Fuente: Un millón de gracias.
[RIGHT]Escrito el domingo 15 de Mayo de 2011 a las 18:44 [/RIGHT]
Porque un millón de béticos, dice un sesudo estudio, en el mundo somos. Gracias, pues, a ese millón de corazones béticos que latiendo al unísono han logrado devolver al Betis a la categoría que, por afición e historia, merece.
Y es que una vez más, tocó tirar de Manquepierda y afrontar las dificultades como solo los béticos sabemos hacerlo: afrontando con alegría cada revés, porque los béticos sabemos que cada derrota sufrida hace renacer con más fuerza esa rebeldía que anida en el ADN bético, y que convierte las dificultades en meros retos que hay que afrontar más fuertes y más unidos.
Y así, más unidos que nunca, más fuertes, y más felices, nos pusimos a hacer Betis por toda España. Y lo que para otros puede solo ser fruto de un milagro, para nosotros es tan natural y habitual, que simplemente lo consideramos una manifestación más de nuestra identidad bética. De esta manera, hemos ido tiñendo de verdiblanco todas y cada una de las gradas de cada estadio que visitaba el Real Betis, porque los béticos siempre estamos dispuestos a atravesar toda si España si es necesario para animar al equipo de nuestros amores sin desmayo.
Gracias a todos los que lo han hecho posible, desde los jugadores, el cuerpo técnico, los médicos o los directivos, hasta ese bético anónimo mileurista, que imposibilitado económicamente para sacar su abono y el de sus hijos, destina un mínimo ingreso extra llovido del cielo, tan necesario para cuestiones vitales, a la compra de unas entradas para animar al Betis en su partido contra el Elche, cuando más lo necesitaba el Betis.
Pero también es hoy día de dar las gracias de manera particular y muy singularmente a dos añorados béticos. El primero de ellos, un bético de nuevo cuño, Juan Manuel Gómez Porrúa, quien puso todo su ahínco en lograr que el Betis comenzase una nueva singladura, repleta de libertad y beticismo, y que lastimosamente se nos fue un malhadado día para engrosar las filas béticas del cuarto anillo. El otro, nuestro añorado Miki Roqué, a quien deseamos la más pronta recuperación, porque sin él sobre el terreno de juego haciendo lo que más le gusta, el Betis y los Béticos nos sentimos huérfanos.
No ha sido fácil, pero entre todos lo hemos hecho. Pero ésto no ha hecho sino comenzar, y quizás lo más difícil venga ahora, pero los béticos encararemos estas dificultades soñando con un brillante porvenir.
Porque ahora es el momento de soñar el Betis del futuro, por el que tanto hemos estado peleando en los últimos 4 años. Es el momento de que esa especie de religión llamada Beticismo, camine con paso firme y decidido en pos de sus benditas señas de identidad. Solo así, con honestidad, beticismo, profesionalidad y dedicación, volveremos a ser lo que fuimos. Un millón de béticos estamos en esa pelea, de modo que esto solo tiene un posible final: recuperar al Betis de siempre.
Muchas gracias, Betis, por existir.
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[RIGHT]Escrito el domingo 15 de Mayo de 2011 a las 18:44 [/RIGHT]
Porque un millón de béticos, dice un sesudo estudio, en el mundo somos. Gracias, pues, a ese millón de corazones béticos que latiendo al unísono han logrado devolver al Betis a la categoría que, por afición e historia, merece.
Y es que una vez más, tocó tirar de Manquepierda y afrontar las dificultades como solo los béticos sabemos hacerlo: afrontando con alegría cada revés, porque los béticos sabemos que cada derrota sufrida hace renacer con más fuerza esa rebeldía que anida en el ADN bético, y que convierte las dificultades en meros retos que hay que afrontar más fuertes y más unidos.
Y así, más unidos que nunca, más fuertes, y más felices, nos pusimos a hacer Betis por toda España. Y lo que para otros puede solo ser fruto de un milagro, para nosotros es tan natural y habitual, que simplemente lo consideramos una manifestación más de nuestra identidad bética. De esta manera, hemos ido tiñendo de verdiblanco todas y cada una de las gradas de cada estadio que visitaba el Real Betis, porque los béticos siempre estamos dispuestos a atravesar toda si España si es necesario para animar al equipo de nuestros amores sin desmayo.
Gracias a todos los que lo han hecho posible, desde los jugadores, el cuerpo técnico, los médicos o los directivos, hasta ese bético anónimo mileurista, que imposibilitado económicamente para sacar su abono y el de sus hijos, destina un mínimo ingreso extra llovido del cielo, tan necesario para cuestiones vitales, a la compra de unas entradas para animar al Betis en su partido contra el Elche, cuando más lo necesitaba el Betis.
Pero también es hoy día de dar las gracias de manera particular y muy singularmente a dos añorados béticos. El primero de ellos, un bético de nuevo cuño, Juan Manuel Gómez Porrúa, quien puso todo su ahínco en lograr que el Betis comenzase una nueva singladura, repleta de libertad y beticismo, y que lastimosamente se nos fue un malhadado día para engrosar las filas béticas del cuarto anillo. El otro, nuestro añorado Miki Roqué, a quien deseamos la más pronta recuperación, porque sin él sobre el terreno de juego haciendo lo que más le gusta, el Betis y los Béticos nos sentimos huérfanos.
No ha sido fácil, pero entre todos lo hemos hecho. Pero ésto no ha hecho sino comenzar, y quizás lo más difícil venga ahora, pero los béticos encararemos estas dificultades soñando con un brillante porvenir.
Porque ahora es el momento de soñar el Betis del futuro, por el que tanto hemos estado peleando en los últimos 4 años. Es el momento de que esa especie de religión llamada Beticismo, camine con paso firme y decidido en pos de sus benditas señas de identidad. Solo así, con honestidad, beticismo, profesionalidad y dedicación, volveremos a ser lo que fuimos. Un millón de béticos estamos en esa pelea, de modo que esto solo tiene un posible final: recuperar al Betis de siempre.
Muchas gracias, Betis, por existir.
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