Hola compañeros. Una vez certificado el ascenso casi al 100%, he escrito un artículo que me gustaría compartir con vosotros. Espero que os guste ;)
Querido paciente, va a recibir usted el alta. Su corazón está al cien por cien. ¿Se acuerda de aquella dolorosa tarde de mayo? Puede olvidar ese día, el día en que usted ingresó en este centro. Hoy no hay nada por lo que lamentar. Puede usted estar borracho con todos sus amigos… es más, si algo tiene que hacer es celebrarlo con todos ellos. Se han dejado la piel por venir a verte todos y cada uno de los días a tu habitación, han sufrido por todos aquellos rumores que se han oído por tu salud. Es su día. El día de los grandes.
Lejos queda aquella tarde de la que antes le hablaba. La tarde en la que todos sus amigos y familiares, a eso de las nueve de la noche se enteraron de la trágica noticia. El accidente que le trajo hasta aquí. Que sepa que usted ha vivido momentos de angustia, pero su corazón ha palpitado siempre para la gravedad de su lesión. Debe darles las gracias a todos ellos, te quieren como a nadie. En todas las habitaciones de este centro se hacían eco de que en su cuarto siempre había gente, lo estaban alentando a usted a conseguir esta victoria. La victoria de todos.
Parecía que iba a ser menos tiempo… pero sólo lo parecía. Nadie dijo que sería fácil y el equipo de prestigiosos profesionales que te atendió no consiguió sacarte de aquí. El año pasado había mucha notoriedad, pero no tantas ganas, quizás, de ayudarlo como lo han hecho los médicos de este año. Ellos han luchado como los que más para darte el alta, para conseguirlo. Gracias también a los jefes de personal, que son viejos conocidos suyo. Estuvieron aquí hará dos décadas, y este año volvieron para ayudarte. Ellos lo ha conseguido.
También vinieron a ayudarte otros muchos. Y esa es la peor parte que tengo que contarle. Ahora, algunos de ellos, te ven desde el cuarto anillo y no podrán disfrutarlo de cuerpo presente, pero allá donde estén estarán orgullosos de la garra con la que has salido.
Y esto es como todo, lo mismo que muchos te han ayudado, otros han querido arrebatarte algunas esperanzas de vida. Alguno intentó hasta entrar en tu habitación para envenenarte, pero le tengo que insistir, sus amigos no lo dejaron. Venían siempre diciendo que no les fallaras, que ellos nunca le han fallado… llevaban toda la razón.
Ya ha llegado el momento. Se le ve mejor cara. Así que póngase su traje de gala que lleva las trece barras y sal con los suyos, que hay miles de amigos esperándolo para celebrar su vuelta al sitio que le corresponde. A ese lugar del que usted jamás debió salir.
Querido paciente, va a recibir usted el alta. Su corazón está al cien por cien. ¿Se acuerda de aquella dolorosa tarde de mayo? Puede olvidar ese día, el día en que usted ingresó en este centro. Hoy no hay nada por lo que lamentar. Puede usted estar borracho con todos sus amigos… es más, si algo tiene que hacer es celebrarlo con todos ellos. Se han dejado la piel por venir a verte todos y cada uno de los días a tu habitación, han sufrido por todos aquellos rumores que se han oído por tu salud. Es su día. El día de los grandes.
Lejos queda aquella tarde de la que antes le hablaba. La tarde en la que todos sus amigos y familiares, a eso de las nueve de la noche se enteraron de la trágica noticia. El accidente que le trajo hasta aquí. Que sepa que usted ha vivido momentos de angustia, pero su corazón ha palpitado siempre para la gravedad de su lesión. Debe darles las gracias a todos ellos, te quieren como a nadie. En todas las habitaciones de este centro se hacían eco de que en su cuarto siempre había gente, lo estaban alentando a usted a conseguir esta victoria. La victoria de todos.
Parecía que iba a ser menos tiempo… pero sólo lo parecía. Nadie dijo que sería fácil y el equipo de prestigiosos profesionales que te atendió no consiguió sacarte de aquí. El año pasado había mucha notoriedad, pero no tantas ganas, quizás, de ayudarlo como lo han hecho los médicos de este año. Ellos han luchado como los que más para darte el alta, para conseguirlo. Gracias también a los jefes de personal, que son viejos conocidos suyo. Estuvieron aquí hará dos décadas, y este año volvieron para ayudarte. Ellos lo ha conseguido.
También vinieron a ayudarte otros muchos. Y esa es la peor parte que tengo que contarle. Ahora, algunos de ellos, te ven desde el cuarto anillo y no podrán disfrutarlo de cuerpo presente, pero allá donde estén estarán orgullosos de la garra con la que has salido.
Y esto es como todo, lo mismo que muchos te han ayudado, otros han querido arrebatarte algunas esperanzas de vida. Alguno intentó hasta entrar en tu habitación para envenenarte, pero le tengo que insistir, sus amigos no lo dejaron. Venían siempre diciendo que no les fallaras, que ellos nunca le han fallado… llevaban toda la razón.
Ya ha llegado el momento. Se le ve mejor cara. Así que póngase su traje de gala que lleva las trece barras y sal con los suyos, que hay miles de amigos esperándolo para celebrar su vuelta al sitio que le corresponde. A ese lugar del que usted jamás debió salir.
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