El momento de Miguel Guillén
La situación en el Betis es un auténtico caos, un galimatías. El Betis se viene abajo, pero Pepe Mel sigue porque el club no puede permitirse cesarlo, porque no tiene dinero; por eso lo ratifican, aunque momentos después sea puesto en duda y luego de nuevo ratificado. Y mientras tanto, José Antonio Bosch y Vlada Stosic provocan claras injerencias en el trabajo del entrenador, al tiempo que desde el consejo tantean posibles alternativas a Mel, Esteban Vigo, Míchel. Y desde la entidad surgen y surgen diferentes mensajes, casi tantos como voces, que no aclaran y crean una nube cada vez mayor de ambigüedad y dudas sobre el futuro no solo de Mel, sino de la entidad.
La crisis deportiva se está gestionando tan mal en el Betis que está afectando incluso a la parte institucional. Por eso es el momento de dar un golpe de autoridad, es el momento de coger el toro por los cuernos y dar un paso al frente para unificar el mensaje de la entidad, para eliminar los diferentes focos de tensión y para poner orden en una situación entrópica. El Betis hasta el momento ha sido gobernado, en aguas tranquilas, entre la sombra alargada de Rafael Gordillo, la presencia de Miguel Guillén y el poder de decisión de José Antonio Bosch, mientras Mel se erigía como auténtico símbolo unificador para la afición. Demasiado reparto que en aguas tranquilas ha sido sobrellevado, pero que cuando ha llegado la marejada ha acabado por destrozar o deteriorar de forma excesiva la embarcación bética.
Por eso Miguel Guillén debe demostrar ahora que es el presidente del Betis más allá de su mera figura, tiene madera para ello, tiene capacidad para ello, posibilidades. Ahora incluso la figura de Gordillo, por su relación con Míchel, puede llegar a ser perjudicial; la de Bosch ha acabado por enajenarse y a afectar a la parte deportiva; la de Stosic... tarde, a destiempo y mal. Por esta vez, la figura del presidente debe de erigirse como referencia única, conducir la crisis y darle salida este fin de semana si el equipo cae y Mel sucumbe. Es el momento de que Guillén dé el paso al frente.
El momento de Miguel Guillén
La situación en el Betis es un auténtico caos, un galimatías. El Betis se viene abajo, pero Pepe Mel sigue porque el club no puede permitirse cesarlo, porque no tiene dinero; por eso lo ratifican, aunque momentos después sea puesto en duda y luego de nuevo ratificado. Y mientras tanto, José Antonio Bosch y Vlada Stosic provocan claras injerencias en el trabajo del entrenador, al tiempo que desde el consejo tantean posibles alternativas a Mel, Esteban Vigo, Míchel. Y desde la entidad surgen y surgen diferentes mensajes, casi tantos como voces, que no aclaran y crean una nube cada vez mayor de ambigüedad y dudas sobre el futuro no solo de Mel, sino de la entidad.
La crisis deportiva se está gestionando tan mal en el Betis que está afectando incluso a la parte institucional. Por eso es el momento de dar un golpe de autoridad, es el momento de coger el toro por los cuernos y dar un paso al frente para unificar el mensaje de la entidad, para eliminar los diferentes focos de tensión y para poner orden en una situación entrópica. El Betis hasta el momento ha sido gobernado, en aguas tranquilas, entre la sombra alargada de Rafael Gordillo, la presencia de Miguel Guillén y el poder de decisión de José Antonio Bosch, mientras Mel se erigía como auténtico símbolo unificador para la afición. Demasiado reparto que en aguas tranquilas ha sido sobrellevado, pero que cuando ha llegado la marejada ha acabado por destrozar o deteriorar de forma excesiva la embarcación bética.
Por eso Miguel Guillén debe demostrar ahora que es el presidente del Betis más allá de su mera figura, tiene madera para ello, tiene capacidad para ello, posibilidades. Ahora incluso la figura de Gordillo, por su relación con Míchel, puede llegar a ser perjudicial; la de Bosch ha acabado por enajenarse y a afectar a la parte deportiva; la de Stosic... tarde, a destiempo y mal. Por esta vez, la figura del presidente debe de erigirse como referencia única, conducir la crisis y darle salida este fin de semana si el equipo cae y Mel sucumbe. Es el momento de que Guillén dé el paso al frente.
El momento de Miguel Guillén
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