Vega es el perfecto ejemplo de cómo cuando un jugador deja de competir es casi imposible que se reenganche al nivel que mostraba antes, más aún en casos como el suyo que requieren un 200% de estado físico y entrega para ser válidos. Hemos tenido plantillas enteras desenchufadas y por eso ningún jugador que ha salido ha triunfado fuera, porque como mínimo se ha pegado un año sin competir y sin exigencia.
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