El Betis ha cambiado. Tiene enormes problemas económicos heredados de la etapa anterior, pero ha cambiado. Y para bien. Quedan innumerables cosas por hacer, los propios protagonistas lo reconocen, pero el club ya transmite otra cosa. Y para ello son clave dos premisas: el buen ambiente y la profesionalidad. El ejemplo más claro lo representan el presidente y el entrenador. Miguel Guillén y Pepe Mel dedican todo su tiempo al Real Betis, pero es que, además, son amigos: «En lo que a mí respecta —dice Mel—, lo primero que quiero dejar claro es que se lleva con el máximo respeto a lo que representa ser el presidente del Betis. Lo que pasa es que la llegada de Miguel al club fue muy positiva. Es una persona muy cercana a nosotros y su llegada coincidió, además, con lo del Barcelona y los cinco partidos perdidos seguidos, momento en el que todavía fue más cercano a mí. Se ganó mi confianza, el cariño de mi familia y ahora es mi amigo. Pero vuelvo a repetir que estamos en una empresa, él es el máximo responsable y cada uno sabemos la posición en la que nos encontramos. Aunque haya una amistad, mi respeto hacia la figura del presidente es el máximo».
La respuesta del presidente no se hace esperar: «Es realmente fácil llevarse bien con Pepe y ser su amigo. Pienso que es una persona brillante en su profesión, en su forma de ser y de actuar. Es un entrenador que me sorprende a diario porque, aparte de un gran profesional, es una persona muy culta y preparada. Me alegro una barbaridad de tener el privilegio de poder ser amigo de Pepe, pero como bien dice él, eso no quita que cada uno tengamos nuestras responsabilidades».
Pero es que el buen ambiente en el club no queda entre ellos, porque Mel aclara que «luego está Rafael Gordillo, que es muy amigo de los dos. Está José Antonio Bosch, que será más amigo de Miguel, pero que mi relación con él, en contra de lo que piensa la gente, es fluida y muy buena. Está Roberto Ríos también. Todos nos llevamos muy bien y somos gente joven para los puestos que ocupamos, algo que es muy bueno para el club».
Pero ambos saben que desempeñan un papel y, de hecho, han tenido que compartir momentos no del todo agradables, como fue la renovación de Pepe Mel: «Para mí no fue el peor momento. Teníamos claro desde el club que debíamos llegar a un acuerdo porque Pepe era nuestro entrenador. Él reúne todas las características que buscábamos para el entrenador del Real Betis Balompié. Como en todos sitios, a la hora de sentarse a negociar, hubo tiras y aflojas, pero teníamos clarísimo que se iba a llegar a un acuerdo con Pepe Mel. No podía salir del club».
El técnico corrobora lo dicho por Guillén y le agradece el trato recibido, aunque recuerda que no lo pasó nada bien: «Para mí fue una suerte que mis interlocutores dentro del consejo fueran Miguel y Gordillo. También digo que nunca me vi fuera, porque también sentí el apoyo y el cariño de Bosch, de los tres administradores concursales y de todo el beticismo en general. Lo que pasa es que algún día intentaremos saber por qué el tema de mi contrato fue un expediente X».
Y juntos han cumplido sueños, aunque a Guillén ni siquiera se le pasara por la cabeza: «Yo es que todo esto no me lo había imaginado en la vida. Es un orgullo y una satisfacción, pero sigo insistiendo en que es una enorme irresponsabilidad. Eso sí, estoy con toda la ilusión del mundo y creo que con los deberes hechos en la pretemporada. Tengo plena confianza en este equipo, que nos puede dar muchas alegrías. Queremos ir pasito a pasito y todos tenemos claro cuál es el primer objetivo. A partir de ahí, cuando esté conseguido, miraremos hacia arriba y buscaremos objetivos más ambiciosos. Hace un año estaba viendo al equipo desde Preferencia y protestando mucho. Estaba dedicado al cien por cien a mi trabajo y a mi familia. Si me hubieran dicho hace un año que ahora iba a ser el presidente, simplemente no me lo habría creído».
Mel, por su parte, tras jugar en el Betis y entrenar el año pasado en Segunda, por fin debutó con su equipo en Primera ante el Granada: «Tengo una experiencia hace diez años, que siendo muy joven entrené en Primera. Quizás no era el momento oportuno, porque como digo era muy joven, pero creo que me ha valido para ahora estar en el sitio que quiero estar después de mucho tiempo».
Fichajes y objetivo
Y otro apartado complicado en las relaciones presidente-entrenador es el de los fichajes. Los técnicos siempre piden más y a los presidentes les toca frenar las peticiones, aunque en esta ocasión está el escudo de los administradores concursales. «Yo tengo —dice Mel— una virtud para la vida que es un defecto enorme para el fútbol: la sinceridad aplastante. Hay veces que suelto cosas y luego me arrepiento porque estoy en un mundo hipócrita. Aquí está él (Guillén) para decir si alguna vez he dicho algún nombre. Simplemente, hemos estado todos de acuerdo en lo que se necesitaba. También tenemos la suerte de que Rafa sabe de qué va esto. Teníamos claros los puestos que teníamos que mejorar y las situaciones que arreglar. Un tema que ha sido muy importante para el club y que de forma brillante ha arreglado Miguel, ha sido el de los descartes. Todas esas cosas las hemos llevado con naturalidad. Creo que ha sido por el bien del club».
Por su parte, Guillén reconoce que alguna que otra vez han podido hablar en un tono más informal sobre jugadores, pero que lo que prima es la profesionalidad: «El hecho de que haya una amistad no quiere decir que las cosas no se hagan profesionalmente. Desde el 14 de diciembre, fecha en la que entró el nuevo consejo de administración, todas las cosas se hacen así. Los fichajes se hacen a través de la secretaría técnica con un trabajo de comunicación con el míster. Afortunadamente, luego tenemos los viajes y demás para comentar los nombres que salen y en los que el club trabaja, pero cualquier decisión que se toma en el club es de forma profesional».
Y presidente y entrenador juntos hablan del objetivo del Betis esta temporada. «Tengo muy buenas perspectivas en lo deportivo después de haber estado conviviendo con la plantilla durante la pretemporada. Las sensaciones han sido magníficas y he visto el trabajo que ha hecho Pepe. Ha habido mucho ritmo en los entrenamientos y un importante grado de implicación que se ha complementado con una serie de incorporaciones que eran necesarias para mejorar el equipo con el objetivo de hacer una campaña digna en Primera división. Yo tengo muchas esperanzas puestas en este equipo», explica Guillén.
Mel, por su parte, deja claro cuál va a ser el discurso de esta temporada: ir partido a partido: «Lo nuestro es competir cada semana. Nunca pensamos más allá del partido que nos toca el fin de semana. La Liga siempre te pone donde mereces estar. El año pasado fuimos los mejores y por eso fuimos campeones. Esta temporada tenemos que intentar acostumbrarnos a ganar mucho, cosa que sería muy buena señal, pero sabiendo que estamos en una competición mucho más exigente. No va a ser tan sencillo, así que lo importante para mí es el ritmo de trabajo de la gente y la ilusión con la que viene. Los de abajo, porque quieren hacerse un hueco; los que están, porque quieren permanecer en este club; y los nuevos, porque han sido elegidos entre muchos y eso debe ser un estímulo y un orgullo para ellos».
El nuevo Betis: buen ambiente y, sobre todo, profesionalidad
La respuesta del presidente no se hace esperar: «Es realmente fácil llevarse bien con Pepe y ser su amigo. Pienso que es una persona brillante en su profesión, en su forma de ser y de actuar. Es un entrenador que me sorprende a diario porque, aparte de un gran profesional, es una persona muy culta y preparada. Me alegro una barbaridad de tener el privilegio de poder ser amigo de Pepe, pero como bien dice él, eso no quita que cada uno tengamos nuestras responsabilidades».
Pero es que el buen ambiente en el club no queda entre ellos, porque Mel aclara que «luego está Rafael Gordillo, que es muy amigo de los dos. Está José Antonio Bosch, que será más amigo de Miguel, pero que mi relación con él, en contra de lo que piensa la gente, es fluida y muy buena. Está Roberto Ríos también. Todos nos llevamos muy bien y somos gente joven para los puestos que ocupamos, algo que es muy bueno para el club».
Pero ambos saben que desempeñan un papel y, de hecho, han tenido que compartir momentos no del todo agradables, como fue la renovación de Pepe Mel: «Para mí no fue el peor momento. Teníamos claro desde el club que debíamos llegar a un acuerdo porque Pepe era nuestro entrenador. Él reúne todas las características que buscábamos para el entrenador del Real Betis Balompié. Como en todos sitios, a la hora de sentarse a negociar, hubo tiras y aflojas, pero teníamos clarísimo que se iba a llegar a un acuerdo con Pepe Mel. No podía salir del club».
El técnico corrobora lo dicho por Guillén y le agradece el trato recibido, aunque recuerda que no lo pasó nada bien: «Para mí fue una suerte que mis interlocutores dentro del consejo fueran Miguel y Gordillo. También digo que nunca me vi fuera, porque también sentí el apoyo y el cariño de Bosch, de los tres administradores concursales y de todo el beticismo en general. Lo que pasa es que algún día intentaremos saber por qué el tema de mi contrato fue un expediente X».
Y juntos han cumplido sueños, aunque a Guillén ni siquiera se le pasara por la cabeza: «Yo es que todo esto no me lo había imaginado en la vida. Es un orgullo y una satisfacción, pero sigo insistiendo en que es una enorme irresponsabilidad. Eso sí, estoy con toda la ilusión del mundo y creo que con los deberes hechos en la pretemporada. Tengo plena confianza en este equipo, que nos puede dar muchas alegrías. Queremos ir pasito a pasito y todos tenemos claro cuál es el primer objetivo. A partir de ahí, cuando esté conseguido, miraremos hacia arriba y buscaremos objetivos más ambiciosos. Hace un año estaba viendo al equipo desde Preferencia y protestando mucho. Estaba dedicado al cien por cien a mi trabajo y a mi familia. Si me hubieran dicho hace un año que ahora iba a ser el presidente, simplemente no me lo habría creído».
Mel, por su parte, tras jugar en el Betis y entrenar el año pasado en Segunda, por fin debutó con su equipo en Primera ante el Granada: «Tengo una experiencia hace diez años, que siendo muy joven entrené en Primera. Quizás no era el momento oportuno, porque como digo era muy joven, pero creo que me ha valido para ahora estar en el sitio que quiero estar después de mucho tiempo».
Fichajes y objetivo
Y otro apartado complicado en las relaciones presidente-entrenador es el de los fichajes. Los técnicos siempre piden más y a los presidentes les toca frenar las peticiones, aunque en esta ocasión está el escudo de los administradores concursales. «Yo tengo —dice Mel— una virtud para la vida que es un defecto enorme para el fútbol: la sinceridad aplastante. Hay veces que suelto cosas y luego me arrepiento porque estoy en un mundo hipócrita. Aquí está él (Guillén) para decir si alguna vez he dicho algún nombre. Simplemente, hemos estado todos de acuerdo en lo que se necesitaba. También tenemos la suerte de que Rafa sabe de qué va esto. Teníamos claros los puestos que teníamos que mejorar y las situaciones que arreglar. Un tema que ha sido muy importante para el club y que de forma brillante ha arreglado Miguel, ha sido el de los descartes. Todas esas cosas las hemos llevado con naturalidad. Creo que ha sido por el bien del club».
Por su parte, Guillén reconoce que alguna que otra vez han podido hablar en un tono más informal sobre jugadores, pero que lo que prima es la profesionalidad: «El hecho de que haya una amistad no quiere decir que las cosas no se hagan profesionalmente. Desde el 14 de diciembre, fecha en la que entró el nuevo consejo de administración, todas las cosas se hacen así. Los fichajes se hacen a través de la secretaría técnica con un trabajo de comunicación con el míster. Afortunadamente, luego tenemos los viajes y demás para comentar los nombres que salen y en los que el club trabaja, pero cualquier decisión que se toma en el club es de forma profesional».
Y presidente y entrenador juntos hablan del objetivo del Betis esta temporada. «Tengo muy buenas perspectivas en lo deportivo después de haber estado conviviendo con la plantilla durante la pretemporada. Las sensaciones han sido magníficas y he visto el trabajo que ha hecho Pepe. Ha habido mucho ritmo en los entrenamientos y un importante grado de implicación que se ha complementado con una serie de incorporaciones que eran necesarias para mejorar el equipo con el objetivo de hacer una campaña digna en Primera división. Yo tengo muchas esperanzas puestas en este equipo», explica Guillén.
Mel, por su parte, deja claro cuál va a ser el discurso de esta temporada: ir partido a partido: «Lo nuestro es competir cada semana. Nunca pensamos más allá del partido que nos toca el fin de semana. La Liga siempre te pone donde mereces estar. El año pasado fuimos los mejores y por eso fuimos campeones. Esta temporada tenemos que intentar acostumbrarnos a ganar mucho, cosa que sería muy buena señal, pero sabiendo que estamos en una competición mucho más exigente. No va a ser tan sencillo, así que lo importante para mí es el ritmo de trabajo de la gente y la ilusión con la que viene. Los de abajo, porque quieren hacerse un hueco; los que están, porque quieren permanecer en este club; y los nuevos, porque han sido elegidos entre muchos y eso debe ser un estímulo y un orgullo para ellos».
El nuevo Betis: buen ambiente y, sobre todo, profesionalidad
Comentario