Los 16 remates del Betis, los 11 saques de esquina, las 47 llegadas al área levantina, el 70% de la posesión del balón evidencian que el conjunto de Pepe Mel ha puesto voluntad y ha intentado casi todo para superar al Levante, pero no ha habido manera. La sorprendente defensa del conjunto valenciano se ha comido literalmente al ataque heliopolitano. Salvo un par de acciones resueltas por Munúa con acierto, el Betis nunca llegó con claridad a la meta granota. Le costó un mundo, se quedó sin ideas y de todo ello se aprovechó el que es nuevo líder de la categoría, sorpredente líder. No jugó su mejor partido el Betis, está claro, estuvo espeso y previsible, pero tampoco el peor, simplemente los de Luis Ignacio Martínez le ganaron la partida a los locales.
El Betis jugó casi siempre en corto, muy poco al espacio, al pie. Con esa fórmula pudo combinar algunas jugadas bajo el mando de Beñat, pero como contrapartida se volvió previsible el equipo verdiblanco. Y eso, ante un Levante muy bien plantado, con una defensa atenta, con unos inmensos Ballesteros y Nano y con pocos despistes, propiciaba pocas oportunidades. Casi todas las béticas fueron diparos lejanos, salvo una de Pereira al filo del descanso que desbarató Munúa con una gran parada. El Levante, por contra, recurría a un fútbol más directo. Tras su primer cuarto de hora, bastante mandón, mostró sin rubor su juego de contragolpe y con el cedido por el Sevilla Koné como isla peleona en ataque. Más se reafirmó aún el conjunto valenciano con el gol de Juanlu, casi sin ángulo, que encontró el hueco entre las piernas de Casto. Se rehízo luego el meta al sacar un mano a mano el mismo Koné.
El tanto accionó algo más a un Betis más espeso, con menos chispa que en los últimos encuentros, pero no había forma de superar a la zaga granota. Ni los giros que buscó Pepe Mel desde el banquillo dieron mordiente al Betis. Ni Salva Sevilla (por un incompleto Montero) ni Pozuelo (por un impreciso Pereira) dieron continuidad necesaria al juego bético ni aportaron ideas ni soluciones. Estuvieron animosos, pero poco clarividentes, y con Beñat muy alejado del área, retrasado para iniciar el juego local debido a la presión levantina, no encontró el rumbo el conjunto de Mel.
Por eso el partido se convirtió en un acoso efectista más que efectivo, con un aparente control del encuentro sin culminación. Y el Levante se encontró cómodo en ese papel, muy cómodo. Tanto que es ahora el líder y descabaga al equipo heliopolitano de la cabeza. Una cabeza que tuvo vacía el Betis ante el Levante, por cierto.
El Betis jugó casi siempre en corto, muy poco al espacio, al pie. Con esa fórmula pudo combinar algunas jugadas bajo el mando de Beñat, pero como contrapartida se volvió previsible el equipo verdiblanco. Y eso, ante un Levante muy bien plantado, con una defensa atenta, con unos inmensos Ballesteros y Nano y con pocos despistes, propiciaba pocas oportunidades. Casi todas las béticas fueron diparos lejanos, salvo una de Pereira al filo del descanso que desbarató Munúa con una gran parada. El Levante, por contra, recurría a un fútbol más directo. Tras su primer cuarto de hora, bastante mandón, mostró sin rubor su juego de contragolpe y con el cedido por el Sevilla Koné como isla peleona en ataque. Más se reafirmó aún el conjunto valenciano con el gol de Juanlu, casi sin ángulo, que encontró el hueco entre las piernas de Casto. Se rehízo luego el meta al sacar un mano a mano el mismo Koné.
El tanto accionó algo más a un Betis más espeso, con menos chispa que en los últimos encuentros, pero no había forma de superar a la zaga granota. Ni los giros que buscó Pepe Mel desde el banquillo dieron mordiente al Betis. Ni Salva Sevilla (por un incompleto Montero) ni Pozuelo (por un impreciso Pereira) dieron continuidad necesaria al juego bético ni aportaron ideas ni soluciones. Estuvieron animosos, pero poco clarividentes, y con Beñat muy alejado del área, retrasado para iniciar el juego local debido a la presión levantina, no encontró el rumbo el conjunto de Mel.
Por eso el partido se convirtió en un acoso efectista más que efectivo, con un aparente control del encuentro sin culminación. Y el Levante se encontró cómodo en ese papel, muy cómodo. Tanto que es ahora el líder y descabaga al equipo heliopolitano de la cabeza. Una cabeza que tuvo vacía el Betis ante el Levante, por cierto.
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