Revelador artículo de Fernando Lázaro, periodista especializado en temas de seguridad.


Cuando tengo que ocuparme de informar sobre manifestaciones acudo con mucha antelación para empaparme del ambiente. El miércoles no fue una excepción. Cogí el Metro. Y vi un Metro tomado por jóvenes, muy jóvenes. Y vi un ambiente festivo, desde Cibeles hasta Sol. Madrid era peregrino y multicolor. Pasé por el kilómetro 0 y vi una plaza repleta de peregrinos-turistas. Y me acerqué hasta Tirso de Molina, lugar de donde arrancaba la manifestación laica, anti Papa y, por lo que se vio, anti peregrinos.

Inicialmente el despliegue policial era discreto, quizá demasiado. Apenas una veintena de agentes de las Unidades de Intervención Policial acompañaba a la cabecera de la manifestación. Y, como era de esperar, el punto caliente fue Sol, con la llegada de los manifestantes al cruce con la calle Carretas. La Policía había abierto un pasillo de anchura suficiente para que la manifestación atravesara la zona. Fue allí donde los más radicales de la manifestación y los peregrinos cruzaron gritos: «Pederastas», «nazis» e «hijos de *****» era contestado por los pocos jóvenes que había en la zona con gritos a favor del Papa. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

La Policía puso un leve cordón de separación en esa esquina, pero poco más. Y los manifestantes iban ganando metros. Su intención era clara. Los más radicales querían tomar la plaza. «Esta es nuestra plaza» y gritos de «fuera, fuera; menos rezar y más *****». El tono fue adquiriendo un aire amenazador tremendo. Las caras de los radicales estaban completamente desencajadas, fuera de sí. Había a quien la vena del cuello ya no se le podía agrandar más. Llevo más de 20 años haciendo información sobre seguridad y terrorismo, pero hacía muchos años que no veía tanta inyección de sangre en ojos de manifestantes. No eran todos, ni mucho menos, pero algunos daban miedo. Muchos estaban fuera de sí. «Os vamos a quemar como en el 36», gritaban a los jóvenes de la JMJ. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

En el esquinazo de la polémica no habría más de un centenar de peregrinos. No era para nada una contramanifestación. No ocupaban la zona por la que tenía que atravesar la marcha laica. Esos peregrinos eran extranjeros. Allí había italianos, belgas, australianos, franceses, italianos, egipcios... Y algún español, sobre todo voluntarios. La media de edad, menos de 18 años. Que nadie me lo cuenta, que estaba allí y lo vi en primera persona.

El Ministerio del Interior ya estaba avisado de que era una zona de riesgo, que no era recomendable autorizar esa marcha y menos por ese recorrido. Los informes apuntaban a que podía haber una importante infiltración de radicales en la manifestación de laicos.

Porque, eso sí, el grupo de radicales, violentos, que se comportaron como **********s, no superaría el millar en una marcha que congregó a varios miles de asistentes. La visceralidad de los ataques de esos radicales fue intensa. Poco a poco fueron tomando la Puerta del Sol. Bordearon el cordón policial por derecha y por izquierda. La siguiente maniobra, ante la inicial pasividad de los agentes, fue rodear a los pequeños grupos de peregrinos y, mediante empujones, gritos, insultos y patadas, sacarlos de la plaza. También tuve que sufrir esos empujones y patadas. Peregrinos, periodistas... qué más les daba, la plaza tenía que ser suya. Sobrábamos los demás. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

Primero actuaron contra un grupo de apenas media docena de australianos. Después les tocó a los franceses. Los italianos no se quedaron al margen. A los egipcios también les tocó.

Algunos peregrinos, veteranos, hacían frente a los insultos de los autodefinidos como indignados, que buscaban el cuerpo a cuerpo. Y así, al grito de «ésta es nuestra plaza», los radicales que participaron en la manifestación ocuparon de nuevo la Puerta del Sol. Durante estas maniobras de desalojo de peregrinos la pasividad policial fue total. No pude evitarlo. Ya al cuarto incidente de acoso, hostigamiento y empujones contra peregrinos me acerqué a los policías, que permanecían en los alrededores del edificio de la Comunidad de Madrid, para advertir de que la situación estaba tomando un sesgo extremadamente peligroso. Silencio. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

Una vez expulsados de la plaza, los radicales dirigieron sus esfuerzos a controlar el Metro. Por allí salían decenas de jóvenes peregrinos que se dirigían a cenar. No menos de 500 personas se concentraron en la puerta del suburbano. Allí se montó la mundial. Este grupo, de nuevo incontrolado, comenzó a arremeter contra todos los peregrinos. Insultos, coacciones (ya sabéis, eso de gritarte a la cara a menos de 15 centímetros), escupitajos... La escena era dantesca. Auténticos cafres lanzando gritos y amenazas a los jóvenes (por cierto, la mayoría mujeres) que salían del Metro.

Vi mucho pánico en los ojos de los peregrinos y vi a muchas, digo bien, a muchas que al ver el espectáculo rompieron a llorar de puro miedo. Aún tardó la Policía en llegar a la zona. Abrió un pasillo para que los peregrinos salieran de Sol. Los radicales eran los dueños del kilómetro 0. Se envalentonaron más y arremetieron contra la Policía. Y un radical con numerosos antecedentes dio el pistoletazo de salida a los incidentes.

Una botella contra los agentes y la Policía cargó. Antes, las mochilas naranjas, los crucifijos y hasta los alzacuellos eran una «provocación» para esos radicales. «Es que nos están provocando», «es que están rezando», se justificaba uno de los empujadores profesionales. Y se me ocurrió preguntar por qué les provocaban. «Porque están aquí, porque existen, porque les vamos a prender fuego otra vez, como en el 36». Madrid era hasta ahora una ciudad donde cabían todos los pensamientos. En Sol, eso se acabó.


Cacera contra el peregrino en Sol | Tu Mundo. | El Mundo en Orbyt.


Esto no interesa ni sale en el youtube... ainsss lo que tiene ser un inconsciente...

Revelador artículo de Fernando Lázaro, periodista especializado en temas de seguridad.


Cuando tengo que ocuparme de informar sobre manifestaciones acudo con mucha antelación para empaparme del ambiente. El miércoles no fue una excepción. Cogí el Metro. Y vi un Metro tomado por jóvenes, muy jóvenes. Y vi un ambiente festivo, desde Cibeles hasta Sol. Madrid era peregrino y multicolor. Pasé por el kilómetro 0 y vi una plaza repleta de peregrinos-turistas. Y me acerqué hasta Tirso de Molina, lugar de donde arrancaba la manifestación laica, anti Papa y, por lo que se vio, anti peregrinos.

Inicialmente el despliegue policial era discreto, quizá demasiado. Apenas una veintena de agentes de las Unidades de Intervención Policial acompañaba a la cabecera de la manifestación. Y, como era de esperar, el punto caliente fue Sol, con la llegada de los manifestantes al cruce con la calle Carretas. La Policía había abierto un pasillo de anchura suficiente para que la manifestación atravesara la zona. Fue allí donde los más radicales de la manifestación y los peregrinos cruzaron gritos: «Pederastas», «nazis» e «hijos de *****» era contestado por los pocos jóvenes que había en la zona con gritos a favor del Papa. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

La Policía puso un leve cordón de separación en esa esquina, pero poco más. Y los manifestantes iban ganando metros. Su intención era clara. Los más radicales querían tomar la plaza. «Esta es nuestra plaza» y gritos de «fuera, fuera; menos rezar y más *****». El tono fue adquiriendo un aire amenazador tremendo. Las caras de los radicales estaban completamente desencajadas, fuera de sí. Había a quien la vena del cuello ya no se le podía agrandar más. Llevo más de 20 años haciendo información sobre seguridad y terrorismo, pero hacía muchos años que no veía tanta inyección de sangre en ojos de manifestantes. No eran todos, ni mucho menos, pero algunos daban miedo. Muchos estaban fuera de sí. «Os vamos a quemar como en el 36», gritaban a los jóvenes de la JMJ. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

En el esquinazo de la polémica no habría más de un centenar de peregrinos. No era para nada una contramanifestación. No ocupaban la zona por la que tenía que atravesar la marcha laica. Esos peregrinos eran extranjeros. Allí había italianos, belgas, australianos, franceses, italianos, egipcios... Y algún español, sobre todo voluntarios. La media de edad, menos de 18 años. Que nadie me lo cuenta, que estaba allí y lo vi en primera persona.

El Ministerio del Interior ya estaba avisado de que era una zona de riesgo, que no era recomendable autorizar esa marcha y menos por ese recorrido. Los informes apuntaban a que podía haber una importante infiltración de radicales en la manifestación de laicos.

Porque, eso sí, el grupo de radicales, violentos, que se comportaron como **********s, no superaría el millar en una marcha que congregó a varios miles de asistentes. La visceralidad de los ataques de esos radicales fue intensa. Poco a poco fueron tomando la Puerta del Sol. Bordearon el cordón policial por derecha y por izquierda. La siguiente maniobra, ante la inicial pasividad de los agentes, fue rodear a los pequeños grupos de peregrinos y, mediante empujones, gritos, insultos y patadas, sacarlos de la plaza. También tuve que sufrir esos empujones y patadas. Peregrinos, periodistas... qué más les daba, la plaza tenía que ser suya. Sobrábamos los demás. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

Primero actuaron contra un grupo de apenas media docena de australianos. Después les tocó a los franceses. Los italianos no se quedaron al margen. A los egipcios también les tocó.

Algunos peregrinos, veteranos, hacían frente a los insultos de los autodefinidos como indignados, que buscaban el cuerpo a cuerpo. Y así, al grito de «ésta es nuestra plaza», los radicales que participaron en la manifestación ocuparon de nuevo la Puerta del Sol. Durante estas maniobras de desalojo de peregrinos la pasividad policial fue total. No pude evitarlo. Ya al cuarto incidente de acoso, hostigamiento y empujones contra peregrinos me acerqué a los policías, que permanecían en los alrededores del edificio de la Comunidad de Madrid, para advertir de que la situación estaba tomando un sesgo extremadamente peligroso. Silencio. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

Una vez expulsados de la plaza, los radicales dirigieron sus esfuerzos a controlar el Metro. Por allí salían decenas de jóvenes peregrinos que se dirigían a cenar. No menos de 500 personas se concentraron en la puerta del suburbano. Allí se montó la mundial. Este grupo, de nuevo incontrolado, comenzó a arremeter contra todos los peregrinos. Insultos, coacciones (ya sabéis, eso de gritarte a la cara a menos de 15 centímetros), escupitajos... La escena era dantesca. Auténticos cafres lanzando gritos y amenazas a los jóvenes (por cierto, la mayoría mujeres) que salían del Metro.

Vi mucho pánico en los ojos de los peregrinos y vi a muchas, digo bien, a muchas que al ver el espectáculo rompieron a llorar de puro miedo. Aún tardó la Policía en llegar a la zona. Abrió un pasillo para que los peregrinos salieran de Sol. Los radicales eran los dueños del kilómetro 0. Se envalentonaron más y arremetieron contra la Policía. Y un radical con numerosos antecedentes dio el pistoletazo de salida a los incidentes.

Una botella contra los agentes y la Policía cargó. Antes, las mochilas naranjas, los crucifijos y hasta los alzacuellos eran una «provocación» para esos radicales. «Es que nos están provocando», «es que están rezando», se justificaba uno de los empujadores profesionales. Y se me ocurrió preguntar por qué les provocaban. «Porque están aquí, porque existen, porque les vamos a prender fuego otra vez, como en el 36». Madrid era hasta ahora una ciudad donde cabían todos los pensamientos. En Sol, eso se acabó.


Cacera contra el peregrino en Sol | Tu Mundo. | El Mundo en Orbyt.


Esto no interesa ni sale en el youtube... ainsss lo que tiene ser un inconsciente...

¿Por qué el señor Lázaro no escribe acerca de los jóvenes presuntos peregrinos que mostraban atuendos fascistas e increpaban e insultaban a los mal llamados "laicos" al grito de "Viva Cristo Rey"? La memoria selectiva es mala, la visión selectiva es peor.

No se trata de justificar una actitud con la otra, pero deberíamos ser un poco más ecuánimes a la hora de analizar los sucesos de la pasada semana en Madrid. Cafres los hay en todos lados. Lo que hace el diario ELMUNDO es adecuar sus contenidos a su línea editorial, ni más ni menos.

cortadas, manipuladas, etc etc etc, quién te dice a ti que esa no es periodista? hablando de ese abuso con la periodista... en el video se ve si tiene algún spray en la mano por ejemplo? no verdad? me chuleo del policia diciendo que conozco mis derechos? SI, pero y tus deberes?ah no eso no me interesa

cuando me pongan un video en el que esté la secuencia completa de la intervención, entonces opinaré y diré si se ha pasado o no, mientras tanto, por mi parte buena actuación

¿Por qué el señor Lázaro no escribe acerca de los jóvenes presuntos peregrinos que mostraban atuendos fascistas e increpaban e insultaban a los mal llamados "laicos" al grito de "Viva Cristo Rey"? La memoria selectiva es mala, la visión selectiva es peor.

Sencillamente mientes, he estado todos esos dias en Madrid y no he visto ni un "atuendo fascista", no he escuchado ni un solo insulto de boca de un peregrino, entre otras razones porque estos animales que insultaban a todo el que pasaba por allí se encaraban con extranjeros sobretodo...

Observa este video extraído de un informativo de televisión. Por cierto, puedes encontrar fotografías en cualquier hemeroteca digital de cualquier medio de comunicación escrito que se precie.



A partir del minuto 1:39, y además lo repiten despacito para que lo veas bien.

¿Es necesario que te explique qué significa esa boina roja, es necesario que te explique de quién es ese grito de guerra? Madrid es muy grande querido amigo, y como buen cristiano que eres deberías saber que solo Dios tiene la capacidad de estar en todas partes y de verlo todo, así que no sobreestimes tu propia capacidad, recuerda que el pecado favorito del Diablo es la vanidad. De la misma manera que hay testimonios que aseguran, y no lo pongo en duda, que hubo provocaciones por parte de no religiosos, también hay testimonios que hablan de provocaciones e insultos por parte de peregrinos. No todos los mal llamados laicos son buenos, ni todos los peregrinos son santos.....

Hala, a pasarlo bien.

De todas formas, ni una cosa ni otra hubiera ocurrido si se hubiera prohibido tajantemente desde la delegación del gobierno la manifestación "laica", por que se sabía que podía ocurrir.

Estos mismos son los que el pasado Jueves Santo organizaron la misma manifestación y pensaban irse tras las hermandades que salían a la calle en Madrid para formarla. Suerte que quedó frustrada en este caso por la lluvia.

No estoy de acuerdo con las proclamas que recuerdan a otros tiempos pretéritos, pero todo esto nos lo podríamos haber ahorrado si alguien en la delegación del gobierno tuviera dos dedos de frente.

Por cierto, que estos gritos de moda de estos sujetos, también los hemos escuchado a lo largo de este año enfrente de más de un templo aquí en Sevilla. Solo que no tienen suficientes agallas de hacer esas proclamas sin salir corriendo. Esos mismos que piden "libertad" o se amparan en la "libertad", para ir en contra de la libertad religiosa, cosa que creo recordar que se encuentra tipificada como delito.

Bonito el video de un informativo de televisión.
A pesar de los años sigues con esa dote de superioridad. y no, por favor no expliques.
Y Sobre Cristo Rey, me extraña que te excuses en el uso que durante un tiempo hicieron unas personas determinadas, de unas palabras que cuenta con siglos y siglos...

Te podria citar y citar, pero creo que a la gente aburre, además de que siempre acabas desviando los post...
Y si, para ti el carlismo es simplemente fascismo, puesto que esos chicos son de ese grupo, es como el que ve en la bandera de españa un signo fascista, pero en fin.

Y no vuelvas a repetir "por activa, pasiva y perifrástica..." consignas de la JMJ, que este post es sobre la actuacion policial....