Originalmente publicado por Tempo23
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Y tú hablas de los entrenadores como si nunca decayesen. Como si fuesen anillos de oro que nunca pierden su valor. Y no funciona así. Un entrenador es bueno hasta que deja de serlo. De lo contrario todos serían eternos. ¿Por qué puede dejar de serlo? Por no saber adaptar su fútbol a la plantilla que tiene, por no actualizarse, por acomodo... etc., etc., etc. O incluso es más, al igual que los jugadores pueden tener una racha mala o simplemente dejar de valer para un proyecto, irse a otro y volver a hacerlo bien. O no.
¿Por qué lo largaron del West Ham? ¿Acaso ahí no era el mismo que estuvo en el Villarreal, Madrid, City o Málaga? Pues claro. Pero no pudo sacar rendimiento a esa plantilla, y por tanto, ya no les valía. Vino aquí, y ya ves si valió. ¿Pero está valiendo ahora? En mi opinión, NO. Que de aquí a 3 partidos vuelve a hacerse con el equipo y se ve de nuevo otra cosa, pues cambiaré mi opinión encantado.
Sobre lo de que decimos en cuanto a que necesita buenos jugadores, pues claro, todos los necesitan. Pero eso no es lo que decimos. Lo que decimos es que él particularmente lo basa TODO en las individualidades. No se ven automatismos de ningún tipo, ni un estilo de juego reconocible, ni mano del entrenador en ciertos aspectos colectivos como los contragolpes. Afrontamos cada partido sin saber qué nos vamos a encontrar. No si el plan va a salir o no, sino sin saber qué plan hay.
Ver al Betis hacer una pared por dentro es un auténtico milagro, y sin embargo a nosotros nos lo hace el primer equipucho que se nos cruce.
Y ya sé qué me vas a decir: que eso depende de los jugadores que tenga disponibles, de su estado de forma, etc. Pero no, el Betis es irreconocible aun repitiendo alineaciones y de un partido a otro. Y no porque se adapte a los rivales precisamente.
El Betis de las goleadas el año de la Copa ya no tenía nada que ver con el Betis del final de temporada. Y no me refiero a que no fuera capaz de mantener ese ritmo, que eso es normal, sino que no salía al campo a hacer lo mismo. Uno era un vendaval ofensivo y el otro salía a especular con la pelota. Y no, de eso no se puede exculpar al entrenador, porque de lo contrario el entrenador se torna en un mero alineador que ni pincha ni corta en lo que pasa en el césped.
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