Decíamos en la introducción de este blog que el fútbol se había convertido en la actualidad en algo que nada tiene que ver con el deporte que fue en sus inicios, que había pasado de ser ese entorno mágico del que evadirse de los problemas personales a ser en algunos casos poco más que un negocio entre empresas y clientes. Pues bien, esto alcanza su mayor exponente en los multimillonarios o multibillonarios, depende de cada uno, jeques árabes y magnates rusos (por ejemplo). Para muchos de ellos, el fútbol se ha convertido en una forma de dar a conocer su nombre a nivel internacional. Muchos de ellos son personas con un gran grado de influencia en las actividades económicas de su país y los negocios nacionales a veces se le quedan pequeños. Entonces, para expandir el nombre de sus empresas, deciden aventurarse a comprar un club de fútbol. La bienvenida que reciben por parte de los aficionados es muy buena, son gente de dinero, y ellos esperan que parte de él lo inviertan en el club de sus amores. Estos empresarios, expertos en relaciones públicas, encantadores de serpientes, rápidamente generan ilusión y esperanza a su llegada al club. Su frase más usada es aquella de “Queremos poner a este club en lo más alto, y que de aquí a unos años pueda luchar con los mejores”. No es la primera vez que la oímos. A veces es verdad y a veces mentira, pero al principio, todos se lo creen.
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Fútbol Anfetamínico: Sobre jeques y magnates.
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