La crisis económica ha causado estragos en el mundo del fútbol en general y en el español, en particular, y ha provocado que los clubes, acechados por las deudas y con una reducción drástica de su capacidad adquisitiva, están teniendo que agudizar el ingenio o recibir ayudas para sobrevivir y reforzarse. Un escenario en el que ha irrumpido con fuerza una fórmula ya extendida en Suramérica e instalada desde hace unos años en Portugal, y que ha permitido operaciones impensables de otra manera. Se trata de los fondos de inversión, una vía que se abrió en el mercado español ‘oficialmente’ con el millonario traspaso del portero Roberto del Benfica al Zaragoza, asumido en su integridad por Doyen Group, el grupo inversor que, por el momento, ha protagonizado la mayor parte de los movimientos de este tipo en España. No obstante, antes del meta, ya se habían materializado otras operaciones con este patrón, aunque tuvieron menos repercusión, casos del pase de Bruno Gama por parte del Deportivo, sin olvidar que el 65% de los derechos de Luis Fabiano pertenecían a RIO, si bien la primera incursión del Sevilla en este método de financiación se ha producido en el mercado invernal: el propio Doyen Group, con el ex jugador y agente de Negredo Juanma López como cara más conocida, asume el 20% de los tres millones del pase, reservándose el 20% de un futuro traspaso y, en caso de que el Sevilla no quiera venderlo, tendría que devolverle el valor de la operación con ellos.
La aparición de estos grupos inversores, que tratan de aprovechar el ingente tráfico económico en el fútbol, ha supuesto un salvavidas para muchas entidades que, en ley concursal o no, no pueden afrontar desembolsos para fichar. Por ejemplo, durante el plazo invernal han sido varios los equipos con intención de recurrir a estos fondos para potenciar sus plantillas, casos del Villarreal y el Sporting, ambos para tratar de hacerse con los servicios de Giovani dos Santos.
Y es que a los clubes, en primera instancia, no le supone ningún perjuicio económico, al contrario, el que arriesga es el fondo inversor, y la única resta llega después, a la hora de una venta, cuando un porcentaje corresponde al grupo en cuestión. Todo parte de que los derechos federativos del jugadores pertenecen íntegramente a la institución, no así los económicos, ya dependientes de la parte abonada por cada parte.
Existe otra modalidad en lo referido a los fondos de inversión, muy habitual en Portugal, y consistente en que la entidad cede parte de los derechos de su jugador a estas empresas con el fin de conseguir líquido y revitalizar sus arcas. Así procedió en verano el Sporting lisboeta, que vendió el 20% del pase del ex sevillista Diego Capel.
La aparición de estos grupos inversores, que tratan de aprovechar el ingente tráfico económico en el fútbol, ha supuesto un salvavidas para muchas entidades que, en ley concursal o no, no pueden afrontar desembolsos para fichar. Por ejemplo, durante el plazo invernal han sido varios los equipos con intención de recurrir a estos fondos para potenciar sus plantillas, casos del Villarreal y el Sporting, ambos para tratar de hacerse con los servicios de Giovani dos Santos.
Y es que a los clubes, en primera instancia, no le supone ningún perjuicio económico, al contrario, el que arriesga es el fondo inversor, y la única resta llega después, a la hora de una venta, cuando un porcentaje corresponde al grupo en cuestión. Todo parte de que los derechos federativos del jugadores pertenecen íntegramente a la institución, no así los económicos, ya dependientes de la parte abonada por cada parte.
Existe otra modalidad en lo referido a los fondos de inversión, muy habitual en Portugal, y consistente en que la entidad cede parte de los derechos de su jugador a estas empresas con el fin de conseguir líquido y revitalizar sus arcas. Así procedió en verano el Sporting lisboeta, que vendió el 20% del pase del ex sevillista Diego Capel.
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