Hola a todos.
Hace más de 50 años (uno peina canas en los pocos pelos que le quedan) mi padre me llevó por primera vez a un derbi. Yo tendría 5 añitos y curiosamente fué en el campo del Sevilla. En el Betis jugaban un tal Pepín de portero, un tal Eusebio Rios de central, un tal Luís del Sol en medio campo... y ganamos 2-3 creo recordar. ¡debút inmejorable como bético!
Desde una hora antes ya estaba el campo lleno. Los más hinchas de cada equipo estaban ¡¡¡juntos!!! en uno de los goles, de la mitad hacia un corner los sevillistas y de la mitad al otro corner los béticos. No había vallas de por medio ni policías que separaran a ambas aficiones. Los sevillistas cantaban coplas metiéndose con el Betis con mucha gracia pero sin insultos (aquí y en Cádiz sabemos hacer eso). Cuando terminaban la canción le tocaba el turno a los béticos. La gente aplaudía y reía de las ocurrencias de las letras. En definitiva, la gente disfrutaba de una fiesta donde convivían las dos aficiones sin problemas.
La rivalidad, os puedo asegurar, era la misma o más que ahora, pero no era necesario demostrarla con bengalas, palos ni insultos. No hacían falta jaulas ni policias con cascos y escudos.
Os cuento ésto para los más jovencitos que pensáis que tantos actos de hermanamiento pueden alterar la rivalidad que siempre hubo y habrá en esta bendita ciudad.
Un saludo y ¡VIVA ER BETI!
Hace más de 50 años (uno peina canas en los pocos pelos que le quedan) mi padre me llevó por primera vez a un derbi. Yo tendría 5 añitos y curiosamente fué en el campo del Sevilla. En el Betis jugaban un tal Pepín de portero, un tal Eusebio Rios de central, un tal Luís del Sol en medio campo... y ganamos 2-3 creo recordar. ¡debút inmejorable como bético!
Desde una hora antes ya estaba el campo lleno. Los más hinchas de cada equipo estaban ¡¡¡juntos!!! en uno de los goles, de la mitad hacia un corner los sevillistas y de la mitad al otro corner los béticos. No había vallas de por medio ni policías que separaran a ambas aficiones. Los sevillistas cantaban coplas metiéndose con el Betis con mucha gracia pero sin insultos (aquí y en Cádiz sabemos hacer eso). Cuando terminaban la canción le tocaba el turno a los béticos. La gente aplaudía y reía de las ocurrencias de las letras. En definitiva, la gente disfrutaba de una fiesta donde convivían las dos aficiones sin problemas.
La rivalidad, os puedo asegurar, era la misma o más que ahora, pero no era necesario demostrarla con bengalas, palos ni insultos. No hacían falta jaulas ni policias con cascos y escudos.
Os cuento ésto para los más jovencitos que pensáis que tantos actos de hermanamiento pueden alterar la rivalidad que siempre hubo y habrá en esta bendita ciudad.
Un saludo y ¡VIVA ER BETI!
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