Una vez que hay servicios médicos y campos de juego, el consejo se quiere cargar al coordinador de los éxitos sin tener un relevo válido tras el no de Pedro Buenaventura.
El esperpento se ha instalado en el Betis. La obligatoriedad del ascenso y el paraguas del magnánimo Rafael Gordillo han silenciado algunas de las intenciones de José Antonio Bosch, quien está procediendo a una limpia, en algunos casos injustificada, de profesionales que llevan toda una vida en el club y que apenas han cometido el error de haber vivido bajo la disciplina de Manuel Ruiz de Lopera. Por cierto, hay que recordar que el propio Gordillo, Stosic, Ureña, Roberto Ríos y otros también pertenecieron a la denostada etapa loperiana. Y alguno hasta repitió en su día, como hiciera Lorenzo Serra, con quien Bosch contactó sin éxito para convertirlo en director general de la entidad heliopolitana.
Pues el Betis, este Betis ¿de todos? que pone en solfa el pacto de sindicación de Por Nuestro Betis (PNB) y que orilla a Béticos por el Villamarín (BxV), los artífices del cambio de poder que ahora se ejerce de forma autoritaria, despide personal a diestro y siniestro y contrata a dedo, sin calibrar ni comparar la cualificación profesional, sólo por cambiar y para que en Heliópolis, se entiende, se respire el mismo aire y haya una línea única de pensamiento.
Ya ocurrió hace unas semanas, cuando José Antonio Bosch pretendió quitarle el escudo del pecho de la camiseta a José María Montiel y Tomás Calero aprovechando la reestructuración y externalización de los servicios médicos, un plan que ya se estaba llevando a cabo por iniciativa del propio jefe de los servicios médicos. Porque una cosa es dar cobertura a la cantera y más servicios a los profesionales y otra distinta sacar de la plantilla que comanda Mel a quienes llevan años ejerciendo de forma sobresaliente su profesión. Pero como alguno de fútbol ni mú... ¡Y encima se jacta de ello, de acudir hace años a un vis a vis en Localiadefendiendo no saber nada del deporte rey frente a un avezado y erudito periodista!
La crisis de los servicios médicos se ha zanjado a la fecha con la destitución, aún no oficializada por escrito, del fisioterapeuta Ildefonso Blanco, tres lustros en el club y que puede salirle por un pico al Betis si algún listo se empeña en saber de leyes más que la Ley.
Pero ahora se han cebado con el responsable de la cantera, un preloperiano como Miguel Valenzuela. Sin atender a motivo ni criterio alguno, se lo quieren cargar. Siete de los 13 equipos de la cantera del Betis han salido campeones esta temporada; dos de ellos, el cadete y el benjamín, han ganado el Campeonato de Andalucía (por comparar, el Sevilla no ha tenido títulos) y el alevín perdió la final por penaltis; el Betis B ha mantenido la categoría y 11 canteranos, ocho debutantes (Razak, Álex Martínez, Manu Palancar, Miki Roqué, Fran No, Beñat, Ezequiel y Sergio) más Isidoro, Cañas e Israel, se han consolidado en la mayoría de los casos en la primera plantilla.
Eso con los equipos medio año peregrinando por los más recónditos campos de la provincia. Y hoy, que por fin existe una ciudad deportiva medio qué, con campos y vestuarios, y un plan médico gracias a Calero y no a quien lo vende, Bosch y compañía (aunque la compañía cada día se despega más de él y condena sotto voce su mando plenipotenciario), se quieren cargar al artífice de que la cantera sea puntera, por su organización y resultados, pese a la escasez de medios.
Y como en esa superpoblada secretaría técnica que se edificó arbitrariamente ninguneando a Ángel Becerra y Keke Durán (los que lo hacían muy bien pese a Momparlet) no debe haber nadie que se sienta capacitado o con ganas de coordinar la cantera, Bosch se ha visto obligado a reunirse con Pedro Buenaventura para cosechar un no del actual director deportivo del Cacereño tan ridículo y oneroso para el Betis como el de Serra o los de Sáez y Ollero por no saber ni qué se tiene entre manos ni qué es el Betis.
La excusa es la reestructuración de la cantera (¿pero qué hay que reestructurar?), que arrastraría también a entrenadores, entre ellos Mariano Suárez, hombre de club que mira por el primer equipo.
Doña Mercedes Alaya, esa reina de los juzgados, debería seguir velando por este Betis que aún no es libre ni de todos.
Diario de Sevilla - De cómo echar a Valenzuela y no saber ni qué hacer con la cantera
El esperpento se ha instalado en el Betis. La obligatoriedad del ascenso y el paraguas del magnánimo Rafael Gordillo han silenciado algunas de las intenciones de José Antonio Bosch, quien está procediendo a una limpia, en algunos casos injustificada, de profesionales que llevan toda una vida en el club y que apenas han cometido el error de haber vivido bajo la disciplina de Manuel Ruiz de Lopera. Por cierto, hay que recordar que el propio Gordillo, Stosic, Ureña, Roberto Ríos y otros también pertenecieron a la denostada etapa loperiana. Y alguno hasta repitió en su día, como hiciera Lorenzo Serra, con quien Bosch contactó sin éxito para convertirlo en director general de la entidad heliopolitana.
Pues el Betis, este Betis ¿de todos? que pone en solfa el pacto de sindicación de Por Nuestro Betis (PNB) y que orilla a Béticos por el Villamarín (BxV), los artífices del cambio de poder que ahora se ejerce de forma autoritaria, despide personal a diestro y siniestro y contrata a dedo, sin calibrar ni comparar la cualificación profesional, sólo por cambiar y para que en Heliópolis, se entiende, se respire el mismo aire y haya una línea única de pensamiento.
Ya ocurrió hace unas semanas, cuando José Antonio Bosch pretendió quitarle el escudo del pecho de la camiseta a José María Montiel y Tomás Calero aprovechando la reestructuración y externalización de los servicios médicos, un plan que ya se estaba llevando a cabo por iniciativa del propio jefe de los servicios médicos. Porque una cosa es dar cobertura a la cantera y más servicios a los profesionales y otra distinta sacar de la plantilla que comanda Mel a quienes llevan años ejerciendo de forma sobresaliente su profesión. Pero como alguno de fútbol ni mú... ¡Y encima se jacta de ello, de acudir hace años a un vis a vis en Localiadefendiendo no saber nada del deporte rey frente a un avezado y erudito periodista!
La crisis de los servicios médicos se ha zanjado a la fecha con la destitución, aún no oficializada por escrito, del fisioterapeuta Ildefonso Blanco, tres lustros en el club y que puede salirle por un pico al Betis si algún listo se empeña en saber de leyes más que la Ley.
Pero ahora se han cebado con el responsable de la cantera, un preloperiano como Miguel Valenzuela. Sin atender a motivo ni criterio alguno, se lo quieren cargar. Siete de los 13 equipos de la cantera del Betis han salido campeones esta temporada; dos de ellos, el cadete y el benjamín, han ganado el Campeonato de Andalucía (por comparar, el Sevilla no ha tenido títulos) y el alevín perdió la final por penaltis; el Betis B ha mantenido la categoría y 11 canteranos, ocho debutantes (Razak, Álex Martínez, Manu Palancar, Miki Roqué, Fran No, Beñat, Ezequiel y Sergio) más Isidoro, Cañas e Israel, se han consolidado en la mayoría de los casos en la primera plantilla.
Eso con los equipos medio año peregrinando por los más recónditos campos de la provincia. Y hoy, que por fin existe una ciudad deportiva medio qué, con campos y vestuarios, y un plan médico gracias a Calero y no a quien lo vende, Bosch y compañía (aunque la compañía cada día se despega más de él y condena sotto voce su mando plenipotenciario), se quieren cargar al artífice de que la cantera sea puntera, por su organización y resultados, pese a la escasez de medios.
Y como en esa superpoblada secretaría técnica que se edificó arbitrariamente ninguneando a Ángel Becerra y Keke Durán (los que lo hacían muy bien pese a Momparlet) no debe haber nadie que se sienta capacitado o con ganas de coordinar la cantera, Bosch se ha visto obligado a reunirse con Pedro Buenaventura para cosechar un no del actual director deportivo del Cacereño tan ridículo y oneroso para el Betis como el de Serra o los de Sáez y Ollero por no saber ni qué se tiene entre manos ni qué es el Betis.
La excusa es la reestructuración de la cantera (¿pero qué hay que reestructurar?), que arrastraría también a entrenadores, entre ellos Mariano Suárez, hombre de club que mira por el primer equipo.
Doña Mercedes Alaya, esa reina de los juzgados, debería seguir velando por este Betis que aún no es libre ni de todos.
Diario de Sevilla - De cómo echar a Valenzuela y no saber ni qué hacer con la cantera
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