Por José Joaquín solís
La imprudencia de lo verbal » Y José Joaquín Solís » El Real Betis
Vivimos en tiempos difíciles. Tanto así que miramos una moneda en el suelo y la atrapamos incluso si sabemos que se le ha caído al de dos metros más adelante, ya ven cómo están las cosas.
Sin embargo el fútbol parece seguir siendo diferente. Lees el intento, uno tras otro, de vender a Emana a cierto equipo árabe lleno de dineros y yates, para encontrarte que un traspaso de cuatro kilos y medio se negocia verbalmente. Me quedo a cuadros, la verdad. Claro está que así a la primera, los árabes, que si son ricos es porque de tontos tienen más bien poco, empezaron a no acordarse de las primeras cantidades negociadas cuando a Emanà le ofrecieron un magnífico contrato. Ni lo pactado al principio ni garantías bancarias tras la rebaja. Genial. ¿Se puede ser más panoli?; ¿No es más conveniente plasmar por escrito la negociación para después decirle al representante de turno que negocie lo que le dé la gana?
Menos mal que, al final, estos reyezuelos del combustible, placeres y ocios de todo tipo, tienen ganas de ver elementos parecidos a gladiadores en sus cortijos, y mira, por qué no, tener al camerunés en su estadio igual es buena idea. Ninguna razón para el futbolista en sus acusaciones por cierto, que ya podría haber sido un poquito más regular en relación al contrato firmado.
Pero la palma de la verborrea esta temporada se la llevan los dos monstruos del Real Betis que tenemos (aún), en nuestra plantilla. El principal sospechoso de la racha de derrotas que puso en un hilo a la afición bética durante la pasada campaña va a seguir en esta santa casa porque ha tenido la enorme gracia de Dios, caso que crea en él, de que un recién fichado se lesione. Aún recuerdo una conversación mantenida con un amigo personal que se lo encontró, hablándome de cómo defendía el sistema de primas de Luis Oliver. Tremendo. Pero éste, que dirán ustedes que acaba de llegar y ya debería de irse, tiene hasta un pase en comparación con el otro. El caballero de los valores y del sentimiento de sus novecientos mil euros dice que todo es rendimiento ahora. No te estarás quejando porque no lo rindes ¿verdad?; nostalgias tendrás de quien guarda camisetas en sus almacenes porque vuelva y te haga sentir tan grande como el contrato que te puso firmar. Ya tienes argumento para “defender a muerte” lo que consideras tuyo.
Por cierto, aunque no tenga que ver con el tema; me gustaría que los recién renovados por tres temporadas mirasen antes la cantera: Sergio lo está haciendo mucho mejor que Matilla, al día de hoy el fichaje más caro de la temporada.
Sin embargo el fútbol parece seguir siendo diferente. Lees el intento, uno tras otro, de vender a Emana a cierto equipo árabe lleno de dineros y yates, para encontrarte que un traspaso de cuatro kilos y medio se negocia verbalmente. Me quedo a cuadros, la verdad. Claro está que así a la primera, los árabes, que si son ricos es porque de tontos tienen más bien poco, empezaron a no acordarse de las primeras cantidades negociadas cuando a Emanà le ofrecieron un magnífico contrato. Ni lo pactado al principio ni garantías bancarias tras la rebaja. Genial. ¿Se puede ser más panoli?; ¿No es más conveniente plasmar por escrito la negociación para después decirle al representante de turno que negocie lo que le dé la gana?
Menos mal que, al final, estos reyezuelos del combustible, placeres y ocios de todo tipo, tienen ganas de ver elementos parecidos a gladiadores en sus cortijos, y mira, por qué no, tener al camerunés en su estadio igual es buena idea. Ninguna razón para el futbolista en sus acusaciones por cierto, que ya podría haber sido un poquito más regular en relación al contrato firmado.
Pero la palma de la verborrea esta temporada se la llevan los dos monstruos del Real Betis que tenemos (aún), en nuestra plantilla. El principal sospechoso de la racha de derrotas que puso en un hilo a la afición bética durante la pasada campaña va a seguir en esta santa casa porque ha tenido la enorme gracia de Dios, caso que crea en él, de que un recién fichado se lesione. Aún recuerdo una conversación mantenida con un amigo personal que se lo encontró, hablándome de cómo defendía el sistema de primas de Luis Oliver. Tremendo. Pero éste, que dirán ustedes que acaba de llegar y ya debería de irse, tiene hasta un pase en comparación con el otro. El caballero de los valores y del sentimiento de sus novecientos mil euros dice que todo es rendimiento ahora. No te estarás quejando porque no lo rindes ¿verdad?; nostalgias tendrás de quien guarda camisetas en sus almacenes porque vuelva y te haga sentir tan grande como el contrato que te puso firmar. Ya tienes argumento para “defender a muerte” lo que consideras tuyo.
Por cierto, aunque no tenga que ver con el tema; me gustaría que los recién renovados por tres temporadas mirasen antes la cantera: Sergio lo está haciendo mucho mejor que Matilla, al día de hoy el fichaje más caro de la temporada.
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