Jiménez: «Una vez Mel me rompió el escafoide; me debe los tres puntos»

Manolo Jiménez bromea con su homólogo en el equipo verdiblanco, del que resalta su trabajo. «El Betis trata muy bien el balón; te crea ocasiones y, si no tienes un buen día, te hacen mucho daño».
—¿Cuánta presión se ha quitado Manolo Jiménez con la victoria del domingo ante el Español?
—Fue importante, sí. Podemos soñar con hacer algo importante. Pero esto sigue y poco o nada valdrán los tres puntos si no entramos en una racha positiva ahora.

—Es que de 21 partidos en sólo dos había conseguido el Zaragoza la victoria...
—Sí, sí, pero yo ahora miro hacia adelante. Y déjeme que le diga que me quedo con las lágrimas de algunos de mis jugadores. Con futbolistas jóvenes que llevaban sufriendo mucho tiempo con tantos resultados negativos. Por eso les he dado un día y medio de descanso. Se lo merecían. Usted no se puede hacer una idea de la presión que han sentido y que sienten estos chavales. Había mucha tristeza y lo que espero es que el haber ganado al Español nos permita levantar la cabeza. Los jugadores necesitaban esta victoria. Yo llevo algo más de un mes en el Zaragoza, pero mis jugadores llevan mucho más tiempo aguantando una situación muy delicada. Esta victoria en Barcelona nos ha dado oxígeno y podemos aprovecharlo para intentar ganar al Betis el próximo lunes. Para nosotros sí que es una final. Todos los encuentros que nos quedan son claves. Tenemos necesidad de muchos puntos.

—¿De cuántos?
—Pues no lo sé. Pero de muchos, seguro. Yo creo que ganando nueve partidos podemos pensar en algo positivo.

—Quedan 16 encuentros.
—Sí, por eso. Prefiero no hacer cuentas, pero con 42 puntos puedes tener suficientes para salvar la categoría.

—No parece fácil...
—Por supuesto que no.

—Me imagino cuál será su respuesta pero, por si acaso, le hago la pregunta. ¿Se arrepiente de haber fichado por el Zaragoza?
—Para nada. Nadie me obligó. Sé que hubo gente que no lo entendió, pero la historia se escribe para los valientes y yo voy a intentar por todos los medios salvar a mi equipo.

—¿Qué me dice del Betis?
—Es un equipo que trata muy bien el balón. Te crea ocasiones y, si no tienes un buen día, te hace mucho daño. Además, lo noto un equipo competitivo, lo que sin duda aumenta la dificultad para ganarle. Tampoco creo que deba ser yo el que defina al Betis...

—¿Se atreve con algún jugador?
—Me atrevo con el que conozco bien.

—Por lo tanto...
—Con Salva Sevilla. Y le puedo decir que para mí, quitando a las grandes estrellas que pueden tener equipos como el Madrid o el Barcelona, es de los futbolistas con más calidad que hay en España en el centro del campo. Es impresionante, de verdad.

—¿Y Pepe Mel?
—Es muy buen entrenador. Pero no lo digo yo, lo dicen los resultados. Subió al equipo y este año, salvo la mala racha que pasó, está haciendo un gran papel.

—¿Algo más?
—No, bueno, sí... Algo que yo creo que ni él se acordará. Es una anécdota.

—Cuéntela.
—Recuerdo perfectamente, como si fuera ayer, un partido que jugamos en el Santiago Bernabéu con el Castilla. Hubo una falta y la pidió Pepe Mel. Yo estaba en la barrera y, claro, como sabía que las tiraba muy fuertes, me salí hacia él para intentar cortar la dirección del balón. Tuve tan mala suerte que el balón, que iba fortísimo, me rompió el escafoide. ¡Uff! Qué mal lo pase. Seguí jugando. Yo creo que Pepe no supo nunca lo que me ocurrió. Ahora me debe los tres puntos del lunes (declara entre risas).

—¿Es especial para usted el encuentro ante el Betis?
—No, bueno, es un partido contra un equipo de mi ciudad, un duelo complicado. Pero nada más.

—Se lo digo por...
—No, de verdad. No hay nada especial. Ni por mi pasado sevillista, ni por nada. No voy a dar ningún titular diciendo que es un encuentro especial para mí. Especiales para mí, estando como estamos en el Zaragoza, son todos.

—¿Dónde puede estar la clave del encuentro ante el Betis?
—Tendrá bastante ganado el equipo que se adueñe del balón, el que controle el partido, sobre todo, en el inicio. Luego, pueden pasar muchas cosas... Recuerde lo que nos sucedió a nosotros en el encuentro ante el Rayo. ¡Lo perdimos de forma inmerecida! Pero repito que, a priori, será importante tener el mando del juego.

—Por último, y cambiando de tercio, permítame preguntarle por la situación actual de Grecia (Jiménez vivió en Atenas, ciudad en la que dirigió hasta hace cuatro meses el AEK).
—Eso sí que es terrible. Qué pena más grande. Las imágenes que nos llegan de allí son propias de una sociedad que tiene una gran impotencia. Yo vivía en un barrio donde no se notaba la crisis, pero luego, cuando salías a la calle y veías a la gente, te dabas cuenta de lo mal que estaba el país. Hablamos en España de crisis, pero aquello sí que estaba ya imposible. Espero que pronto puedan levantar el país y que su gente tenga un presente mejor.

Jiménez: «Una vez Mel me rompió el escafoide; me debe los tres puntos»