Hora de retratarse ANTONIO FÉLIX
Desde Getafe, al Betis le ha venido afectando un exceso barroquista en su juego, como si, llegado al área, le incomodara terminar jugadas tan bien trenzaditas, tan monas. El resto ha corrido de serie, una catarata de groseros errores defensivos que, en realidad, le han acompañado desde que comenzó el campeonato, disimulados primero por un buen chorro de goles y acabados, ahora, con precisión relojera, por un porterito perseverante en arruinar lo que debieran haber sido plácidas tardes verdes, con el Zaragoza, con el Levante, con el Rayo o sin ir más lejos ayer...
Casto, claro, juega porque así lo decide su entrenador, con quien el club se está comportando con la bondad de una ONG, nunca mejor traído. Pocos técnicos resistirían un 1 de 24, que es la estadística que ha llevado al Betis desde el liderato a las orillas del descenso. Mel lo ha intentado ya todo, incluida (en Cornellá) la asquerosa propuesta con la que ayer se impuso el Villarreal, lo cual no quiere decir que lo haya intentado cuándo y dónde debía. Esta vez sorprendió la ausencia de Salva Sevilla, uno de los escasos jugadores verdes con precisión para filtrar un pase entre la maraña defensiva del Villarreal. Evidentemente, no es sencillo para el entrenador, que maneja una plantilla con pocos quilates y una defensa literalmente catastrófica. Pero su implicación en la confección del equipo, a la par con la dirección deportiva, no hace sino comprometerle también en este punto.
El partido con la Real, el domingo tempranito, lo traen todos los diablos. Lo cual resulta un buen momento para retratarse. Lo hará el entrenador. Lo hará la dirección deportiva, obligada a descubrir un delantero fiable. Le pasará a la directiva, cuyos proyectos estructurales (Fundación, Betislandia) quedan amenazados por el temporal deportivo, la demagogia baturra y la ****** del pasado. Los nostálgicos ya han tenido esta semana un aperitivo con las visitas de don Manuel y el superBetis, con Van Nistelrooy, con De Guzmán, que le impidieron a Oliver. Se desentierran, como hachas, las plumas amigas de los delincuentes, tan presuntos ellos. Prepárense, porque el show no ha hecho sino empezar.
Edición impresa diario El Mundo, 20NOV11
Desde Getafe, al Betis le ha venido afectando un exceso barroquista en su juego, como si, llegado al área, le incomodara terminar jugadas tan bien trenzaditas, tan monas. El resto ha corrido de serie, una catarata de groseros errores defensivos que, en realidad, le han acompañado desde que comenzó el campeonato, disimulados primero por un buen chorro de goles y acabados, ahora, con precisión relojera, por un porterito perseverante en arruinar lo que debieran haber sido plácidas tardes verdes, con el Zaragoza, con el Levante, con el Rayo o sin ir más lejos ayer...
Casto, claro, juega porque así lo decide su entrenador, con quien el club se está comportando con la bondad de una ONG, nunca mejor traído. Pocos técnicos resistirían un 1 de 24, que es la estadística que ha llevado al Betis desde el liderato a las orillas del descenso. Mel lo ha intentado ya todo, incluida (en Cornellá) la asquerosa propuesta con la que ayer se impuso el Villarreal, lo cual no quiere decir que lo haya intentado cuándo y dónde debía. Esta vez sorprendió la ausencia de Salva Sevilla, uno de los escasos jugadores verdes con precisión para filtrar un pase entre la maraña defensiva del Villarreal. Evidentemente, no es sencillo para el entrenador, que maneja una plantilla con pocos quilates y una defensa literalmente catastrófica. Pero su implicación en la confección del equipo, a la par con la dirección deportiva, no hace sino comprometerle también en este punto.
El partido con la Real, el domingo tempranito, lo traen todos los diablos. Lo cual resulta un buen momento para retratarse. Lo hará el entrenador. Lo hará la dirección deportiva, obligada a descubrir un delantero fiable. Le pasará a la directiva, cuyos proyectos estructurales (Fundación, Betislandia) quedan amenazados por el temporal deportivo, la demagogia baturra y la ****** del pasado. Los nostálgicos ya han tenido esta semana un aperitivo con las visitas de don Manuel y el superBetis, con Van Nistelrooy, con De Guzmán, que le impidieron a Oliver. Se desentierran, como hachas, las plumas amigas de los delincuentes, tan presuntos ellos. Prepárense, porque el show no ha hecho sino empezar.
Edición impresa diario El Mundo, 20NOV11
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