«¿Nos habrán comprado a la plantilla»?
« : 18 Mayo 2011, 20:03:13 » Responder con cita
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Interesantísimo artículo de Antonio Félix que se publicó el lunes en el Diario El Mundo, pero que no he leído hasta hoy. En él, se habla de aquella racha de 5 partidos felizmente superada y cuyas interioridades posiblemente no conozcamos jamás. Disfruten:
Tras las insinuaciones del ‘socio’ de Lopera, el Betis llegó a investigar un supuesto chantaje a la plantilla durante la racha de las cinco derrotas. Un episodio desconocido en uno de los momentos más críticos de la temporada
Cualquier ascenso es duro. El del Betis ha sido particularmente duro. Desde toda perspectiva, el club ha hecho frente a problemas abrumadores. Especialmente en el plano institucional. Dice Pepe Mel: «Un presidente puede tener cuatro entrenadores en una temporada, pero lo que nunca se ha visto es que un entrenador haya tenido cuatro presidentes». Es una ironía muy ilustrativa. Tampoco las dificultades deportivas han desmerecido a sus hermanas. Incluso se han mezclado en ese galimatías ingobernable que, por momentos, pareció el Betis. La manera en que la directiva comandada por Rafael Gordillo y José Antonio Bosch las resolvieron merece un indiscutible aplauso.
La mayoría de los obstáculos que ha superado el Betis son de dominio público. Pero hay muchas historias que quedan en el fondo, a oscuras, sin mayor relevancia, y que, sin embargo, en su momento pudieron suponer un punto de no retorno para el club. EL MUNDO les cuenta una de ellas, que da idea del juego sucio y la presión a la que hizo frente la bisoña directiva bética en el momento, deportivamente hablando, más crítico del curso, la racha de los cinco partidos perdidos.
Sitúense. El Betis encarrila el final de enero en un estado de absoluta euforia. Se acaba de librar del alter ego de Lopera, Luis Oliver. Gordillo coge la presidencia en loor de multitudes. En lo deportivo, la cosa marcha aún mejor. El equipo es un líder lanzado, juega el mejor fútbol de la categoría y sus rivales lo dan como carne de Primera. En la Copa, es capaz de discutirle al Barcelona dejando boquiabierto a medio país. Y, de repente, se desploma.
El epitafio de Luis Oliver hizo reír a la nueva directiva: «Un club intervenido judicialmente nunca asciende». Tampoco se toma demasiado en serio la reaparición del testaferro pamplonés, coincidiendo con la mala racha de resultados. «Antes del partido con el Villarreal, me llamaron varios jugadores preocupados con la situación. Estos señores no tienen ni idea. Yo ya sabía que ese partido se iba a perder...»
La llama prende. La acusación velada sobre los jugadores se mezcla con rumores de impagos que, en realidad, nunca se produjeron. Algunos futbolistas, que aprovecharon la fiesta de despedida de Oliver en una finca de Mario Conde para mejorar sus condiciones, quedan bajo sospecha. El Betis pierde el siguiente partido. Y el otro...
«Uno de los directivos que metió Oliver, Zulategui, dijo entonces que ‘el Betis no iba a ascender’», relata un alto cargo del club a este periódico. «Pero lo que realmente nos puso en alarma fue que el mismo abogado de Lopera dijera abiertamente, ante testigos, que ‘sabía que el Betis no ganaría ni un partido más en lo que quedaba de Liga’». Y el Betis volvió a perder.
En esas circunstancias, cinco partidos cayendo, la directiva se reunió para tratar la siguiente cuestión: «¿Es posible que hayan comprado a la plantilla?». En esas circunstancias, también, la directiva mantuvo la confianza en el entrenador Pepe Mel, que en su momento firmó con Oliver una extensión de su contrato en caso de ascenso, apenas días antes del relevo en el poder del Betis.
«Hoy –prosigue la fuente– hasta nos reímos. Pero la tensión en aquellos momentos fue bárbara. Imagínate. Afortunadamente, el equipo volvió a ganar. Y las pesquisas que hicimos no arrojaron ninguna prueba de que algún jugador estuviera manchado. Fue una situación límite, y ahora casi nos parece una broma pesada».
Tras aquello, la casualidad o no hizo que fueran desapareciendo del mapa jugadores como Arzu o Fernando Vega, dos veteranos de difícil relación con la grada, pero cuyos contratos fueron generosamente renovados por el último Lopera. «Fueron decisiones de entrenador, no de club. Insisto, no encontramos evidencias para acusar a nadie. Y, si las hubo, tampoco se las voy a contar ahora.
Lo pasado, pasado está. Hoy sólo es momento de disfrutar»
Antonio Félix
« : 18 Mayo 2011, 20:03:13 » Responder con cita
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Interesantísimo artículo de Antonio Félix que se publicó el lunes en el Diario El Mundo, pero que no he leído hasta hoy. En él, se habla de aquella racha de 5 partidos felizmente superada y cuyas interioridades posiblemente no conozcamos jamás. Disfruten:
Tras las insinuaciones del ‘socio’ de Lopera, el Betis llegó a investigar un supuesto chantaje a la plantilla durante la racha de las cinco derrotas. Un episodio desconocido en uno de los momentos más críticos de la temporada
Cualquier ascenso es duro. El del Betis ha sido particularmente duro. Desde toda perspectiva, el club ha hecho frente a problemas abrumadores. Especialmente en el plano institucional. Dice Pepe Mel: «Un presidente puede tener cuatro entrenadores en una temporada, pero lo que nunca se ha visto es que un entrenador haya tenido cuatro presidentes». Es una ironía muy ilustrativa. Tampoco las dificultades deportivas han desmerecido a sus hermanas. Incluso se han mezclado en ese galimatías ingobernable que, por momentos, pareció el Betis. La manera en que la directiva comandada por Rafael Gordillo y José Antonio Bosch las resolvieron merece un indiscutible aplauso.
La mayoría de los obstáculos que ha superado el Betis son de dominio público. Pero hay muchas historias que quedan en el fondo, a oscuras, sin mayor relevancia, y que, sin embargo, en su momento pudieron suponer un punto de no retorno para el club. EL MUNDO les cuenta una de ellas, que da idea del juego sucio y la presión a la que hizo frente la bisoña directiva bética en el momento, deportivamente hablando, más crítico del curso, la racha de los cinco partidos perdidos.
Sitúense. El Betis encarrila el final de enero en un estado de absoluta euforia. Se acaba de librar del alter ego de Lopera, Luis Oliver. Gordillo coge la presidencia en loor de multitudes. En lo deportivo, la cosa marcha aún mejor. El equipo es un líder lanzado, juega el mejor fútbol de la categoría y sus rivales lo dan como carne de Primera. En la Copa, es capaz de discutirle al Barcelona dejando boquiabierto a medio país. Y, de repente, se desploma.
El epitafio de Luis Oliver hizo reír a la nueva directiva: «Un club intervenido judicialmente nunca asciende». Tampoco se toma demasiado en serio la reaparición del testaferro pamplonés, coincidiendo con la mala racha de resultados. «Antes del partido con el Villarreal, me llamaron varios jugadores preocupados con la situación. Estos señores no tienen ni idea. Yo ya sabía que ese partido se iba a perder...»
La llama prende. La acusación velada sobre los jugadores se mezcla con rumores de impagos que, en realidad, nunca se produjeron. Algunos futbolistas, que aprovecharon la fiesta de despedida de Oliver en una finca de Mario Conde para mejorar sus condiciones, quedan bajo sospecha. El Betis pierde el siguiente partido. Y el otro...
«Uno de los directivos que metió Oliver, Zulategui, dijo entonces que ‘el Betis no iba a ascender’», relata un alto cargo del club a este periódico. «Pero lo que realmente nos puso en alarma fue que el mismo abogado de Lopera dijera abiertamente, ante testigos, que ‘sabía que el Betis no ganaría ni un partido más en lo que quedaba de Liga’». Y el Betis volvió a perder.
En esas circunstancias, cinco partidos cayendo, la directiva se reunió para tratar la siguiente cuestión: «¿Es posible que hayan comprado a la plantilla?». En esas circunstancias, también, la directiva mantuvo la confianza en el entrenador Pepe Mel, que en su momento firmó con Oliver una extensión de su contrato en caso de ascenso, apenas días antes del relevo en el poder del Betis.
«Hoy –prosigue la fuente– hasta nos reímos. Pero la tensión en aquellos momentos fue bárbara. Imagínate. Afortunadamente, el equipo volvió a ganar. Y las pesquisas que hicimos no arrojaron ninguna prueba de que algún jugador estuviera manchado. Fue una situación límite, y ahora casi nos parece una broma pesada».
Tras aquello, la casualidad o no hizo que fueran desapareciendo del mapa jugadores como Arzu o Fernando Vega, dos veteranos de difícil relación con la grada, pero cuyos contratos fueron generosamente renovados por el último Lopera. «Fueron decisiones de entrenador, no de club. Insisto, no encontramos evidencias para acusar a nadie. Y, si las hubo, tampoco se las voy a contar ahora.
Lo pasado, pasado está. Hoy sólo es momento de disfrutar»
Antonio Félix
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