...que leí hace un tiempo y que me encanta contar:

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Era un rey, llamado Gambrinus, que estaba perdidamente enamorado de una mujer, y ésta no le daba ni bola. Y tras ser rechazado tropecientas veces, decidió hacer un pacto con el diablo, para que le consiguiera el amor de esa dama, a lo que el diablo accedió, y con un extraño birlibirloque conjuró al rey.


-Esa mujer ya no podrá escapar de tus encantos.


Pero el rey, dudoso, le preguntó al diablo:


-¿Seguro? Yo me noto igual.

-Seguro, sólo ve y lo pruebas.

-No me termina de convencer.

-Mira, estoy tan seguro que, si no funciona, te daré un regalo además de considerar nulo nuestro pacto.


Al instante de oír estas palabras, el joven, todo convencido, fue a buscar a la chica, ante la que se presentó muy caballerosa y galantemente. Pero la chica volvió a darle calabazas.

Inmediatamente, el rey, que se sentía estafado y furioso, fue a pedir cuantas al diablo. Éste no se podía explicar qué había fallado, y no conseguía darle una explicación satisfactoria a Gambrinus, por lo que el joven rey pidió su compensación.

El diablo, viendo la determinación del joven, terminó accediendo a la promesa que había hecho:


-Mira, no faltaré a mi palabra y te regalaré algo que te servirá, ya que no puedes optar al corazón de esa muchacha: Toma está fórmula, que es de una poción elaborada con cebada, levadura y lúpulo que te hará olvidarte del amor.


El rey tomó la fórmula con la intención de olvidar a la muchacha y se marchó para siempre.

Hasta el día de hoy, no han habido quejas.

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Moraleja: Brindemos todos y que el burro beba agua.

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