A sus 36 años, Quique Romero se ha cansado de darle puntapiés a un balón, al menos al máximo nivel. Tras 16 temporadas en la élite del balompié, el lateral zurdo dejará de correr pegado a la cal para dedicar mayor tiempo a su familia. Sin embargo, el gaditano se resiste a abandonar los terrenos de juego de manera definitiva y seguirá entrenando, en las filas del Xerez, porque, como el mismo ha reconocido, es algo que le gusta y que ha hecho siempre.
En los comienzos de la década de los 90, Romero inició su andadura en el mundo del fútbol. Tras una temporada casi inédita en el Logroñes (sólo jugó dos minutos), el carrilero comenzó a hacerse un hueco en el mítico equipo de Logroño y permaneció en él durante otras dos temporadas, con un papel destacado en la última, en la que disputó 29 partidos y marcó cuatro goles.
Ahí arrancó su carrera de trotamundos pasando por el Valencia, Mallorca, Deportivo y finalmente el Betis. En el equipo ché pudieron disfrutar del fútbol del gaditano durante otras tres temporadas, en las que fue un fijo jugando al menos 30 partidos cada campaña y anotando cinco tantos en su estancia en Mestalla. Cruzó el charco para desembarcar en Mallorca y, aunque sólo permaneció un año, Romero dejó buena constancia de su regularidad participando en todos los partidos de la liga, en los que sumó tres goles a su cuenta anotadora.
Gloria con sabor gallego
Tras un año sin descanso, el andaluz pasaría al que sería el equipo de su carrera: el Deportivo de La Coruña. En tierras gallegas se mantuvo durante ocho años. Fue allí donde llego a la cúspide de su carrera deportiva. Debutó con la selección española en el 2000 (frente a Croacia) y estrenó su palmarés: una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España, todas durante el 2002. Precisamente ese mismo año acudió al Mundial de Corea y Japón.
Casí una década dedicado al equipo blanquiazul y siempre con una contínua presencia en el césped de Riazor. El cambio de ciclo le obligó a abandonar al club de sus amores para recalar en el Betis de Lopera. Como es habitual en él, Romero cumplió disputando 17 partidos. Ahora, tras haberlo meditado durante un tiempo, dice adiós al mundo del balón porque, como el propio lateral ha apuntado, existen otras cosas que llenan más que éste emocionante deporte.
Tras de sí deja 16 años de buen fútbol, con únicamente tres expulsiones (a pesar de ser defensa) y 14 goles, además de vestir siete veces la elástica 'roja' y participar en 64 partidos en competiciones europeas. Todo un logro para uno de esos futbolistas que no hacen mucho ruido pero que, con su esfuerzo y dedicación, se antoja indispensable para cualquier plantilla. Se va un ejemplo de constancia y humildad.
marca.com
Al final le servimos de asilo para su ultimo año como profesional...y pensar qeu F.Vega se ha pasado mas de media temporada siendo suplente suyo...vaya los webos de quein lo trajo, y de quien lo mantuvo...
En los comienzos de la década de los 90, Romero inició su andadura en el mundo del fútbol. Tras una temporada casi inédita en el Logroñes (sólo jugó dos minutos), el carrilero comenzó a hacerse un hueco en el mítico equipo de Logroño y permaneció en él durante otras dos temporadas, con un papel destacado en la última, en la que disputó 29 partidos y marcó cuatro goles.
Ahí arrancó su carrera de trotamundos pasando por el Valencia, Mallorca, Deportivo y finalmente el Betis. En el equipo ché pudieron disfrutar del fútbol del gaditano durante otras tres temporadas, en las que fue un fijo jugando al menos 30 partidos cada campaña y anotando cinco tantos en su estancia en Mestalla. Cruzó el charco para desembarcar en Mallorca y, aunque sólo permaneció un año, Romero dejó buena constancia de su regularidad participando en todos los partidos de la liga, en los que sumó tres goles a su cuenta anotadora.
Gloria con sabor gallego
Tras un año sin descanso, el andaluz pasaría al que sería el equipo de su carrera: el Deportivo de La Coruña. En tierras gallegas se mantuvo durante ocho años. Fue allí donde llego a la cúspide de su carrera deportiva. Debutó con la selección española en el 2000 (frente a Croacia) y estrenó su palmarés: una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España, todas durante el 2002. Precisamente ese mismo año acudió al Mundial de Corea y Japón.
Casí una década dedicado al equipo blanquiazul y siempre con una contínua presencia en el césped de Riazor. El cambio de ciclo le obligó a abandonar al club de sus amores para recalar en el Betis de Lopera. Como es habitual en él, Romero cumplió disputando 17 partidos. Ahora, tras haberlo meditado durante un tiempo, dice adiós al mundo del balón porque, como el propio lateral ha apuntado, existen otras cosas que llenan más que éste emocionante deporte.
Tras de sí deja 16 años de buen fútbol, con únicamente tres expulsiones (a pesar de ser defensa) y 14 goles, además de vestir siete veces la elástica 'roja' y participar en 64 partidos en competiciones europeas. Todo un logro para uno de esos futbolistas que no hacen mucho ruido pero que, con su esfuerzo y dedicación, se antoja indispensable para cualquier plantilla. Se va un ejemplo de constancia y humildad.
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Al final le servimos de asilo para su ultimo año como profesional...y pensar qeu F.Vega se ha pasado mas de media temporada siendo suplente suyo...vaya los webos de quein lo trajo, y de quien lo mantuvo...
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