Originalmente publicado por Juan Mari
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En un momento trascendental para la vida de nuestro Real Betis Balompié, corren rumores de peligro inminente para la pervivencia de uno de los más importantes instrumentos del que se han dotado los béticos de base para empezar a construir el nuevo Betis que ahora está en ciernes.
Cuando hace ahora cuatro años un grupo de béticos decidió iniciar lo que, a día de hoy, es el fenómeno de agrupación de pequeños accionistas más exitoso del fútbol español, la idea de que la mayoría accionarial representada por FARUSA era, por sí sola, suficiente para mantener el estado de cosas existente comenzó a tambalearse. Pronto, multitud de béticos que en 1992 habían adquirido sus pocas acciones con muchos esfuerzo comenzaron a agruparse bajo la premisa de que sólo mediante la constitución de una minoría accionarial cohesionada y fuerte era posible el inicio del cambio.
Empleando como promotor y soporte la recién creada y, sin embargo, ya potente asociación de béticos de base Por Nuestro Betis, el pacto de sindicación fue creciendo al ritmo con que los béticos anónimos y las peñas béticas con mayor número de acciones desfilaban por la notaría y por los actos de sindicación en el restaurante Los Monos para sindicar sus acciones.
El pacto de sindicación es, a día de hoy, un hito inigualable en el campo de las sociedades anónimas deportivas españolas. No hay nadie en España que haya conseguido una agrupación de pequeños accionistas tan numerosa (casi mil), ni tan importante en cuanto al número de acciones sindicadas (actualmente se supera el 6% del capital social y se espera obtener en breve el otorgamiento del reconocimiento como participación significativa por parte del Consejo Superior de Deportes).
La sindicación de acciones en torno a Por Nuestro Betis fue desde el inicio útil. La minoría potente que se había constituido permitió, ya desde el inicio, un hecho inédito hasta entonces en el Betis de Lopera: el respeto al ejercicio de los derechos por los pequeños accionistas. En la misma medida en que se comenzaba a conocer por los béticos la existencia del pacto de sindicación y que crecían las adhesiones al trabajo realizado por la asociación Por Nuestro Betis, crecían los frutos de tan importante iniciativa.
Junto con el hecho de conseguir el respeto al ejercicio de los derechos de los pequeños accionistas, se sucedían acontecimientos que constituyen, a día de hoy, antecedentes imprescindibles para conseguir entender la razón por la que el Betis está en la actualidad en el camino de volver a ser lo que siempre fue: se pudo indagar en la situación económica de la sociedad, se consiguió agrupar el derecho de voto en las Asambleas, se inició un procedimiento judicial contra el máximo accionista del Real Betis Balompié, se solicitó la intervención judicial de las acciones de dicho máximo accionista, se paralizó la venta de las acciones a Bitton Sport, se pidió la celebración de una Junta Extraordinaria y, finalmente, en la mítica Asamblea del 13 de diciembre de 2010 se desalojó del Betis a quienes tanto mal habían hecho durante tantos años y a los que en los últimos meses habían dejado a la sociedad como un solar.
Desde el principio, es de reconocer que, probablemente por ignorar que la unión hace la fuerza, el Real Betis Balompié S.A.D reconoció no sin ciertas dificultades la legalidad de la agrupación de pequeños accionistas. Lo permitió accediendo a las peticiones de información y lo permitió aceptando siempre la acreditación de los representantes del pacto de sindicación para asistir y votar en las Asambleas.
Hoy, cuando gracias a la unión de los pequeños accionistas se ha conseguido poner al Betis en una situación que ni los más optimistas soñaban en apenas cuatro años de camino, corren rumores de que desde el Consejo de Administración del Real Betis Baolmpié se pondrán trabas a la acreditación del pacto de sindicación para asistir y votar en la próxima Asamblea. Lo que no hizo Lopera pretende hacerlo ahora el Consejo de Administración, conviertiendo a la Plataforma de Sindicación Por Nuestro Betis en una amasijo de sueños perdidos.
El Consejo de Administración del Real Betis Balompié, ese que fue elegido gracias a la Asamblea Extraordinaria del pasado 13 de diciembre solicitada por la Plataforma de Sindicación Por Nuestro Betis, parece decidido a cargarse el invento con la probable connivencia, cuando no con el aliento, de algunas personas a las que parece resultarles incómoda la presencia de una minoría fuerte e independiente.
Los béticos debemos hoy, por tanto, clamar contra semejante atropello a los derechos de los minoritarios si no queremos que cuatro años de trabajo intenso, con frutos evidentemente visibles, queden reducidos a la nada por mor de las inconfesables intenciones de quienes promueven, igual que Lopera, el ordeno y mando sin rechistar.
Probablemente quienes así lo actuan ignoran el factor más trascendente: que los béticos unidos somos invencibles.
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