El Betis de los primeros años de Pellegrini sabía competir en Europa con cierto desahogo. Victorias en casa del Ludogorets, de la Roma, del Zenit...esa prórroga desgraciada ante el Eintrach...
Hasta que nos tocó el Manchester, que en la ida nos partió el lomo. Ya lo del año pasado fue directamente esperpéntico. Y el comienzo de este, junto con las palabritas de Pellegrini sobre tomarse en serio la competición a partir de cuartos, no auguran nada positivo.
Así que no me importa admitir que espero este partido antes el todopoderoso Copenhague con mucho más miedo que ilusión.
Que, curiosamente, es cuando el Betis de Pellegrini menos me suele fallar.
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