Tengo la inmensa suerte de haber presenciado hechos que con el tiempo han madurado y han pasado a esa pequeña historia no futbolística que ha acompañado al Betis en la última década. Suerte porque ha sido algo que me ha pillado en una situación ideal para ello y creo que he tenido la fortuna de acertar en las decisiones, no todas, en las que he podido elegir.
Cuando la inmensa mayoría creíamos estar bien representados es verdad que se miraba algo extraños a personas (me encantaría nombrarlas pero mejor dejar que simplemente se den por aludidas) que nos decían que no todo era lo que parecía. No sé si fuí de los primero convencidos o de los últimos, eso al final es que da igual, pero cuando veo emplear el término loperista contra algunas de ellas más que ofuscarme me da la risa tonta.
Estuve en ese centenario abandonado, ese que se quisieron merendar con queso y sucedió al contrario. Me alucinó la capacidad de trabajo por el Betis de tantos béticos, que se dejaban allí talento y horas para construir de la nada algo que negaban desde la sede del Betis, allá en El Fontanal. Fui testigo de un acto que quedará para los presentes como el mejor acto del centenario y no fue patrocinado por el club, ese encuentro de Villaluisa de Siempre Verdiblancos.
Asombrado y en la semiclandestinidad, acudí a una sala con letra Q donde béticos que tienen desde entonces mi admiración se levantaron insignificantes ante un goliat que creía que podía merendárselos con un chasquido de dedos.
Lloré el día que pude sindicar mi acción con PNB, germen de muchas cosas, pero no único, porque también se sacudió la conciencia del propio Betis para encontrar la senda en la que nos encontramos. También me siento orgulloso de ser dueño de más acciones, las de mi peña bética.
Viví tras la cámara la mayor expresión bética extrafutbolística de la historia. El 15J fue algo mágico en el que participaron tantos y tantos béticos que pasaron de sesentamil... y sólo para exigir que el Betis sea la representación de los béticos.
No hay que olvidar a los que, con ganas, paciencia y perseverancia mostraban su disconformidad ante la entonces sede del club. Cómo se tuvieron que sentar ante un juez acusados de algo que no tenía pena alguna, de ser béticos.
Vi el despertar de las peñas, cómo se revolvían ante lo que parecía un movimiento muerto y al que siempre han querido secar. Todavía queda trabajo, pero también he podido ver cómo existen peñas que enraizadas profundamente en el Betis y su entorno, laten al unísono con sus barrios y pueblos haciendo Betis y haciendo vida.
Asambleas, reuniones, actividades y un largo etcétera me han demostrado que béticos capaces hay muchos. Tan capaces que no cejan, que no paran en el empeño de hacer un Betis mejor. Y que queda mucho que mejorar, muchísimo.
Hoy no tengo miedo, porque de nuevo he visto a muchos béticos, muchísimos, echar el resto para hacer lo que pueden hacer en este derbi. Y de nuevo soy testigo de que ha sido increíble. Y si nuestros jugadores se esfuerzan de la misma manera que estos béticos anónimos, puedo decir que el orgullo volverá a ser seña de identidad. Pero orgullo del esfuerzo logrado trabajando en equipo, con un fin común.
Gracias al Betis por hacerme testigo de tantas cosas... y espero que otras tantas que quedan por venir.
Y, no lo olvido, gracias a mi peña, Betisweb, porque en muchos momentos ha sido el punto de apoyo y, sobre todo, me permite ser testigo desde dentro de la evolución de la, para mí, mejor peña bética del mundo.
Cuando la inmensa mayoría creíamos estar bien representados es verdad que se miraba algo extraños a personas (me encantaría nombrarlas pero mejor dejar que simplemente se den por aludidas) que nos decían que no todo era lo que parecía. No sé si fuí de los primero convencidos o de los últimos, eso al final es que da igual, pero cuando veo emplear el término loperista contra algunas de ellas más que ofuscarme me da la risa tonta.
Estuve en ese centenario abandonado, ese que se quisieron merendar con queso y sucedió al contrario. Me alucinó la capacidad de trabajo por el Betis de tantos béticos, que se dejaban allí talento y horas para construir de la nada algo que negaban desde la sede del Betis, allá en El Fontanal. Fui testigo de un acto que quedará para los presentes como el mejor acto del centenario y no fue patrocinado por el club, ese encuentro de Villaluisa de Siempre Verdiblancos.
Asombrado y en la semiclandestinidad, acudí a una sala con letra Q donde béticos que tienen desde entonces mi admiración se levantaron insignificantes ante un goliat que creía que podía merendárselos con un chasquido de dedos.
Lloré el día que pude sindicar mi acción con PNB, germen de muchas cosas, pero no único, porque también se sacudió la conciencia del propio Betis para encontrar la senda en la que nos encontramos. También me siento orgulloso de ser dueño de más acciones, las de mi peña bética.
Viví tras la cámara la mayor expresión bética extrafutbolística de la historia. El 15J fue algo mágico en el que participaron tantos y tantos béticos que pasaron de sesentamil... y sólo para exigir que el Betis sea la representación de los béticos.
No hay que olvidar a los que, con ganas, paciencia y perseverancia mostraban su disconformidad ante la entonces sede del club. Cómo se tuvieron que sentar ante un juez acusados de algo que no tenía pena alguna, de ser béticos.
Vi el despertar de las peñas, cómo se revolvían ante lo que parecía un movimiento muerto y al que siempre han querido secar. Todavía queda trabajo, pero también he podido ver cómo existen peñas que enraizadas profundamente en el Betis y su entorno, laten al unísono con sus barrios y pueblos haciendo Betis y haciendo vida.
Asambleas, reuniones, actividades y un largo etcétera me han demostrado que béticos capaces hay muchos. Tan capaces que no cejan, que no paran en el empeño de hacer un Betis mejor. Y que queda mucho que mejorar, muchísimo.
Hoy no tengo miedo, porque de nuevo he visto a muchos béticos, muchísimos, echar el resto para hacer lo que pueden hacer en este derbi. Y de nuevo soy testigo de que ha sido increíble. Y si nuestros jugadores se esfuerzan de la misma manera que estos béticos anónimos, puedo decir que el orgullo volverá a ser seña de identidad. Pero orgullo del esfuerzo logrado trabajando en equipo, con un fin común.
Gracias al Betis por hacerme testigo de tantas cosas... y espero que otras tantas que quedan por venir.
Y, no lo olvido, gracias a mi peña, Betisweb, porque en muchos momentos ha sido el punto de apoyo y, sobre todo, me permite ser testigo desde dentro de la evolución de la, para mí, mejor peña bética del mundo.
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