re: El rincón de Mel
Un coche negro arrancó a toda velocidad...
Pepe Mel había llegado tarde. Por unos segundos escuetos.
Estaba cansado, harto de tanta historia y tanta belleza. El baile con el violín había terminado de acabar con él.
Tenía que descansar antes de buscar a su hija. Sin duda, había sido Gargamel, el malvado cardenal.
El brazo derecho de Benedicto Diecinosecuántos. Su archienemigo de más rancio abolengo.
Decidió comer algo. A un hombre culto como él le gustaba probar la gastronomía local. Estaba en Barcelona.
Entró en un Burger King.
La cocina tradicional catalana le dejó completamente saciado; el ketchup y la mostaza eran auténticamente mediterráneos.
Pensó en su hija.
-Iris, hija mía, pronto llegará tu padre a rescatarte. Mi archienemigo Benedicto Diecinosecuántos es peligroso, pero pronto estaremos juntos y descubriremos el código secreto de la Magdalena; ese código de las obras de Leonardo, de Botticelli y Francisco Ibáñez, que vi por primera vez en un paquete de la Bella Easo.
Originalmente publicado por paletolitico
Ver Mensaje
Pepe Mel había llegado tarde. Por unos segundos escuetos.
Estaba cansado, harto de tanta historia y tanta belleza. El baile con el violín había terminado de acabar con él.
Tenía que descansar antes de buscar a su hija. Sin duda, había sido Gargamel, el malvado cardenal.
El brazo derecho de Benedicto Diecinosecuántos. Su archienemigo de más rancio abolengo.
Decidió comer algo. A un hombre culto como él le gustaba probar la gastronomía local. Estaba en Barcelona.
Entró en un Burger King.
La cocina tradicional catalana le dejó completamente saciado; el ketchup y la mostaza eran auténticamente mediterráneos.
Pensó en su hija.
-Iris, hija mía, pronto llegará tu padre a rescatarte. Mi archienemigo Benedicto Diecinosecuántos es peligroso, pero pronto estaremos juntos y descubriremos el código secreto de la Magdalena; ese código de las obras de Leonardo, de Botticelli y Francisco Ibáñez, que vi por primera vez en un paquete de la Bella Easo.
Comentario