana dinero, lo ganaremos todos", según decía este mismo año ante periodistas en el Parlamento Europeo.
Mientras inversores y federaciones como la española echan un pulso con la FIFA, el aficionado de a pie continúa yendo al estadio. Emocionándose. Cantando en esa iglesia laica. Tratando de bloquear en su cabeza el "qué pasó con eso que llamaban fútbol".
Y cuidándose mucho de a qué futbolista llamar ídolo.
Imprescindible en el centro del campo y uno de los capitanes del equipo, Ignacio Camacho habla en zona mixta al acabar el partido. "Si soy sincero, no sé cómo va todo esto. No sé si soy yo el que tiene la última palabra sobre mi salida o si el club tiene algún tipo de obligación si llega una cantidad. Me gustaría ser yo el que decida".
Casi sin pretenderlo, el jugador le quita la máscara a uno de los mayores riesgos que acecha al fútbol: el poder omnipresente de los fondos de inversión.
I - CÓMO FUNCIONAN. O "LO SIENTO CHICO, ERES PROPIEDAD DE UN EMPRESARIO VENEZOLANO"
Camacho no va a decidir si se queda o no. Ni siquiera a qué equipo irá. El Málaga vendió, a sus espaldas, el 45% de los derechos del jugador a un magnate venezolano, Edmundo Kabchi, propietario del fondo de inversión Fútbol Global Management SA. Una empresa con sede en... Panamá.
El dinero que recibió el club por vender ese porcentaje de derechos de Camacho, 2 millones, se antoja una minucia comparada con el precio de mercado —la cláusula— del mismo jugador: 20 millones.
Pero hay más. Resulta que los derechos comprados por Kabchi incluyen que si llega una oferta de mínimo 12 millones, el Málaga tenga que vender al jugador. De negarse, el club andaluz tendría que "indemnizar" con 6 millones a la empresa de Kabchi.
En Málaga ya se saben el final. Camacho es solo uno de los tres talentos que Kabchi "compró". Los aficionados blanquiazules han visto cómo el fondo ha obligado a vender en un año a dos de sus mejores jugadores, Samu Castillejo y Sergi Darder. En el caso de este último, días después de su renovación y ocasionando un cabreo monumental del entrenador Javi Gracia.
Los números cantan. Por esos dos jugadores, el empresario venezolano pagó 3,5 millones. Al adquirir el 54% de Castillejo y el 45% de Darder, Kabchi ingresó esos porcentajes cuando fueron vendidos. Un botín de 10 millones. Una plusvalía de 6,5 millones de euros.
El negocio es redondo para los fondos, conocidos como TPO, o Third Party Ownership —propiedad de terceros—, que actúan como entidades financieras al acecho de clubes en dificultades que necesitan conseguir liquidez como sea.
Son los prestamistas de siempre, pero con un poder de decisión como nunca.
II - EL ORIGEN. O LA METÁSTASIS SUDAMERICANA
El caso del Málaga es solo un ejemplo. Los fondos de inversión han hecho metástasis en Europa desde su origen en Brasil y Argentina, donde incluso clubes históricos como Boca, River, Santos o Sao Paulo han asumido su rol de escaparate para el mercado europeo.
En Brasil, donde el 82% de los futbolistas cobran menos de 252 dólares al mes, se estima que el 90% pertenecen a algún fondo de inversión.
El desembarco europeo tiene fecha concreta: el día en que Javier Mascherano y Carlos Tévez llegaron al West Ham United en el verano de 2006. ¿Por qué dos cracks por los que se peleaba medio mundo llegaban a un club que luchaba por no bajar a 2ª?
La respuesta está en Media Sports Investments, un fondo con sede en las Islas Vírgenes y propietario de derechos de ambos argentinos. Con el mercado de fichajes a punto de cerrarse, MSI necesitaba que los jugadores entrasen en Europa como fuera.
La operación tendría como objetivo aumentar el valor de los jugadores en Europa para un posterior traspaso pactado a un club de mayor nivel. Mascherano firmó a los 6 meses por el Liverpool y Tévez se fue antes del primer año al Manchester United. El West Ham era solo un club-puente.
El entrenador Alan Pardew ni siquiera sabía por qué le habían traído a aquellas dos estrellas de la noche a la mañana. Bajo investigación de la Federación Inglesa de Fútbol, que prohíbe las propiedades terceras, el West Ham ocultó los detalles del contrato, que se sospecha incluía que ambos jugasen todos los minutos posibles para aumentar su precio a final de temporada.
El West Ham recibió una multa económica. 5,5 millones de libras, eso sí, la más alta de la historia del fútbol inglés. Aficionados y voces especializadas como la del periodista italiano Pippo Russo hablan, no obstante, de competición adulterada. El motivo es que la sanción no fuera deportiva -puntos o descenso-, ya que la Federación Inglesa, a pesar de ser más estricta que la española, consideró que sería injusto penalizar así a la nueva directiva, posterior al delito, que tenía el West Ham en el momento de ser sancionado.
En efecto, se trata de jugadores alquilados. Y no solo de espaldas a ellos mismos, hecho que convierte al fenómeno de las TPO en una agresión a los derechos del futbolista por sus similitudes con una trata de personas.
También de espaldas al aficionado que en ese momento esté pagando 80 euros por la camiseta de su ídolo.
III - CLASE PRÁCTICA. CÓMO HUNDIR UN EQUIPO
La empresa de consultoría y auditoría KPMG estimó en septiembre de 2013 que 1.100 jugadores de ligas europeas son propiedad de terceros. Supondría un valor de entre 700 y 1100 millones de euros. Una cifra que podría ser solo una base, según expertos como Russo.
Las competiciones más afectadas son las de Portugal y España. En San Sebastián, los aficionados de la Real dudan que el portero argentino Rulli, que ha hecho una notable temporada, continúe allí tras el verano. Su destino lo decide el fondo Club Maldonado, de Uruguay.
En Gijón, el fondo Doyen, con sede jurídica en Malta, ha penetrado de tal modo en el Sporting que ya existen aficionados movilizados contra la directiva, acusándoles de "regalar" a los jugadores e "hipotecar" al equipo.
Los atléticos, por su parte, son testigos de las dos direcciones en las que un fondo actúa. Por un lado, no quieren ni oír hablar de que la directiva del club ha vendido un altísimo porcentaje de dos canteranos titulares como Koke y Saúl a un fondo irlandés, Quality Football Ireland.
Por otro, conocen cómo trabaja un fondo en el rol de falso rey mago. En 2011, como el Atlético no podía pagar los 40 millones del fichaje de Falcao al Oporto, lo hizo a través de Doyen, cediéndole a la vez parte de los derechos del colombiano.
Dos veranos después, y con el futbolista revalorizado, el prestamista Doyen reclamó "lo suyo". Es decir, la venta de un futbolista convertido en activo financiero.
Falcao salió contra su voluntad al Mónaco del magnate ruso Dimitri Rybolovlev. Ese era el único club con la liquidez necesaria para contentar al fondo de inversión. Atrás quedaban 70 goles en 91 partidos, una despedida entre lágrimas y muchos aficionados rojiblancos que tardaron en darse cuenta de que aquello no era decisión del delantero.
La península ibérica nos da otro caso que ilustra a la perfección el escenario. Juankar, canterano madridista, fue fichado a través de un fondo por el Sporting de Braga portugués en 2011. Desde entonces, por increíble que parezca, literalmente no ha pisado la ciudad del equipo al que pertenece, encadenando cesiones en Zaragoza, Betis, Granada y Málaga. De momento, ninguno ha querido quedarse con él pagando los 6 millones con los que el Braga intenta rentabilizar su inversión. El jugador, ya con 26 años, podría estar así hasta 2020, fecha en que acaba su contrato con el Braga.
Pero si hay un lugar en el que se arrepientan de haber abierto la puerta a los fondos de inversión es Enschede, en Holanda. Allí el histórico Twente no ha tenido tanta suerte como el West Ham. La federación de su país, de nuevo mucho más estricta que la española, le ha prohibido participar en competiciones europeas durante 3 años. El motivo: haber recibido 5 millones de Doyen a cambio de los derechos de 7 futbolistas.
El escándalo desvelado por el portal Football Leaks ha tenido una cascada de consecuencias negativas en Enschede. El presidente dimitió y el club ha sido multado con 170.000 euros. El Twente, campeón de Holanda en 2010, pasó a ser una especie de apestado en el resto del país. Y lo peor, la federación, acaba de descender al equipo a Segunda.
IV - CONTRAATAQUE DE DESPACHO
Los fondos de inversión no son legales. El 1 de mayo de 2015 la FIFA introdujo la normativa 1464 para prohibir que terceras partes comprasen y especulasen con derechos de futbolistas, una decisión aplaudida por el sindicato internacional de futbolistas, FIFPro.
La reacción de los "inversionistas" no se ha hecho esperar. El animal herido se ha transformado en un lobby capitaneado por Doyen que, aunque de momento ha perdido dos recursos contra la FIFA, cuenta con argumentos y socios que no podemos dejar pasar por alto.
"Las propiedades de terceros es lo que quieren jugadores, aficionados y clubes". Tal afirmación es de Nelio Lucas, el CEO de Doyen, en un seminario sobre TPO organizado por la Liga de Fútbol Profesional española. Lucas razona que "así no siempre ganarán los mismos".
Doyen basa su argumentación en que los clubes experimentan un rápido crecimiento que les permite competir con los gigantes del fútbol. Sin embargo, los casos de éxito de Sevilla, Atlético de Madrid u Oporto no pueden ser evaluados, por su potencial, como clubes cuya influencia de los fondos haya sido clave para conseguir títulos.
Para el resto, y la vista de casos como los de Málaga, Sporting o Twente, se parece más a la entrada de un prestamista que solo negocia en condiciones ventajosas para sí mismo y para el que no siempre rendimiento deportivo es sinónimo de rentabilidad económica.
Javier Tebas, el presidente de la LFP, hace también cruzada por la legalización de los fondos de inversión. Sus argumentos van desde la consideración de que el veto va contra la normativa europea de libre circulación de capitales y personas o de que, de no rectificar la medida, "la Premier será la NBA y la Liga la ACB" en 5 años, en referencia a la desigualdad de ingresos entre competiciones.
"Con la crisis financiera se han visto muchas tropelías cometidas por los bancos y no se han prohibido los bancos. Esto es el mundo de los negocios. Si alguien gana dinero, lo ganaremos todos", según decía este mismo año ante periodistas en el Parlamento Europeo.
Mientras inversores y federaciones como la española echan un pulso con la FIFA, el aficionado de a pie continúa yendo al estadio. Emocionándose. Cantando en esa iglesia laica. Tratando de bloquear en su cabeza el "qué pasó con eso que llamaban fútbol".
Y cuidándose mucho de a qué futbolista llamar ídolo.
Comentario