Re: El rincón de Mel
El Betis de las exigencias
Javier Mérida.
De nada sirve vencer a la Real Sociedad con diez futbolistas y empatar de esa misma guisa en Mestalla si luego, en Heliópolis, cae ante el Deportivo. Poco bueno ha debido haber en las dos victorias fuera de casa frente a Sporting y Rayo Vallecano cuando se tacha poco menos que de catastrófica la nueva derrota en casa ante el Espanyol. El Betis marcha décimo en la clasificación de Primera División, a dos puntos de la zona europea y con cinco de ventaja sobre los puestos de peligro, y en el entorno del equipo se respira crispación y, prácticamente, lo urgen a salir hoy con los tres puntos de su visita al Nuevo Los Cármenes.
Es éste es el Betis de las exigencias. Los que en su día ayudaron a la decapitación de Pepe Mel pese a que la plantilla, que vendían como la panacea, sólo sumó 25 puntos, no han tardado ni dos años en empezar los primeras nudos de la soga sobre el técnico, como si este equipo recién ascendido debiera llevar cinco o seis puntos más y estar a la sombra de Madrid, Barcelona y ese sorpresivo Celta de Berizzo.
Es increíble, pero no por ello menos cierto. Pensarán que Westermann es la reencarnación de Beckenbauer pese a que se desnude más de la cuenta en los espacios, creerán que Petros, que no se sabe aún qué es, se va a desayunar en todos los estadios la cantidad de oxígeno de Vallecas; no habrán caído en la cuenta de que treintañeros o casi como Digard, Vargas y Van der Vaart no paran de lesionarse, al igual que Jorge Molina, o les dará igual que el propio Dani Ceballos haya confesado que los problemas con su renovación le han influido en la psique.
Todo eso da igual. El entrenador está por debajo de la plantilla, al igual que cuando Bosch se lo merendó, y si no está ensamblada no es por las causas enumeradas en el párrafo anterior, sino por su impericia y la de su cuerpo técnico, dicho sea de paso también pese a que, físicamente, el Betis raro es el partido en el que no supera a sus rivales desde que David Gómez anda al frente de esa parcela.
Lo anterior es tan obvio como que Mel se equivocó en los referidos encuentros frente al Dépor y el Espanyol, pero también que sus futbolistas no encararon el primero con la actitud adecuada y en el segundo abundaron las desaplicaciones defensivas, entre otros de una pareja tan fiable como estaba siendo la que forman Bruno y Westermann, por no citar que Adán tampoco fue el de sus mejores días. Pero, claro, la culpa es del entrenador, según se desprende de lo que se lee en prensa y en algún estercolero social. Y, por supuesto, los tres partidos ganados se deben al plantillón del Betis.
Un plantillón con el que Mel, una vez más, podría acudir a su ya famoso 4-4-2 asimétrico pero no por la devoción con que lo hiciera hace un lustro para darle cabida a la vez a Beñat y a Salva Sevilla. En absoluto, si ya en Segunda se vio con carencias, éstas no se han solucionado y este dibujo se antoja como el más adecuado porque si algo ha quedado claro es que el 4-2-3-1, el 4-1-4-1 y el 4-4-1-1, con Joaquín de mediapunta, no hacen otra cosa que alicortar el vuelo de Rubén Castro, quien, tras cincuenta o sesenta fichajes, continúa siendo el mejor futbolista del equipo.
Si es unánime que el partido más redondo de los verdiblancos fue el jugado en Vallecas bajo estos parámetros, no sería descartable que Mel apele de nuevo a Rennella como pareja del delantero canario, con Joaquín como extremo derecho y Portillo, en su caso, cayendo algo más a la banda izquierda. Así, la duda estaría en qué hombre acompañaría a N'Diaye en ese intento de frenar la velocidad granadinista y, a la par, generar algo de fútbol en esa zona, quizá el hándicap más acusado del equipo en esta fase de rodaje. Los problemas físicos de Petros días atrás y la liberación mental de Dani Ceballos hablarían en favor de éste, ya que Digard se antoja más complicado.
El Granada, colista con cinco puntos y con José Ramón Sandoval en la rampa de salida, tiene a su gente de los nervios, de ahí que una salida en tromba del Betis haría mucho daño de coronarla con un gol temprano. Pero, aunque no haya ganado aún, el equipo iliberitano es peligroso en Los Cármenes pese a flojear defensivamente. La zurda de Javi Márquez o la más exquisita de Piti hallan complemento en la velocidad y el físico de El Arabi, por no citar al vertiginoso Success, el hombre hoy más desequilibrante del Granada.
Por eso el Betis intentará jugar con el patrón de Vallecas, serio, con las líneas muy juntas y apretando arriba cuando proceda. Aunque en aquella ocasión el voleón sobre Rennella también fue un recurso para sacudirse al Rayo, no se espera que el Granada sea tan intenso. Si a todo esto, juega Dani Ceballos y le da ese puntito de sal al guiso...
El Betis de las exigencias
Javier Mérida.
De nada sirve vencer a la Real Sociedad con diez futbolistas y empatar de esa misma guisa en Mestalla si luego, en Heliópolis, cae ante el Deportivo. Poco bueno ha debido haber en las dos victorias fuera de casa frente a Sporting y Rayo Vallecano cuando se tacha poco menos que de catastrófica la nueva derrota en casa ante el Espanyol. El Betis marcha décimo en la clasificación de Primera División, a dos puntos de la zona europea y con cinco de ventaja sobre los puestos de peligro, y en el entorno del equipo se respira crispación y, prácticamente, lo urgen a salir hoy con los tres puntos de su visita al Nuevo Los Cármenes.
Es éste es el Betis de las exigencias. Los que en su día ayudaron a la decapitación de Pepe Mel pese a que la plantilla, que vendían como la panacea, sólo sumó 25 puntos, no han tardado ni dos años en empezar los primeras nudos de la soga sobre el técnico, como si este equipo recién ascendido debiera llevar cinco o seis puntos más y estar a la sombra de Madrid, Barcelona y ese sorpresivo Celta de Berizzo.
Es increíble, pero no por ello menos cierto. Pensarán que Westermann es la reencarnación de Beckenbauer pese a que se desnude más de la cuenta en los espacios, creerán que Petros, que no se sabe aún qué es, se va a desayunar en todos los estadios la cantidad de oxígeno de Vallecas; no habrán caído en la cuenta de que treintañeros o casi como Digard, Vargas y Van der Vaart no paran de lesionarse, al igual que Jorge Molina, o les dará igual que el propio Dani Ceballos haya confesado que los problemas con su renovación le han influido en la psique.
Todo eso da igual. El entrenador está por debajo de la plantilla, al igual que cuando Bosch se lo merendó, y si no está ensamblada no es por las causas enumeradas en el párrafo anterior, sino por su impericia y la de su cuerpo técnico, dicho sea de paso también pese a que, físicamente, el Betis raro es el partido en el que no supera a sus rivales desde que David Gómez anda al frente de esa parcela.
Lo anterior es tan obvio como que Mel se equivocó en los referidos encuentros frente al Dépor y el Espanyol, pero también que sus futbolistas no encararon el primero con la actitud adecuada y en el segundo abundaron las desaplicaciones defensivas, entre otros de una pareja tan fiable como estaba siendo la que forman Bruno y Westermann, por no citar que Adán tampoco fue el de sus mejores días. Pero, claro, la culpa es del entrenador, según se desprende de lo que se lee en prensa y en algún estercolero social. Y, por supuesto, los tres partidos ganados se deben al plantillón del Betis.
Un plantillón con el que Mel, una vez más, podría acudir a su ya famoso 4-4-2 asimétrico pero no por la devoción con que lo hiciera hace un lustro para darle cabida a la vez a Beñat y a Salva Sevilla. En absoluto, si ya en Segunda se vio con carencias, éstas no se han solucionado y este dibujo se antoja como el más adecuado porque si algo ha quedado claro es que el 4-2-3-1, el 4-1-4-1 y el 4-4-1-1, con Joaquín de mediapunta, no hacen otra cosa que alicortar el vuelo de Rubén Castro, quien, tras cincuenta o sesenta fichajes, continúa siendo el mejor futbolista del equipo.
Si es unánime que el partido más redondo de los verdiblancos fue el jugado en Vallecas bajo estos parámetros, no sería descartable que Mel apele de nuevo a Rennella como pareja del delantero canario, con Joaquín como extremo derecho y Portillo, en su caso, cayendo algo más a la banda izquierda. Así, la duda estaría en qué hombre acompañaría a N'Diaye en ese intento de frenar la velocidad granadinista y, a la par, generar algo de fútbol en esa zona, quizá el hándicap más acusado del equipo en esta fase de rodaje. Los problemas físicos de Petros días atrás y la liberación mental de Dani Ceballos hablarían en favor de éste, ya que Digard se antoja más complicado.
El Granada, colista con cinco puntos y con José Ramón Sandoval en la rampa de salida, tiene a su gente de los nervios, de ahí que una salida en tromba del Betis haría mucho daño de coronarla con un gol temprano. Pero, aunque no haya ganado aún, el equipo iliberitano es peligroso en Los Cármenes pese a flojear defensivamente. La zurda de Javi Márquez o la más exquisita de Piti hallan complemento en la velocidad y el físico de El Arabi, por no citar al vertiginoso Success, el hombre hoy más desequilibrante del Granada.
Por eso el Betis intentará jugar con el patrón de Vallecas, serio, con las líneas muy juntas y apretando arriba cuando proceda. Aunque en aquella ocasión el voleón sobre Rennella también fue un recurso para sacudirse al Rayo, no se espera que el Granada sea tan intenso. Si a todo esto, juega Dani Ceballos y le da ese puntito de sal al guiso...
Comentario